La Galería Presidente está en el Pasaje Phillips, a un costado de la Plaza de Armas. Al internarse en ella, se encuentra la tienda Italian’s Outlet, cuya vitrina exhibe pantalones, vestidos, zapatos y otros artículos que su dueña trae desde Europa. Al lado hay un local de Deportes Player. Desde hace algunos días, sin embargo, ahí también se encuentran objetos distintos: una botella de Campari, un vaso con licor, antiguas máquinas de escribir y fotografías de personajes como Leonard Cohen, Pier Paolo Pasolini o Juan Domingo Perón, tipeando en esos aparatos.
Esas piezas forman parte de IO, la intervención que el artista Rodrigo Araya hizo para abrir una nueva temporada de la Galería Temporal, una iniciativa que exhibe trabajos de arte contemporáneo en galerías comerciales y pasajes del centro de Santiago. Este año, las exhibiciones están agrupadas bajo el concepto de Desplazamiento temporal y se extenderán por siete meses, con trabajos de artistas como Raimundo Edwards, Mario Soro, Amelia Campino y Vania Caro, entre otros. Los primeros son Rodrigo Araya y Camila Arzola, quien exhibe Ornamental sabotaje II en la galería de Huérfanos 1373.
“El proyecto está pensado para el público que transita por esos pasajes, que no está muy familiarizado con el arte contemporáneo, así que la idea es que conozcan la más amplia cantidad de posibilidades que con las que éste se expresa”, explica Ángela Cura, quien gestiona el proyecto junto a su hermano Felipe y Claudio Guerrero. Éste último se encarga de editar los catálogos que documentan cada temporada.
En sus cuatro años de funcionamiento, sus creadores incluso ya ha identificado tres tipos de público que se acerca a las vitrinas: “Cada galería funciona como una pequeña comunidad, porque son el acceso para las oficinas de los pisos superiores, los locatarios están todo el tiempo ahí y cada uno tiene una clientela; esa comunidad nota inmediatamente el cambio en las vitrinas. Por otro lado, está el transeúnte que acorta camino y se encuentra con estas vitrinas, con cosas que no tienen precios ni están a la venta. En tercer lugar, está el público de que nos sigue a nosotros, de artistas visuales y curadores, un público que hace el recorrido para visitar específicamente nuestros espacios”, dice Felipe Cura.
Según Rodrigo Araya, al llegar a un público distinto, las reacciones también son diferentes: “Pasa algo bonito, porque los comentarios que me han llegado construyen lecturas súper creativas. La gente asocia las cosas que están ahí con su imaginario, con su memoria, y empiezan a entender las otras vidas que tienen los objetos, la realidad material, que es algo que me interesa particularmente. Esas lecturas ocurren de una forma más espontánea y singular que en una galería de arte, por ejemplo”, dice.
La nueva temporada del proyecto contempla tres locales comerciales del centro de Santiago, cuyos dueños arriendan el espacio, pero también se involucran con los trabajos que acogen. Camila Arzola, por ejemplo, expone en un local de fotocopias, impresiones y tareas afines, cuya administradora también hace de guía: “Nos dice que la gente se interesa, entra y pregunta. Ella hace el papel de mediadora, les entrega la información o algunos afiches que dejan de Galería Temporal. Le gusta que empiecen las temporadas y que cada mes haya alguien nuevo exponiendo”, afirma.
Además, una vez al mes, los gestores de la galería hacen un llamado a través de redes sociales y realizan una caminata por el centro de Santiago, en la que los artistas hablan sobre sus obras. En años anteriores han invitado a historiadores y sociólogos que también hablan sobre el centro de Santiago, y esta vez pretenden sumar a locatarios o personas que transitan habitualmente por el sector.
“Lo hacemos para socializar el proyecto. Queríamos que tuviera más incidencia en el espacio público y no quedara solo en la intervención de la vitrina. Cuando la gente se reúne en un lugar, los transeúntes se paran a mirar qué está pasando”, dice Ángela Cura.
Más información en Galería Temporal.