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Análisis internacional:

Estados Unidos: El burro ha sido derrotado

Pablo Jofré

  Sábado 8 de noviembre 2014 11:14 hrs. 
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El Partido Demócrata, cuyo símbolo está representado por un animal, el burro, ha caído estrepitosamente ante el avance electoral del elefante republicano, que se ha apoderado así de las dos cámaras del legislativo estadounidense.

El Partido Republicano ha obtenido la mayoría de escaños del Senado y la Cámara de Representantes, en las elecciones de medio mandato (midterms) celebradas el 4 de noviembre. En la Cámara Alta, los demócratas gozaban de una escasa mayoría pero, al perder siete plazas ante los republicanos, en una tendencia que había sido anticipada por analistas y encuestas, perdieron el control del Senado, que se une así al triunfo conservador en la Cámara de Representantes donde necesitaban 6 plazas para ser mayoría. El Partido republicano retomó así el control legislativo, después de 8 años de dominio demócrata.

Un modelo de democracia fracasada

En estos comicios de medio mandato, donde los electores han sido llamados a renovar la totalidad de los 435 miembros de la Cámara de representantes, un tercio de los 100 escaños del Senado y los gobiernos de 36 Estados de la Unión, los resultados constataron el agotamiento de una Administración demócrata sin rumbo, sin orientación, despojado de ese carisma con que se hizo de la presidencia el primer afroamericano en la historia estadounidense. Disminuido en su condición de líder, ahogado por deudas y promesas incumplidas, abandonado por las minorías, que han visto como aquel que prometió mejorar la situación de millones de inmigrantes terminó negociando con los republicanos.

A lo mencionado se une la dirección guerrerista de aquel ungido con el Premio Nobel de la Paz y que terminó enfrascado en guerras y contenciosos en el Magreb, en Medio Oriente, en Ucrania, dando palos a diestra y siniestra. Elaborando estrategias de dominio, incentivando derrocamiento de gobiernos como en Ucrania, Libia, Egipto y Siria. Protegiendo en esos afanes a regímenes represivos como el Israelí, a la casta militar egipcia, al régimen ultranacionalista de Kiev, a las Monarquías del Golfo y Arabia Saudita.

El triunfo de los republicanos en estas elecciones se da, como ha sido tradicional, en un marco de enorme abstención, donde vota menos del 40 % del padrón electoral estadounidense: 206 millones de ciudadanos que conforman el electorado, pero sólo 145 millones registrados para votar, según datos entregados por la Oficina del Censo estadounidense. Una cifra misérrima, bajísima para una democracia representativa roída y que no simboliza modelo alguno de democracia a seguir. Con estos resultados, Barack Hussein Obama no tendrá capacidad para sacar adelante sus iniciativas legislativas. Con el dominio republicano se hará dificilísimo el ejercicio de gobierno para un Obama al cual le restan dos años de mandato y que verá bloqueada su agenda de trabajo, con el objetico republicano de recuperar el gobierno en el 2016.

Prueba del negro panorama que enfrentara Obama, se vislumbra en las declaraciones del reelecto Senador republicano por Kentucky, Mitch McConnels – con seguridad el próximo líder de la mayoría republicana en la Cámara Alta – quien en su discurso de la victoria llamó a “dar media vuelta al país entero. Este experimento del “gran Gobierno” ha durado demasiado. Es hora de ir en una nueva dirección” lo que no augura nada nuevo a los proyectos de Obama, pero tampoco nada bueno para el mundo que verá incrementado los afanes belicistas de un Congreso lleno de Halcones, presionando por aumentar los gastos en armas, intensificar sus presiones contra Rusia, China Irán y Siria y volver a las políticas de intervención directa tan propias de la época de los ex presidentes Ronald Reagan, George Bush padre y George W, Bush. ¿Los resultados?: más muertes, más desplazados, más injerencia de las grandes corporaciones en las decisiones del gobierno estadounidense, destrucción e inestabilidad en el mundo. No es que los demócratas no hayan transitado por un derrotero similar pero al menos el discurso y ciertas acciones, permitieron levantar ciertas esperanzas de encontrar caminos de diálogo a conflictos regionales. La dura realidad demostró que eso fue sólo un breve y relampagueante volador de luces.

