Diario y Radio Universidad Chile

Escritorio

La biblioteca de mil millones de pesos que Macul no ha construido en cinco años

La Dibam y la municipalidad firmaron un convenio que entregaba millonarios recursos para levantar la primera biblioteca pública de la populosa comuna. Hasta ahora, sin embargo, lo único que existe es un diseño arquitectónico, no se ha movido un centímetro de tierra y el acuerdo podría caducar.

Rodrigo Alarcón

  Sábado 15 de noviembre 2014 11:23 hrs. 
Render-5-sala-lectura

Compartir en

$1.058.283.107 contempla el convenio que la Dirección de Archivos, Bibliotecas y Museos (Dibam) y la municipalidad de Macul firmaron el 20 de agosto de 2009. Los millonarios recursos servirían para construir, habilitar y equipar una biblioteca pública en el lugar que el municipio estimara conveniente. A cinco años y casi tres meses de la firma, sin embargo, la biblioteca es apenas un proyecto rodeado de incertidumbre.

El convenio se implementó en el marco del Programa Nacional de Construcción de Bibliotecas, anunciado el 21 de mayo de 2006 por la Presidenta Michelle Bachelet, quien prometió al menos un recinto en cada comuna de Chile. Gracias a convenios similares, se levantaron bibliotecas en comunas de Santiago, como Cerrillos y Quinta Normal, y en otras más pequeñas y alejadas, como Licantén, Pinto, Alto Biobío, Marchigüe, Lanco y El Carmen.

Otras tres se han retrasado: Río Claro, San Pedro de la Paz y Timaukel. Las dos primeras están más avanzadas, mientras que la tercera se estancó por el escándalo de fraude al Fisco que involucró al ex alcalde Atilio Gallardo. Ninguna de las tres, en todo caso, tiene la envergadura de Macul, la única comuna de la capital que continúa pendiente.

El convenio otorgaba un plazo de 150 días corridos para que el municipio suscribiera un contrato de ejecución de obras, pero también facultaba a la Dibam a renovarlo “siempre que existan motivos que lo justifiquen”. Así ha ocurrido, al menos hasta ahora.

Los años pasan

El municipio de Macul llamó a licitación en enero de 2010, para la que quedaron habilitados una docena de oferentes. En mayo, una comisión evaluadora sugirió que el diseño fuera adjudicado a la oficina del arquitecto Mauricio Solé Vacarezza por un monto de 35 millones de pesos, lo que el alcalde DC Sergio Puyol ratificó de inmediato con un decreto.

De este modo, los arquitectos diseñaron una biblioteca de 1.287 metros cuadrados que se ubicaría bajo el patio delantero del edificio consistorial, a la usanza del Centro Cultural La Moneda.

Render-1-1-acceso

Foto: sole.cl

Hasta ahí el proyecto avanzaba, pero luego todo se enredó. El municipio funciona en la ex Casa Vásquez, conocida como el “Castillo de Macul”, un pequeño palacio de tres pisos, con un zócalo y un mirador que destaca en la intersección de José Pedro Alessandri con Los Plátanos. El industrial español Fermín Vásquez comenzó a construirlo en 1931 y en 2009 fue declarado Monumento Histórico. Por eso, era necesaria la venia del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), que apenas sesiona una vez al mes para revisar innumerables solicitudes de todo el país.

De este modo, pasaron los meses antes que el tema fuera visto en sesión. Luego, el arquitecto Mauricio Solé debió responder a diversos requerimientos para lograr una autorización que llegó finalmente en los últimos días de 2012. En abril de 2013, la Dirección de Obras Municipales entregó los permisos de edificación y por fin existía la posibilidad de avanzar, cuando ya habían pasado casi cuatro años desde la firma del convenio.

No obstante, el municipio decidió cambiar el emplazamiento y construir la biblioteca bajo el patio trasero del edificio. Según las autoridades, había dos motivos: no intervenir el frontis y tomar en cuenta la opinión de los vecinos, recogida en cabildos realizados mientras se preparaba el nuevo Plan de Desarrollo Comunal.

Eso, sin embargo, obligó a acudir otra vez al CMN y retrasar nuevamente el proyecto. María Luisa España, administradora municipal, aseguró a Radio Universidad de Chile que el nuevo emplazamiento fue aprobado el pasado miércoles: “Nos informaron por teléfono que lo aprobaron con ciertas condiciones y de aquí al lunes nos enviarían el documento con el que podemos solicitar la renovación del convenio con la Dibam”, dijo.

Sin embargo, diversas fuentes aseguran que el tema no fue discutido en sesión y que solo se ha visto en la Comisión de Patrimonio Arquitectónico y Urbano. En la Dibam, cuyo director temporal Alan Trampe es miembro del CMN, tampoco se dan por enterados.

El derecho a la lectura

Más allá de los detalles burocráticos, el hecho es que el Programa de Construcción de Bibliotecas se anunció hace ocho años y en Macul apenas tienen un diseño arquitectónico. En el terreno donde debería estar la biblioteca hoy existe un bonito patio con adoquines, grandes árboles y un enorme parrón bajo el cual se estacionan los autos de los funcionarios.

El responsable del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, Gonzalo Oyarzún, dice que “da un poco de rabia que una de las comunas más populosas de Chile, que está en el corazón de la ciudad de Santiago, no tenga biblioteca. Resulta difícil de explicar”.

