Los problemas migratorios en Estados Unidos se suceden tanto en la frontera como dentro del mismo país, con una evidente crisis humanitaria en la que miles de niños intentan ingresar escapando de la violencia en Centroamérica y más de 11 millones de indocumentados se esconden de no ser deportados.
Las escenas dramáticas se suceden y las familias se quiebran cuando uno de los padres es expulsado del país. Las últimas semanas, las organizaciones pro migrantes se han manifestado al frente de la Casa Blanca, luego de que Obama decidiera aplazar cualquier acción al margen del Congreso hasta después de las elecciones senatoriales de noviembre.
“Venimos a pedirle al presidente y a hacernos escuchar, que por favor paren las deportaciones y las separaciones de familias, porque es demasiado doloroso y que nos den la oportunidad de seguir en este país”, dijo una niña.
“Lo que ellos están sufriendo cada día no puede continuar. Los niños dicen que ellos no quieren que otros niños pasen lo que ellos están pasando y cada día que esperamos hay mil niños que están siendo separados de sus familias”, explicó una mujer.
Y aunque el mandatario había prometido en junio que tomaría acciones ejecutivas durante septiembre, éstas fueron aplazadas hasta después de las elecciones senatoriales, donde el Partido Demócrata deberá defender 20 de los 33 Estados que se disputan y así mantener la escasa mayoría que posee en la cámara alta.
Aunque Obama estableció que la decisión se debería a procurar que “nadie tenga un aprovechamiento político y ganar votos”, los analistas creen que el presidente norteamericano está evitando correr riesgos y no exponer a los candidatos demócratas que buscan la reelección, en un país que se encuentra dividido respecto al tema y donde solo un 13% está a favor de que los niños que esperan en la frontera puedan quedarse. Francisca Quiroga, cientista político de la Universidad de Chile, indicó que es evidente la estrategia política pero que no podrá escapar al conflicto.
“Esto es una situación de ganar tiempo, una estructura de oportunidad en el ejercicio de las negociaciones políticas que tiene el Partido Demócrata, que tiene sus complejidades y por otro lado viene la presión de fondo de saber cuál va a ser la respuesta política institucional, la toma de decisión de la administración Obama porque no va a poder alegar después de noviembre que no hará ninguna acción”.
Entre las medidas que podría tomar el presidente estarían: permitir a millones de trabajadores indocumentados quedarse en el país o expandir el programa de deportación diferida para hijos de inmigrantes. Pero esto no aseguraría condiciones de vida ideales, según indicó el analista político Guillermo Holzmann.
“Le da determinados derechos pero no los convierte en ciudadanos de Estados Unidos, y que estarían sometidos al cumplimiento de determinadas características y condiciones que estarían colocando y esto tiene que ver con la manera en que se negocia en el congreso, pero también con la manera con que es tomado por cada Estado. Recordemos que algunos de ellos tienen leyes muchos más duras respecto al tema migratorio por lo que esto significa para el trabajo, la productividad y los costos que significan”.
Así, la comunidad migrante deberá esperar a que el juego político se diluya, un cálculo electoral que muchas familias no comprenden porque evidentemente quieren volver a reunirse con los suyos y poder vivir en paz.
Cifras
Departamento de Seguridad Nacional estima que hay 11.5 millones de personas viviendo indocumentadas en Estados Unidos, de ellos el 50% provienen de México, seguido de El Salvador con el 6% y Guatemala con el 5%.
El sondeo realizado por Reuters/Ipsos entre el 31 de julio y el 5 de agosto de 2014 arrojó los siguientes datos:
Entre octubre del 2013 y fines de julio de este año, casi 63.000 menores cruzaron la frontera (solos) suroccidental de Estados Unidos. Muchos provinieron de Honduras, El Salvador y Guatemala.
51% de los estadounidenses cree que los menores que viajaron solos y fueron detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México deberían recibir autorización para permanecer en territorio estadounidense por cierto tiempo.
Un 38% piensan que los menores deberían recibir refugio y ayuda para subsistir hasta que se considere que pueden retornar a casa de una forma segura.
Un 13% dijo que los niños deberían poder quedarse en Estados Unidos.
Un 32% está de acuerdo con la deportación inmediata.