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Año XVI, 29 de marzo de 2024


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Myrna Villegas: “Cuando una población se moviliza, el poder político utiliza el miedo”

En Radio Universidad de Chile la profesora Myrna Villegas, analizó los efectos sociales y políticos luego del atentado con bomba ocurrido en Subcentro de Las Condes. La experta reflexionó sobre cómo este tipo de hechos influye en la manera de aplicar las políticas de seguridad por parte del Estado y dijo que existe una especie de paranoia colectiva por el terrorismo y que esta es una política diseñada desde Estados Unidos.

Diario Uchile

  Viernes 12 de septiembre 2014 11:54 hrs. 
Myrna-Villegas

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En Radio Universidad de Chile la profesora Myrna Villegas, directora del Magíster en Derecho Penal de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Central, reflexionó sobre los efectos sociales y políticos que se generaron como consecuencia del atentado con bomba ocurrido en el centro comercial Subcentro, en la estación del Metro Escuela Militar, en Las Condes.

La académica se refirió en detalle a las implicancias políticas que tiene este hecho sobre la seguridad de las personas y cómo se podría vincular con las demandas sociales por reformas estructurales que actualmente se están debatiendo en el Congreso Nacional y donde los movimientos sociales juegan un papel central.

La profesora también indagó en la serie de reacciones que se han suscitado por este ataque. Uno de los aspectos mencionados es cómo, en los días posteriores, ha ido evolucionando el debate respecto del nivel de preparación del Estado para hacerse cargo de sus tareas de inteligencia, cuáles son esas tareas y cómo se delimitan en un sistema democrático, teniendo en cuenta la experiencia traumática colectica a lo que ocurrió en nuestro país con el funcionamiento con esa parte del Estado durante la dictadura.

¿Qué se puede decir luego del transcurso de algunos días del atentado, respecto del nivel de conocimiento y de pertinencia que ha tenido el Estado para enfrentar esta situación?

Creo que ha habido una especie de desesperación en el intento por encontrar a los responsables del bombazo. Situación que coincide con un contexto nacional en el que Chile va avanzando hacia una democracia, donde viene la Reforma al Sistema Electoral Binominal, Reforma a la Ley Antiterrorista, unido también a un contexto internacional sobre el terrorismo que está liderado por Estados Unidos junto con el discurso de Barack Obama. Me parece que el Estado ha sido un poco cuidadoso en el sentido de no caer en las políticas antiterroristas que han asolado a toda la región y, también a Europa y América en general, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Yo creo que hay que ser prudentes cuando se producen actos de esta naturaleza en la respuesta que da el Estado, porque si el terrorista, la persona que comete estos actos es bárbaro -en el sentido de poder poner una bomba en un lugar público hiriendo gente-, el Estado en su respuesta no puede ser tan bárbaro como esa persona y aplicar sus políticas antiterroristas de manera indiscriminada, porque esas políticas antiterroristas alcanzan potencialmente a todos los ciudadanos e, incluso, a personas que son muy ajenas de las organizaciones clandestinas o de las mismas personas que pudieran estar realizando este tipo de actos.

¿Usted tiene la impresión que, en general, en nuestra dirigencia política hay un acervo que tiende a mirar en estas circunstancias el tema de la seguridad y de la inteligencia más allá de lo que recomendarían los límites de un sistema democrático y de las libertades individuales?

Yo diría más bien en el efecto mediático que esto está produciendo. Cuando sacaron estas historias que querían reformar la ley de la ANI y un nuevo sistema nacional de inteligencia, la primera pregunta que nos hacíamos quienes nos dedicamos al estudios del derecho penal político era por qué están pidiendo facultades que ya tienen, porque la ley de la ANI tiene amplísimas facultades, y además las están usando. Yo creo que es un tema de carácter mediático y que de alguna manera ellos estaban pidiendo un mayor presupuesto.