“No quiero cargar culpas a nadie, pero me duele que una comuna como Macul no tenga biblioteca pública. No por su concejo municipal ni por su alcalde, sino porque la comunidad no cuenta con el derecho a la lectura. En la nueva política cultural una de las cosas que se incluirá es que los ciudadanos tienen derecho a la lectura, que debe ser asegurado por la instalación de librerías y puntos de lectura, pero la primera instancia es una biblioteca”, recalca.

El DC Sergio Puyol es alcalde de Macul desde 1992.

El DC Sergio Puyol es alcalde de Macul desde 1992. Foto: munimacul.cl.

Precisamente, el fomento a la lectura es uno de los ejes que el alcalde Sergio Puyol destacó en su última cuenta pública. Esto se materializó en tres puntos: talleres culturales, colaboración con agrupaciones y artistas de la comuna y apoyo a las bibliotecas comunitarias de las villas Jaime Eyzaguirre y Froilán Roa, para lo que se destinaron menos de 20 millones de pesos.

Y si la administración que encabeza Sergio Puyol no ha sido capaz de avanzar, tampoco el concejo municipal ha presionado demasiado, aun cuando dos concejales, el PPD Carlos Herrera y el DC Héctor Soto, ya ocupaban sus cargos cuando se firmó el convenio con la Dibam.

Recién en la sesión del pasado 23 de septiembre el tema fue consultado por el concejal Iván Gajardo (PS), presidente de la comisión de Cultura, quien se enteró por Twitter del proyecto. “Le pregunté al alcalde qué pasa con esto, él me respondió, intervino el director de Finanzas y ahí quedó. Ahora, el tema no quedó acotado, porque al final me dice ‘bueno, como usted es el presidente y este es un nuevo concejo, hay que verlo’. Con ese ‘hay que verlo’ podría pasar mucho tiempo, pero hay que meterle un poquito de ganas para tener mayores precisiones, porque tenemos aprobados más de mil millones y no se ha hecho mucho, para no decir que no se ha hecho nada”, afirma.

¿Le interesa realmente a Macul construir una biblioteca que tiene financiamiento asegurado hace cinco años? Según la administradora municipal, María Luisa España, sí: “Hemos hecho todas las cosas que como municipio nos correspondía hacer. Tuvimos dificultades compartidas, tanto con la Dibam como con el Consejo, y también tuvimos dificultades internas. Somos capaces de decirlo sin miedo, porque si no nos interesara, hubiésemos devuelto el convenio a finales de 2010, cuando empezamos a tener los problemas”, responde.

“Es un proyecto que nos duele y hasta que no tengamos la primera piedra nos va a seguir doliendo, porque es algo que no habla bien de nosotros”, afirma.

Para este martes está programada una reunión entre los concejales y los representantes del alcalde, quienes deberán explicar las razones de la demora.

La incertidumbre

El acuerdo entre la Dibam y la municipalidad establecía que los más de mil millones de pesos se transferirían de acuerdo al avance del proyecto. El 25 por ciento, poco más de 250 millones, se traspasaron una vez que el convenio fue aprobado y con eso se financió el diseño de la biblioteca. El monto restante, en cambio, continúa en poder de la Dibam, que cada año ha renovado el convenio demostrando ante Contraloría que había avances y, luego, gestiones ante el CMN.

“El dinero está acá y el convenio se hizo para gastarlo. Para nosotros es complicado tenerlo en la caja y pasarlo de un año a otro, es una falta de gestión nuestra, administrativamente, pero este dinero es claramente para eso y no podemos ocuparlo en otra cosa. Por eso es fácil justificar que hemos hecho las gestiones para gastarlo”, explica Gonzalo Oyarzún.

Foto: munimacul.cl.

Foto: munimacul.cl.

Hace seis meses, el alcalde se comprometió ante la Dibam a tener movimientos en la cuenta del proyecto antes de fin de año, para que se justificara una vez más traspasar los recursos al presupuesto de 2015. “No tendríamos ninguna dificultad, el convenio sigue vigente y si hay construcción, se vuelve a actualizar”, dice Gonzalo Oyarzún.

“Hay que ir a la Contraloría y explicar que se alarga porque están en medio de la construcción, pero la dificultad es que el proyecto debe registrar movimiento de plata durante este año. La primera razón por la que no hubo movimiento es que estuvo dos años en el CMN; después fue que se decidió cambiar el proyecto y podía pasar, pero en todo este año no ha habido movimiento”, agrega el jefe de las bibliotecas públicas, quien de todos modos precisa que “yo me imagino que ese compromiso se va a cumplir”.

El panorama, sin embargo, es complejo. Aun cuando el CMN hubiese aprobado la nueva ubicación, como aseguran desde Macul, para iniciar la construcción habría que llamar a una licitación que tomaría varias semanas. Así, sin novedades antes de fin de año, la Dibam podría pedir la restitución de los dineros y el proyecto quedaría prácticamente sepultado. Y aun cuando la entidad le diera otra oportunidad a la municipalidad, ¿quién asegura que esta vez sí se concretará el proyecto?

Pase lo que pase, a cinco años de la firma del convenio, el patio trasero de la ex Casa Vásquez continúa siendo solo un buen lugar para pasar el calor y estacionar el auto. De libros, nada.

Síguenos en