Sostengo, que los grandes adversarios y enemigos de Estados Unidos, no son Estado Islámico y sus acciones en Irak o Siria (recordando que esta criatura takfirí es hijo putativo de las agencias de inteligencia tanto de Estados Unidos como de Israel y el apoyo financiero de la Casa de al Saud y las Monarquías del Golfo) sino que Rusia, Irán y China, en el plano económico, político, militar e ideológico. Y, es en ese plano en el que los republicanos se están moviendo y pensando en una estrategia política y militar a largo plazo, con un pragmatismo que se ha aplicado, primero, en función de ganar la Cámara de Representantes y el Senado, apuntando a alcanzar la presidencia el 2016 y de esa forma tratar de modificar la correlación de fuerzas en el plano mundial, que están impulsando los gobiernos de Vladimir Putin y Xi Jinping principalmente.

No culpen al animal

La culpa de la derrota demócrata no es responsabilidad de este noble animal, elegido como “mascota” por los demócratas a partir del año 1828 cuando el candidato de ese partido a las presidenciales de ese año era Andrew Jackson, quien recibía el apodo de “Burro”, por su escasa inteligencia y tozudez. La etología demostró después que dicha características del noble bruto no eran tales y más bien representa el tesón y la humildad. Para el análisis sobre el partido del actual mandatario estadounidense Barack Hussein Obama, parece acertado ser descrito como un tozudo en materia internacional y con escasa inteligencia en materia de encontrar las soluciones frente a la serie de contencioso, con que sus 6 años de gobierno han teñido el mundo y las necesarias reformas en el plano interno.

Esos errores le han costado caro y los republicanos han sacado buen provecho de una administración de gobierno ineficiente en lo interno y absolutamente desprovista de inteligencia en la resolución de conflictos internacionales. Ucrania, Corea del Norte, Siria, Irak, Afganistán, son algunos de los ejemplos de un gobierno incapaz de desarrollar una estrategia coherente con las promesas efectuadas en la primera y segunda campaña presidencial. El compromiso de salir de Irak ha sido cumplida a medias, pues al cabo de dos años y medio se vuelve a involucrar con tropas, equipos y financiamiento a costa del erario público. Aún Guantánamo es una herida abierta en la dignidad de la comunidad internacional. Terminar con el conflicto en Afganistán, ha sido permanentemente postergado y peor aún, al cabo de trece años de intervención, se está por volver a la misma situación previa a la ocupación estadounidense de ese territorio, dejando un país aún más fragmentado, dividido y radicalizado en materia de seguridad interna y de relación con los vecinos. Un Obamacare continuamente transado con los republicanos, postergado, disminuido y finalmente puesto a disposición de la sociedad muy distinto a como fue concebido.

Se une a lo señalado el incumplimiento de otras promesas muy sentidas por el público estadounidense en materia de protección social e inmigración. David Brooks de la Jornada sostuvo acertadamente previo a la elección que “los latinos podrían quedarse en casa más que nunca, ante una creciente desilusión con el presidente Barack Obama y su partido, sumándose al desencanto de otros sectores que fueron claves en el triunfo histórico del mandatario. Según encuestas como la de Gallup, el nivel de aprobación de Obama por los latinos se desplomó 20 puntos porcentuales desde su relección, en 2012. No ayudó la decisión de Obama de postergar su promesa de modificar su política migratoria para proteger a millones de migrantes de la deportación hasta después de esta elección, algo que algunos consideraron una traición. Sin el voto latino los republicanos pueden prosperar, pero los demócratas podrían sufrir más derrotas de las que se pronostican”

