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Fotógrafo ofrenda a los desaparecidos pueblos de la región de Atacama

El Centro Cultural estación Mapocho está exhibiendo la muestra “Ofrenda a mis desaparecidos pueblos” de Manuel Ormazábal.

Damaris Torres C.

  Miércoles 22 de enero 2014 0:00 hrs. 
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Restos de alimentos, cestos, fuentes, plantas, minerales y una serie de elementos que son parte de la región de Atacama y de su enorme desierto es lo que expone el fotógrafo Manuel Ormazábal en el Centro Cultural Estación Mapocho.

La muestra lleva por nombre “Ofrenda a mis desaparecidos pueblos”, y es un recorrido biográfico por la zona en cuestión, con el objetivo de encontrarse con sus antepasados para desde ahí construir el presente y el futuro, relata el artista de Copiapó.

La exposición se centra en la figura del abuelo de Ormazábal, quien vivió en antiguos asentamientos mineros que funcionaron hasta la década del ’20. Aquella situación entusiasmó al fotógrafo a recorrer el desierto desde el año 2005 en búsqueda de vestigios que ayuden a reconstruir su origen y su memoria familiar.

“Fueron, literalmente, viajes al desierto para poder trabajar, ver los lugares, recuperar los objetos, y a partir de ellos, que son fragmentos de vidrios o tazas, se crea todo ese universo simbólico, y en ese caso la muestra tiene una condicionante estética que intenta cruzar un puente con el pasado, con el origen”, señala.

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“Ofrenda a mis desaparecidos pueblos”

Fotografía

En su incansable búsqueda, el artista tomó distintos objetos que se han convertido en modelos de estudio, ya que el fotógrafo convierte estos materiales en ofrendas religiosas a los antepasados.

Lo anterior, porque considera que ésta “es una posibilidad de conocimiento y resistencia ante el paso del tiempo”, sobre todo en un terreno árido, como es el norte de Chile.

En la exposición se presenta la fotografía como una pintura barroca, relacionada al género “Vanitas” que se caracteriza por la representación de objetos inanimados en un interior que, a diferencia de las naturalezas muertas o los bodegones, tiene una intencionalidad moral.

“Esta es una puesta con sentido”, sentencia Ormazábal. Y agrega que “en este caso hay una relación distinta con la fotografía, ésta es un medio que yo uso para construir una escenografía que está más relacionado con la pintura, y ahí está la tensión con la imagen, porque la puesta en escena es efímera, no existe más, pero queda la imagen”.

La exposición está abierta hasta el 1 de febrero, y desde el 24 del mismo mes el 9 de marzo de 11 a 20 horas con entrada gratuita.

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