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Derechos sexuales, otra gran deuda en educación

Columna de opinión por Carolina Pérez
Lunes 8 de septiembre 2014 12:06 hrs.


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El 27 de agosto en el Congreso se realizó el tercer diálogo inclusivo, que, en esta ocasión fue dedicado a los derechos sexuales y reproductivos de las personas con discapacidad.

Me llama profundamente la atención de que esto tenga que ser un tema para los profesionales de la salud, y también para el universo de la personas con discapacidad en general.

Recuerdo, hace diez años atrás durante mi período de rehabilitación, un fisiatra me preguntó: ‘Carolina, ¿en este minuto tienes pareja?’ a lo cual respondí: “En este minuto no doctor”. ‘Entonces no tenemos nada que hablar respecto a sexualidad’ afirmó.

Afortunadamente, en ese minuto, con todo lo que había sucedido a raíz de mi accidente fui capaz de darme cuenta que ese medico no tenía idea de lo que estaba hablando.

¿Por qué la sociedad nos ve como seres asexuados?

Recuerdo haber visto hace un tiempo atrás, un documental argentino en el que se nos ve como ángeles, es más, el título del documental también nos califica de esa manera a las personas con discapacidad.

Y me pregunto, ¿En qué minuto de la historia pasamos hacer ángeles? Yo no soy un ángel. Es más, ni siquiera se lo que es un ángel.

Una de las grandes polémicas que existe en torno a la vida sexual de las personas con discapacidad, son los “asistentes sexuales”.
En Asia y España, ha dado extraordinarios resultados.

Los asistentes sexuales son profesionales dedicados a apoyar a las personas en situación de discapacidad ya sea en dependencia o independencia para mejorar o redescubrir su cuerpo y sexualidad a través de ellos. Iniciativa que es simplemente notable.

Chile está a años luz de realizar algo tan significativo como esto, ¡si la sexualidad en este país aún es un tabú!
Señores, la sexualidad es una actividad de la vida diaria y es ¡tan importante como comer! Es rica, genera placer, endorfinas y es necesaria.
Las personas con discapacidad tenemos vida sexual activa como cualquier otro ser humano.

Blanca Bórquez y Paola Santibáñez realizaron un tremendo trabajo organizando este diálogo en el Congreso Nacional.
Estuve como moderadora de dos mesas, con profesionales de distintas áreas y mi conclusión de este tema es muy simple.

No existe educación en ninguna parte de las parrillas académicas de las distintas universidades respecto de este tema, ni en el área de salud, ni en el área de rehabilitación, tampoco desde el área judicial, ni desde el derecho.

Gracias a la biblioteca del Congreso por realizar este diálogo, que son tan necesarios para educar, generar opinión y ver que a nuestro país le falta mucho aún por crecer.

En Chile somos casi trece millones de personas en situación de discapacidad, eso quiere decir que el mito el tabú y la ignorancia que existe en esta temática es sencillamente vergonzosa.

Para los decanos de las universidades, directores de carrera de medicina, terapia ocupacional, kinesiología, enfermería, derecho, obstetricia, arquitectura y muchas otras carreras: Por favor incluyan en su malla curricular el ramo de discapacidad.

La única manera de romper con la ignorancia lo compasivo, el asistencialismo, la victimización es educando.

La educación, otra gran deuda en nuestro país.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.