Los estrategas republicanos reconocen, que sin obtener una parte sustancial del sufragio latino no podrán ganar la Casa Blanca. Pero en una elección legislativa como ésta, el cálculo no es el mismo y la distribución geográfica del voto latino, junto con una serie de obstáculos para suprimir su participación impulsados por republicanos, más el dibujo de los distritos electorales que logran mantener marginado ese sufragio reducen el poder potencial de ese voto” y así no más fue. El elector estadounidense, negro, blanco, latino ha percibido las incongruencias de la administración de Obama en el plano interno y en el externo. En este último plano se ha logrado consolidar una opinión respecto a lo negativo del actuar estadounidense en el terreno internacional. Esto, a pesar de la enorme maquinaria comunicacional y de manejo ideológico de las grandes corporaciones mediáticas estadounidenses. No se puede ocultar siempre el sol con un dedo, en ocasiones algún rayo luminoso se deja ver.

Obama y sus seis años de gobierno han sido un completo fracaso, con un Premio Nobel de la Paz cuestionado por impresentable, para aquel que ha devenido en uno de los mandatarios más guerreristas de la historia moderna estadounidense, quien ha aumentado el presupuesto de defensa hasta alcanzar los 600 mil millones de dólares, que ha desarrollado una estrategia exterior, denominada leading from behind. Dicha estrategia ha demostrado la inoperancia en materia de relaciones exteriores de Obama y sus Boys, pues ha pretendido solucionar conflictos regionales a partir de la intervención de terceros, apoyando la desestabilización desde las sombras, pero termina, inevitablemente con las manos emporcadas y llenas de sangre, autorizando la presencia militar directa y apelando, finalmente, a la formación de coaliciones internacionales, que suelen ser unos cuantos aliados incondicionales. Estos, terminan pagando la factura de las aventuras bélicas de un gobierno controlado, cual títere, por el complejo Militar-Industrial estadounidense y las política más belicosas del poder en la sombra, que se ha enseñoreado de la política estadounidense desde fines de la Segunda Guerra Mundial hasta el presente.

Esta elección de medio mandato cumplió las expectativas de aquellos analistas, que suelen no transar con la admiración a un modelo de democracia representativa agotado, deslucido, oscuro y donde el concepto mismo de democracia se ha prostituido en función de los intereses en juego. Si algo marcó la elección de midterms fue el descontento de la población con la clase política, con un Congreso que padece los más bajos índices de aprobación de su historia – con un escaso 14% – y con un mandatario con porcentajes de aprobación a su gestión considerados los más bajos desde que llegó a la Casa Blanca. Para el analista Atilio Borón “nada puede ser más insignificante que una elección en los Estados Unidos porque su gobierno verdadero y permanente -formado por el complejo militar-industrial-financiero- es un poder de facto que no lo elige nadie, no rinde cuentas ante nadie y hace lo que conviene a sus intereses sin importarle en lo más mínimo la reacción de –o las consecuencias sobre- la ciudadanía”.

El país se ha pronunciado, no tanto a favor de los republicanos, como en contra de una administración que se ha echado al bolsillo sus promesas y compromisos, con un rumbo interno y externo errático. Aquí no se ha dado un cheque en blanco a los republicanos, se le ha dado un voto de repudio a los ocupantes de la Casa Blanca y al establishment político. Aunque los republicanos, el partido que ha llevado a Estados Unidos a las intervenciones en Irak y Afganistán y responsable también de la mayor crisis económica desde la gran depresión, festejaba con parafernalia su victoria, no deben cantar victoria pues puede ser un triunfo a lo Pirro. Su análisis debe contemplar que ese triunfo no fue el resultado de una avalancha de apoyo a sus propuestas o ideas “frescas” sino más bien un malestar que recorre los 9 millones de kilómetros cuadrados de este país. Un malestar sordo que requiere retumbar con más fuerza

Artículo del autor cedido por Hispantv.

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