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Análisis internacional:

Irak: una cortina de humo

Si el nuevo gobierno de unidad nacional no logra consolidarse, Irak continuará su lento e inexorable camino a la destrucción, tras una década de intervención norteamericana y que hoy vuelve a enfrentar bombardeos de ese país contra su territorio. En este caso, las bombas no caen contra Bagdad, sino contra las posiciones ocupadas en el norte de Irak por Daesh, que a su paso masacra niños, mujeres, descuartiza soldados y arrasa aldeas generando terror.

Pablo Jofré Leal

  Sábado 16 de agosto 2014 15:22 hrs. 
cortina de humo en gaza

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Irak,  en su lucha contra el insurgente Movimiento yihadista denominado Estado islámico de Irak y el Levante (EIIL o Daesh en árabe) y hoy sólo Estado islámico,  trata de consolidar una alianza política entre suníes, chiitas y kurdos,  que permita evitar la desintegración del país tras los avances militares del grupo insurgente.

Irak cuenta con una diversidad étnica, política y  religiosa,  que hace difícil llegar a concordar objetivos comunes,  en el marco de una democracia representativa,  como es  la impuesta por occidente tras el derrocamiento del ex dictador Saddam Hussein. Por ello, el triunvirato gubernamental conformado por un nuevo Primer Ministro el chiita Haidar al Abadi, que sucede al renunciado Nouri al Maliki. Este, a pesar de su renuencia  de dar un paso al costado, tuvo que salir de la primera línea política,  presionado por el líder religioso chiita el Ayatolá Seyed Ali Sistani quien llamó a Maliki a retirarse y  lograr un gobierno de Unidad Nacional que permita enfrentar de mejor forma a Daesh “yo veo la necesidad de acelerar la elección de un nuevo Primer Ministro” fueron las palabras que sentenciaron la continuidad de Al Maliki

Al Abadi quien ha sido encargado de formar un nuevo gobierno, se une a las figuras de   Fuad Masum – de origen Kurdo – como Presidente Nacional y Salim al Yaburi – de origen sunní – como presidente del Parlamento y son, en conjunto parte de la estrategia de dotar de cierta estabilidad a un gobierno en crisis, atacado por Daesh, por ex agentes del derrocado Hussein y con ambiciones de políticos, como el presidente de la región autónoma del Kurdistán, Masud Barzani.

Este último  y los grupos kurdos que operan a través de las denominadas milicias Peshmergas,  se han planteado el objetivo  de crear un gran Kurdistán,  que involucra zonas turcas y sirias. Barzani ha amenazado con llamar a la celebración de un referéndum  para proclamar la independencia de esa región. En apoyo a esta idea,  las milicias kurdas han tomado el control de ricas áreas petroleras del norte iraquí además negocian la compra de petróleo con el propio Daesh que controla Mosul y otras zonas hidrocarburiferas al norte de Bagdad.

Hoy, Barzani y su gente, aparecían como aliados del saliente ex Primer Ministro Nouri al Maliki, y que seguramente se mostrará dispuesto a cooperar con las nuevas autoridades, aunque  resulta difícil pronosticar hasta cuando durara esta endeble alianza,  sobre todo porque hay un actor regional importante: Turquía, que no ve con buenos ojos estas maniobras de los kurdos iraquíes, que tarde o temprano repercutirán en la propia población kurda que habita Turquía y que  representa el 25% de la población total de ese país euroasiático estimada en 60 millones de habitantes.

Si el nuevo gobierno de unidad nacional no logra consolidarse,  Irak continuará su lento e inexorable camino a la destrucción, tras una década de intervención norteamericana y que hoy vuelve a enfrentar bombardeos de ese país contra su territorio. En este caso,  las bombas no caen contra Bagdad, sino contra las posiciones ocupadas en el norte de Irak por Daesh,  que a su paso masacra niños, mujeres, descuartiza soldados y arrasa aldeas generando terror.

El gobierno de Al Abadi ya ha comenzado a apelar al apoyo regional, para sostener la lucha contra un movimiento terrorista, que no escatima acciones para conseguir sus objetivos de crear un califato que vaya desde Irak al Levante,  como sostiene su carta fundacional pero donde lo menos que realiza es atacar la zona levantina, donde se encuentra Israel, considerado un aliado en las sombras de este grupo radical.

