La conformación del gabinete de la presidenta electa Michelle Bachelet con la  crisis de los subsecretarios, han sido el telón de fondo para dejar al descubierto las carencias de nuestra democracia y lo manipulada y desinformada que puede resultar la opinión pública cuando se carece de un mínimo pluralismo informativo.

Antes de producirse las designaciones ministeriales, la prensa derechista nos atosigó a diario con los nombres de sus favorecidos caciques de siempre, que habrían de integrar el gabinete pese al comprobado rechazo ciudadano que suscitan y, simultáneamente, poniendo en duda el arribo al mismo de la gente joven más cercana a la presidenta, dada su falta de experiencia.

Por ello, fuimos en un inicio gratamente sorprendidos por la ausencia en el primer gabinete de “premios de consuelo”, así como de aquellos rancios personajes de amplio rechazo ciudadano, pero permanente presencia en la pauta periodística. En el mismo sentido, la presidenta optó por poner a Sergio Peñailillo y a Alberto Arenas en Interior y Hacienda, respectivamente, ambos permanentemente mencionados como sus más cercanos colaboradores, pero siempre junto a inmotivadas aprensiones, por la misma prensa de derecha.

Ahora y ante la crisis de los subsecretarios, los mismo medios de siempre se aprovechan de designaciones inapropiadas en las subsecretarías para apuntar y responsabilizar al ministro Sergio Peñaillo, llamando a un supuesto rescate al subsecretario Mahmud Aleuy, a quien se visualiza como un buen representante del sabiamente preterido Camilo Escalona.

Toda esta mediáticamente orquestada gresca se organiza desde los medios con total desprecio por las mayorías ciudadanas, tanto en lo que dice relación con el 62% de apoyo con el que acaba de elegir a Michelle Bachelet, como con el constante y equivalente rechazo que manifiesta hacia aquellos caciques concertacionistas largamente cooptados y lógicamente  favorecidos por nuestra prensa de derecha.

Rafael Enrique Cárdenas Ortega