“No soy culpable de ninguna de esas cosas. Solamente confío en el Dios en el que creo. Nunca quedó establecido con claridad qué fue lo que le pasó. No es verdad que ella estuviese agonizando y nosotros, en una insensibilidad monstruosa, teniéndola en un estado de agonía. Eso no fue así”.
De este modo se defiende Roberto Stack en el documental La comunidad, de la periodista Isabel Miquel, quien durante tres años siguió a los miembros de la llamada “comunidad de Pirque”, cuya existencia quedó al descubierto en 2007, cuando una de sus integrantes, Jocelyn Rivas, fue inhumada ilegalmente luego de fallecer.
El caso tuvo amplia cobertura mediática mientras la justicia investigaba al propio Stack y a la ciudadana argentina Paola Olcese, quienes lideraban la comunidad, por no brindar atención médica a la profesora de danza.
El documental fue exhibido en la Muestra Internacional de Documentales de Colombia, el Festival Vision Du Reel de Suiza, el American Documentary Film Festival de California y en una función muy especial: en marzo de 2013 se proyectó en una sala del Museo de la Memoria a la que asistieron los propios miembros de la comunidad, quienes no quedaron completamente satisfechos con el resultado.
“Me llamó la atención que se les calificaba como secta antes que terminara el juicio”, dijo Isabel Miquel sobre el origen de la cinta, que se estrena este jueves en casi una decena de salas a lo largo de Chile.
La realizadora sigue a los integrantes del grupo durante todo el juicio, incluso cuando abandonan Pirque y se instalan en Lo Zárate, al interior de Cartagena. Ahí construyen sus casas, cosechan sus alimentos y mantienen un singular vínculo con el exterior. Una adolescente que va a un colegio de San Antonio, por ejemplo, no quiere saber nada de educación sexual, reggaetón ni leer Juventud en éxtasis. “Me saqué un uno en la prueba”, dice mientras su madre aprueba la actitud.
Sin embargo, el documental no enfrenta a los familiares de Jocelyn Rivas ni a sus detractores: “Fue una opción radical. Igual me informé, leí todo el expediente, sé lo que opinaba la familia de ella y también hablé por fuera con muchos familiares de los miembros de la comunidad. Pero mi opción fue centrarme ahí y retratar lo de Jocelyn a través de los juicios, de lo que dicen los fiscales y las decisiones del abogado. Decidí retratarlos a ellos mientras son juzgados y no salirme de la comunidad, eso fue el pie forzado. Desde ese interior, también percibir sus contradicciones o el dolor de la familia de Jocelyn a través del caso”, explicó en el programa Radiópolis de Radio Universidad de Chile.
¿Cómo logró ingresar a la comunidad? Isabel Miquel dijo que el momento clave fue cuando la justicia amenazaba con quitarle a la comunidad la tuición de algunos menores de edad. Sus integrantes consideraron que el documental sería una buena forma de abrirse al exterior y demostrar que las acusaciones eran falsas.
Aun así, tuvo dificultades: Paola Olcese solo dio una entrevista en cámara casi al finalizar el rodaje y siempre se mantuvo distante. Incluso, en un momento la comunidad dejó de colaborar: “El documental no salía al aire y se les solucionaron los problemas con los niños, porque ganan todos esos juicios y no se los quitan. Además, el juicio principal se demoró y se empezó a ver que no sería tan terrible se pensaba, entonces me dijeron que ya no les interesaba”, relató Isabel Miquel.
“Había opiniones encontradas, porque Roberto Stack creía que no podían ser tan utilitarios y que yo tenía un interés genuino. Finalmente, pude seguir adelante hasta que terminó el juicio”, añadió.
La comunidad se estrena este jueves en salas de Santiago (Cineteca Nacional, Hoyts La Reina, Pavilion Gran Avenida y Teatro Diana), Iquique, La Serena, Valparaíso, Concepción y Chillán.