El parlamentario iraquí de la fracción al Mowaten, Habib Torfi,  señaló a medios de Irán que “el silencio que mantiene el grupo baasista-takfirí Daesh frente a los crímenes del régimen israelí contra los palestinos de la Franja de Gaza muestra que esta banda terrorista no sigue el Islam. Un grupo terrorista conformado por asesinos y criminales que gozan del apoyo del régimen de Tel Aviv, por lo que, en vez de luchar contra los israelíes, matan a los musulmanes. La guerra que tienen en marcha los takfiríes de Daesh en Irak mientras los palestinos en Gaza sufren los brutales ataques del régimen israelí, es una prueba clara que su alegación de ser musulmanes es totalmente falsa”.

Las palabras del parlamentario iraquí se unen a las sospechas dadas a conocer por el analista de la NSA Edward Snowden que el líder de esta banda terrorista tuvo entrenamiento a cargo de los servicios de inteligencia israelí (el Mossad) y que explicaría también el abundante armamento estadounidense e israelí que han utilizado en su lucha con el gobierno de Nouri al Maliki, antes que la CIA y otros servicios de inteligencia occientales comenzaran a proporcionarle armas. Sitauciòn vivida, sobre todo en los comabtes que este grupo realizò contra el gobierno de Bashir al Assad en Siria.

Los bombardeos contra Daesh han sido explicadas por las autoridades estadounidenses para proteger a 200 mil kurdos, principalmente yazidis y grupos cristianos cercados por las fuerzas baasistas-takfirí en las montañas del noroeste iraquí, como también ofrecer seguridad al personal y asesores militares estadounidense que se encuentran en Irak, según señaló el  secretario de Defensa de EE.UU Chuck Hagel. Las declaraciones de Hagel se dieron el mismo martes 12 de agosto cuando el grupo insurgente tomó el control de la localidad de Jalawla un centenar de kilómetros al norte de Bagdad tras una semana de fuertes combates contra las fuerzas Peshmerga. A estos bombardeos se unió el envío de 130 asesores militares estadounidenses y el ofrecimiento de apoyo en equipos y personal de inteligencia por parte de los gobiernos de Francia e Inglaterra. Ya la cifra de militares estadounidenses en Irak es de 800 y con la posibilidad de aumentar.

Analistas internacionales como el inglés Robert Fisk del periódico The Independent sostienen que todo este asunto del bombardeo tras meses de operaciones de Daesh no es más que una suprema hipocresía “Washington no quiso bombardear el califato sangriento de Abu Bakr al Baghdadi (líder de Daesh) cuando estaba masacrando a la mayoría musulmana de chitas en  Irak. Pero Barack Obama va al rescate de los refugiados cristianos y los yazidis debido a “un posible acto de genocidio”…pero por ellos y los nestorianos y otros grupos cristianos Obama han ido a la guerra. Los franceses con sus viejos espíritus de cruzados revividos, le pidieron al consejo de seguridad que reflexione sobre los pogromos cristianos. Pero, la pregunta persiste ¡Estados Unidos habría hecho lo mismo si los refugiados pertenecientes a minorías miserables del norte de Irak hubieran sido palestinos? O la última campaña de bombardeos de Obama simplemente proporcionará una bienvenida distracción de los campos de exterminio de Gaza?

Interesante pregunta la de Fisk a la hora de entender este doble rasero de las autoridades de Estados Unidos y sus aliados occidentales, incluyendo un aliado incondicional en el área medioriental como es Arabia Saudita, quien es el principal sostén financiero de los grupos salafistas, que a su vez son el apoyo para las milicias de Daesh y su cruzada contra Siria y ahora contra Irak, todo ello con la activa participación de los grupos de inteligencia de Israel y Washington.  La cortina de humo tendida por el gobierno de Obama con su nueva intervención en Irak pretende no sólo ocultar la política de exterminio de Israel en la Franja de Gaza,  a través de la última operación “Filo Protector” que ha ocasionado ya dos mil muertos y 10 mil heridos, sino también encubrir la relación entre la Casa al Saud y los monstruos que crea: llámense, Taliban o Daesh.

Alí Lariyani, presidente de la Asamblea Consultiva Islámica de Irán, sostuvo que los ataques aéreos de Estados Unidos sobre posiciones del Estado Islámico  muestran y ponen en evidencia su doble rasero sobre los diferentes acontecimientos en el Oriente Medio.  “Obama se muestra preocupado por los kurdos iraquíes mientras las autoridades norteamericanas han guardado silencio sobre la muerte de muchos cristianos, suníes, drusos y alauíes en Siria. Tampoco, Washington reaccionó ante la masacre de los kurdos y suníes en la ciudad iraquí de Mosul. Pero, ahora, de repente, se ha vuelto consciente. Esto pone de relieve que los estadounidenses han adoptado una política de doble estándar y un enfoque táctico frente al terrorismo”.

