La reciente inauguración del sitio web “Estadio Nacional – Archivo Abierto” trajo al debate el carácter simbólico que tiene el coliseo deportivo en nuestra historia.
El proyecto www.archivoestadionacional.cl contiene 400 instantáneas de las casi ocho décadas del recinto, y fue realizado por los investigadores de la Universidad Diego Portales, Valentina Rozas y Rodrigo Millán, quienes estudiaron esta gran infraestructura, junto al artista visual Camilo Yáñez. El proyecto comenzó hace más de cinco años bajo la pegunta, ¿cómo se habita el Estadio Nacional como espacio público en Santiago?
Para Millán, la iniciativa parte desde la inquietud, porque “es un espacio diverso, que ha pasado por actores políticos, culturales y recreativos, momentos alegres y dolorosos. Quisimos saber de los usuarios y las anécdotas. Es el lugar masivo de la ciudad y la mayoría de los habitantes tienen alguna relación con él. Asimismo quisimos saber cómo este lugar, que puede ser tan rígido, ha sido tan plástico a lo largo de su historia”, señaló.
Desde su comienzo en 1938, más allá de ser la pieza urbana más imponente durante años, la estructura ha congregado un sinnúmero de ritos. Por ejemplo, los sábados siguientes a su inauguración se realizaron conciertos sinfónicos masivos, o se abría para congresos religiosos y eventos escolares.
También, recibió la visita del elenco del Chavo del Ocho en 1977, fue sede de los conciertos de Rod Stewart (1989), Michael Jackson (1993) y el reencuentro de Los Prisioneros en 2001.
En cuanto a lo deportivo, ha sido sede de la Copa Davis y varias finales de la Copa Libertadores, del mundial femenino de básquetbol (1953), de la Copa del Mundo de fútbol FIFA del año 1962, la despedida de Caszely (1985), la III versión de los Juegos Odesur (1986) y la X versión de 2014, por nombrar algunos.
En lo político, fue casa de los refugiados de la segunda Guerra Mundial, presenció la visita de la Reina Isabel II (1968), el acto de despedida de Fidel Castro (1971), el homenaje a Pablo Neruda (1972) y la visita del Papa Juan Pablo II (1987). Ha sido testigo de los cierres de campaña, es el lugar más grande de votación y por otro lado, fue el mayor campo de concentración, tortura y muerte (1973) que se haya vivido, entre tantos roles a los que ha sido sometido.
El “Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos”, como fue rebautizado en 2008 en honor al periodista deportivo, es uno de los lugares de la ciudad y del país que configuran memoria. Es un espacio público que fue construido, no sólo desde los 17 planes maestros y refacciones que ha sido objeto, está edificado desde la participación de la ciudadanía de manera constante. El archivo entonces, viene a impulsar la reconstrucción de la historia, es por eso que contiene categorías e invita al visitante a aportar con registros.
En esta línea, Camilo Yáñez indicó que “el Estadio Nacional está construido desde su pueblo y la idea del proyecto es generar la mecha de construcción del imaginario colectivo. Nos parece importante abrirlo de esta forma, generando memoria global, no unidireccional”.
Asimismo, el recinto que fue declarado Monumento Histórico el 11 de septiembre de 2003, contiene una dualidad que transita entre aquello que parece anecdótico, en contraste con sucesos que van marcando épocas y momentos históricos.
AL respecto, el director del Centro Nacional del Patrimonio Fotográfico (Cenfoto) asociado a la UDP, Samuel Salgado, manifestó que pese al abandono del Estado, “la creación del archivo da un reconocimiento inédito, desde una mirada del arte, el deporte, y por supuesto el terrorismo de estado. Es tan plástico que ha acogido diversas iniciativas y transita en dos universos: cómo el archivo deja de ser importante cuando yo como sujeto me fotografío ahí, y cómo la institucionalización de un espacio público oculta un individuo”, señaló.
En cuanto al criterio de selección que tuvieron los investigadores para determinar qué fotografías e ilustraciones serían parte, se rescató desde la técnica y composición, hasta la calidad de éstos como documentos históricos y arquitectónicos. Ante esto, Valentina Rozas expresó, “el Estadio es muy importante ya que permite analizarnos. No queremos acumular material, es importante para nosotros tener curatoría. Queremos seleccionar imágenes que cuentan historia, que tienen testimonio, que sirven para arte e investigación”.