Treinta integrantes del movimiento disidente Damas de Blanco abandonaron el grupo en Santiago de Cuba. La renuncia masiva marca la mayor crisis de la organización desde su formación el 2003 por mujeres que le reclamaban al gobierno la libertad de sus esposos, padres, hijos, hermanos o sobrinos.
El motivo del quiebre son diferencias entre la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler y la representante del movimiento en Santiago de Cuba, Belkis Cantillo.
A finales de julio se hicieron públicas las disputas. Belkis Cantillo dijo que “Soler les quería imponer muchas cosas y pisotear”, además de acoger dentro del movimiento a mujeres acusadas de colaborar con las autoridades.
Berta Soler se defiende asegurando que el tiempo dirá la verdad de los hechos y que “cada persona puede militar o fundar un partido o un grupo si se siente mal en otro y si no es capaz de acatar el reglamento de las Damas de Blanco”,dijo.
Las ex integrantes del colectivo planean reunirse la próxima semana para decidir su futuro.
Frente al tema, el ex embajador de Chile en Cuba, Jaime Tohá, indicó que en la agrupación se han confundido los roles y han pasado a repuntar intereses de otro Estado.
“En la práctica su vínculo con la oficina de intereses de Estados Unidos era demasiado explícito, se perdió su rol totalmente y terminó siendo la expresión de la confrontación entre Estados Unidos y el régimen de Cuba. De tal manera, tenía que empezar la revisión de un proceso interno y la crisis es consecuencia de eso” advirtió Tohá.
Siguiendo la línea de lo anterior, la analista del Instituto de Asunto Públicos de la Universidad de Chile (INAP), Francisca Quiroga recapituló que cuando Fidel Castro deja de ser la figura principal, Cuba hizo también hizo una apertura en los mercados.
“No es la misma Cuba de hace diez años, mantiene el modelo socialista, pero por otro lado, se abre a los capitales controlados, y se mueve distinto políticamente generando redes con el resto de la región”, explicó.
En consecuencia, para la académica Las Damas de Blanco son un actor que ha tenido relevancia política con niveles de influencia relevante y la crisis que se produce a nivel interno, se debe en su opinión “a las transformaciones en los actores, crisis de liderazgos que antes marcaban agenda y nuevos tipos de discursos que se instalan sobre la Cuba del siglo XXI”.