Festival de Música Contemporánea de la U. de Chile: "Tenemos demasiada música europea sobre nuestros hombros"

Una nueva versión del evento se realizará entre el 12 y 16 de enero, con obras de autores consagrados y más de una decena de compositores chilenos. La presentación de la Sinfónica, una obra de León Schidlowsky y la electrónica del mexicano Rodrigo Sigal destacan en un evento que pretende enfocarse en el repertorio latinoamericano.

Una nueva versión del evento se realizará entre el 12 y 16 de enero, con obras de autores consagrados y más de una decena de compositores chilenos. La presentación de la Sinfónica, una obra de León Schidlowsky y la electrónica del mexicano Rodrigo Sigal destacan en un evento que pretende enfocarse en el repertorio latinoamericano.

Cinco días de conciertos gratuitos, dos escenarios y una treintena de obras. Esos son los números que contempla la decimoquinta edición del Festival de Música Contemporánea de la Universidad de Chile.

El evento se desarrollará principalmente en la sala Isidora Zegers, donde se presentarán 28 obras de cámara entre el 12 y 15 de enero del próximo año. La mitad de ellas pertenecen a compositores chilenos, como Fernando García, Juan Orrego Salas y Hernán Ramírez Ávila. También se podrá escuchar Five pieces, obra del último ganador del Premio Nacional de Artes Musicales, León Schidlowsky, quien ha desarrollado gran parte de su carrera en Israel y cuya música se ha interpretado poco en el país. En esta ocasión, la tocará la arpista chilena Asunción Claro, quien reside en Dinamarca.

Además, el festival contempla obras de autores extranjeros que abarcan diversos sonidos: desde la guitarra del argentino Gerardo Gandini a la electrónica del mexicano Rodrigo Sigal, pasando por los saxofones del holandés Jacob TV y el cubano Leo Brouwer y la trompeta del italiano Giacinto Scelsi, por ejemplo.

“No se puede decir que la música contemporánea es una sola, sino que hay muchas, sobre todo en un mundo como el de hoy. Ya no se hace solo en Europa, sino hace rato en América, en Asia y en África”, dice Eduardo Cáceres, director ejecutivo del festival.

La diversidad es uno de los sellos que ha alcanzado el festival, según el académico, quien añade un segundo aspecto: “La idea es dar a conocer la mayor cantidad de obras de Latinoamérica, porque estamos faltos de eso. Tenemos demasiada música europea sobre nuestros hombros, a pesar de que en Latinomérica hay grandes compositores y los hubo durante todo el siglo XX. Eso no quita que siempre incorporemos compositores de trayectoria -por decirlo así, clásicos- como John Cage, George Crumb, Giacinto Scelsi, Pierre Boulez. Tenemos que referirnos a esos compositores que han marcado grandes pautas en la música del siglo XX”, explica.

Como ha ocurrido en las últimas ediciones, el Festival se trasladará a un escenario mayor, el Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC) de la Universidad de Chile, para la jornada final: será el viernes 16 de enero, cuando la Orquesta Sinfónica de Chile interpretará El sonido de una noche, de Sebastián Molina, y Leyendas de los bosques, de Ignacio Salvo.

Pese a que se trata de obras poco conocidas entre la audiencia y que muchas veces eluden los lenguajes más convencionales, Eduardo Cáceres recalca que el público acude en masa al Festival, especialmente para el concierto de clausura. “Eso de que la música contemporánea es extraña -dice- son solo prejuicios”.

“No necesitas ningún tipo de iniciación para ir a un concierto de música contemporánea. No necesariamente tienes que saber música, eso es falso. La música contemporánea la escuchas y te gusta o no. Cuando escuchas una sinfonía de Beethoven, te gusta o no te gusta; escuchas una obra del repertorio clásico o romántico y te gusta o no te gusta; y con la música contemporánea es lo mismo. La música tenemos que entenderla los músicos, el público la disfruta o no le gusta”, concluye.

El detalle de la programación en este enlace.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X