Me parece que las labores de inteligencia no pueden hacerse al margen de los parámetros de un Estado democrático. En definitiva, la inteligencia consiste en recabar información y en sistematizarla, no en vigilancias a personas y muchas veces a personas que son ajenas a las lógicas del conflicto. El peligro de las labores de inteligencia, sobre todo en el marco de las políticas antiterroristas, es que alcanzan potencialmente a todos los ciudadanos de la población. Si usted tiene un vecino que está siendo investigado y es sospechoso de tener algún tipo de vinculación cualquiera que sea, personal, familiar o, incluso, jurídica con estas personas, no tenga ninguna duda que su teléfono se podría ver intervenido, porque se intervienen las redes telefónicas.

¿Cuánto han influido los casos levantados por el gobierno anterior sobre las tareas de inteligencia y su eventual manipulación política en la situación en la que estamos hoy, donde por lo general cuando aparecen casos como estos no existe un consenso y existe mucha desconfianza en la opinión pública sobre de dónde pueden provenir estos atentados?

Sí, claramente es posible que hayan influido, pero eso no significa que la inteligencia pudiera estar, tal vez, actuando bien. Yo insisto en el tema de las políticas antiterroristas y, efectivamente, en el caso bombas hubo un tema de desprolijidad en la investigación por parte del Ministerio Público, y a veces ilegalidades como, por ejemplo, cuando se obtenían autorizaciones judiciales con posterioridad a la realización de la diligencia, me estoy refiriendo expresamente, por ejemplo, a la toma de huellas dactilares. También han habido casos que han salido bulladamente como casos de aplicación a la Ley Antiterrorista y en los que finalmente no se ha llegado a ese convencimiento, por ejemplo, el caso Luchsinger-Mackay que fue presentado en su momento como el hecho terrorista prácticamente el más grave de nuestra historia y, finalmente, los tribunales terminaron condenando al machi por un delito común con pena gravísima.
Esto de calificar o no un acto como terrorista debe hacerse con prudencia y debe hacerse respetando todos los lineamientos que tiene un estado democrático de derecho, la característica de la Ley Antiterrorista es el procedimiento restrictivo de garantías.

¿Se podría deducir de sus declaraciones que nuestra clase política ha abusado del tema?       

Sí, ha abusado del tema, pero no es privativo de Chile. Esto es una lógica antiterrorista que viene diseñada desde los Estados Unidos. Yo le llamo la paranoia del terrorismo, antes fue Al Qaeda, ahora es ISIS, eso trasciende a nuestros países si nosotros somos de la región. Se ha abusado de la calificación terrorista. Afortunadamente los jueces han sabido tener la prudencia al momento de calificar los hechos y decir que no son terroristas o que no han llegado a ese convencimiento.

Se ha invocado mucho en estos días un libro que seguramente usted conoce que es la “Doctrina del Shock” y que plantea como una de sus hipótesis utiliza circunstancias de miedo para restringir las libertades personales y para poder desarrollar políticas en favor de determinados intereses particulares. ¿Con qué deberíamos tener cuidado, no solo desde el punto de vista de la inteligencia, sino desde el punto de vista de la política a partir de las reacciones de temor que provocan casos como estos?

Yo creo que hay que ser lo suficientemente agudo para saber captar que cuando comienzan a surgir movimientos sociales, estudiantiles, gremiales y que están conduciendo a un país sobre reformas que pudieran satisfacer dichas demandas -bien o mal- en el sentido de captar el momento en el cual se producen estos hechos. Yo creo efectivamente cuando una población se moviliza y está a punto de conseguir sus demandas, el poder político en general y los poderes fácticos, utilizan darles miedo, generar este clima de temor.
No me extraña que se intente relacionar los bombazos del Metro con los estudiantes, porque hemos visto una profusión de noticias sacando bombas molotov dentro de un liceo, como si eso nunca se hubiera producido, y en los movimientos estudiantiles desde la época de la dictadura y desde antes se han empleado ese tipo de artefactos incendiarios. No es una novedad, y eso no significa para nada que ellos puedan estar relacionados con algún hechos de bombazo y con daños a personas.

Otro ejemplo de ello es que ciertos canales de televisión estaban asociando la muerte de una persona por una bala loca con las manifestaciones en contra del 11 de septiembre. Me parece que eso es una irresponsabilidad periodística y también, respecto de los estudiantes, es tratar de tergiversar las demandas estudiantiles y de manchar el movimiento estudiantil y, además, realizar imputaciones que me parecen completamente graves.

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