Según los principales controladores aéreos del país, LAN y Sky, los costos en los aeropuertos, principalmente en el terminal Arturo Merino Benítez de Santiago, podrían aumentar en un 50 por ciento, afectando la velocidad del crecimiento en la industria, la competitividad de Chile en la región y, por supuesto, el valor final de los pasajes.
Esto, por las condiciones contenidas en el nuevo contrato de licitación, que incluiría el cobro de mejoras en las correas de equipaje, puertas de embarque, check in, además de los pagos por infraestructura de mangas, pistas, counters y permisos para entrada de camiones, entre otros.
Hernán Calderón, presidente de la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (Conadecus), advirtió que se deben revisar las condiciones y bajar los valores, ya que estos afectaran directamente al bolsillo de los pasajeros que, en comparación con la región, estarían pagando mucho más que en otros terminales.
“Aquí las deficiencias son de las licitaciones la autoridad no se ha puesto del lado de los pasajeros en este caso y con una mala entendida mejoría en las instalaciones, la transferencia de esos costos se está haciendo directamente a los pasajeros y el terminal específicamente está obteniendo rentabilidades muy altas, por lo que en la licitación deberían dejarse establecidos los derechos de los usuarios a tener el menor costo posible y si esto implica un alza significativa en los costos de equipaje o embarque va a significar también un alza para el consumidor final. Las bases de licitación nuevamente se vuelve a colocar a favor de las empresas y no de los usuarios de las líneas aéreas”.
El actual controlador del aeropuerto, SCL Terminal Aéreo de Santiago S.A. Sociedad Concesionaria (ligada a Agunsa), no ha estado libre de cuestionamientos y ha sido sancionado en reiteradas ocasiones por el Tribunal de la Libre Competencia (TDLC) debido a trasgresiones y actuaciones discriminatorias.
Hay que recordar que la nueva licitación incluye también la ampliación de este terminal, que ya se encuentra en su fase 1, considera un presupuesto estimado superior a los 14 millones de Unidades de Fomento, o sea cerca de 700 millones de dólares. Los trabajos en ejecución tienen un 60 por ciento de avance y representan una inversión de la Dirección de Aeropuertos del MOP de 2.353 millones de pesos y tienen como objetivo mejorar las condiciones de seguridad y operación de la pista principal.
En tanto el director jurídico del estudio Segal S.A, Rodrigo Samur, el proceso se ha mantenido dentro de un rango normal, con las modificaciones propias, como cambios en las bases y a pesar de dudar de los cálculos que hacen las aerolíneas sobre el aumento de los precios y considerarlos un tanto exagerados, cree que estas podrían recurrir a la justicia si consideran que sus operación están siendo afectadas de forma directa.
“No es mucho lo que puede hacer el consumidor propiamente tal, ahora las aerolíneas lo que tiene que ver es: si en las bases de la licitación estos aumentos están conformes a la costumbre que hay de acuerdo a las tasas que aplica en este caso Arturo Merino Benítez. Si estas están exageradas y esto atenta contra la libertades económicas, podrían las aerolíneas, presentar un recurso de amparo económico en contra de estas base de licitación o en contra de la concesionaria porque esto afectaría directamente las operaciones de ellos”.
Conocedores de las nuevas bases de licitación del aeropuerto capitalino sostienen que éstas buscan regularizar servicios para las aerolíneas que estaban subtarificados, o derechamente no lo estaban.
Las aerolíneas se han defendido, argumentando que la industria ha rebajado los precios de los pasajes hasta en tres veces durante los últimos 50 años, esfuerzo que no han hecho otras áreas, según indicaron.
La infraestructura del actual fue pensada para soportar nueve millones de usuarios pero durante el 2013 tuvo registró un tráfico superior a los 15 millones de pasajeros. Se calcula que para el 2015, cuando funcione con un nuevo operario serán 17 millones de personas las que circulen por él. El nuevo diseño contempla la construcción de un terminal de pasajeros solo para vuelos internacionales, con una superficie de 175.000 m2. y con la expansión podría sostener un flujo de 30 millones de pasajeros al año.
Se espera que en septiembre del 2015 finalice el proceso de licitación, aunque se especula, que podría ser la misma empresa la que se vuelva adjudicar las operaciones.