Las interrogantes frente a la rapidez con que Estados Unidos ha actuado en defensa de los grupos yazidies bajo el argumento de detener un posible genocidio en el norte de Irak, contrasta con la mudez y la sordera frente a los reclamos internacionales para que la administración estadounidense detuviera las operaciones militares de su liado en Medio Oriente contra el pueblo palestino en la Franja de gaza “que tienen los yazidies que no tengamos los palestinos” se pregunta la sociedad palestina con justa razón.

Parte de la explicación del porque Obama está actuando con esta inusitada rapidez está en la perspectiva de considerar que con Daesh se volvieron a equivocar como lo hicieron con Al Qaeda: apoyarlos con armas, instrucción y financiamiento para atacar a los enemigos de Estados unidos, para luego devenir en enemigos del propio padre putativo. Tal vez Obama quiere demostrar que puede detener un genocidio y con ello tratar de apaciguar las críticas que lo señalan como aquel que crea monstruos y luego solicita al mundo que los combata y tener una política exterior errática.

La ex Secretaria de Estado Hillary Clinton, quien ya ha comenzado su campaña para la nominación demócrata a las elecciones generales del 2016, en afirmaciones que cayeron como agua fría en la Casa Blanca sostuvo que “el auge del movimiento extremista —que se extendió de Siria a Irak— fue posible porque Estados Unidos fracasó en ayudar a construir una fuerza de combate creíble. Y esto es porque Obama, quien es extremadamente inteligente y reflexivo, en materia de política exterior adolece a veces de un exceso de prudencia.

Para Clinton la  falta de acción en Siria condujo a la actual crisis en Irak, dejando al descubierto lo que se había denunciado desde el momento mismo que Daesh fue denunciado por el gobierno sirio como un grupo terrorista: que el apoyar a Daesh desde Turquía, desde el mundo monárquico del Golfo Pérsico y desde Israel contra al Assad tendría consecuencias sobre el resto del Oriente Medio y explica, igualmente,  la actual y explosiva situación que vive Irak. La lectura final de las palabras de Clinton es que el Estado islámico ha crecido y representa la amenaza que es por no haberlo creado, organizado, financiado sin poder evitar desde ese momento la ramificación de sus acciones terroristas.

Este intríngulis político nos permite avizorar el Levante como foco. Allí, frente al Mediterráneo,  en una banda costera denominada Franja de Gaza, el exterminio de la población palestina a manos del gobierno israelí,  no ha merecido que el Senado norteamericano apruebe un paquete de medidas destinadas, por ejemplo,  a bombardear Tel Aviv bajo el argumento de detener “un posible acto de genocidio”. En la política de la hipocresía y del tender cortinas de humo, los palestinos son considerados seres de segunda categoría. En Gaza se ha tejido un manto de humo e impunidad para crímenes contra la humanidad.

Si para ese enmascaramiento hay que bombardear a Daesh y volver a utilizar tropas norteamericanas,   entonces Washington lo hará gustoso por más que haya prometido no volver a pisar suelo iraquí. Con Obama y su retorno a Irak se hace realidad aquella máxima de Carlos Marx, escrita en el 18 Brumario de Luis Bonaparte respecto a que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa.  Lo infame,  es que esta bufonada, ya permanente de la política exterior estadounidense causa víctimas, dolor, inestabilidad y sobre todo tiende una cortina de humo sobre los crímenes cometidos por sus aliados israelitas en la Franja de Gaza.

Para Tel Aviv no hay amenazas, no hay sanciones internacionales, no se impone bloqueo de cuentas ni prohibiciones para viajar a los dirigentes políticos y militares  que emiten órdenes de guerra. No hay sanciones económicas, ni restricción de espacio aéreo que impida a aviones descargar sus bombas contra la población gazetì. No hay sesión especial del Senado ni órdenes ejecutivas instantáneas para bombardear a las fuerzas que hostigan y asesinan a otros seres humanos. Para Israel no hay imposición de sanciones para detener el bloqueo, el genocidio, los bombardeos y el cerco a 1.8 millones de palestinos que se hacinan en una franja estrecha, aislados, atacados y  más confinados que los yazidies en las Montañas del nororiente iraquí. Desde alí se expresa esta cortina de humo que impide visualizar en toda su dimensión los crímenes contra la humanidad cometido por el régimen israelí.

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