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Premio Nacional de Historia: “Hay que resolver el fondo de lo que plantea Bolivia”

Uno de los principales temas en la agenda internacional para 2015 es el pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre su competencia en la demanda marítima boliviana. Previo a esto las partes deben concurrir a los alegatos, lo que marcará la pauta del primer trimestre del próximo año. En este contexto Radio Universidad de Chile conversó con el Premio Nacional de Historia, Sergio González, especialista en el desarrollo del Norte Grande, quien manifestó su preocupación por la insistencia de resolver los conflictos sobre la base de conceptos que datan del siglo pasado.

Paula Correa

  Martes 6 de enero 2015 12:08 hrs. 
sergio gonzalez

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“Chile debe prepararse para que eventualmente la demanda de Bolivia sea aceptada y comenzar así un camino largo de litigio internacional”, afirmó el Premio Nacional de Historia, Sergio González, en relación al pronunciamiento que este 2015 hará el tribunal de La Haya.

En conversación con Radio Universidad de Chile, el especialista en el proceso de desarrollo del norte grande y que, actualmente, se desempeña en el análisis de las relaciones externas como Director ejecutivo del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Arturo Prat, aseguró que este 2015 estará marcado por la pugna diplomática entre ambos países por la salida al mar que, por años, ha solicitado Bolivia.

A juicio del experto, es lamentable el cómo se ha dado la relación entre ambos países limítrofes porque se impone una barrera de incomunicación que impide el correcto tránsito del diálogo.

Para González, el tener que involucrar a un tribunal internacional es el reflejo del fracaso en la diplomacia entre vecinos: “Lo ideal sería que nunca el diálogo se pierda entre países como Bolivia y Chile”, afirmó.

En la revisión histórica del proceso, el Premio Nacional de Historia recordó décadas en las que las relaciones se han sostenido de mejor forma, como la de los años cincuenta, en el acuerdo adoptado entre los países para la construcción del oleoducto Sica-Sica (el que lleva petróleo desde el país vecino al puerto de Arica para ser exportado, sin ningún beneficio directo para Chile) y que se terminó de construir en la decenio siguiente, cuando las relaciones diplomáticas ya estaban interrumpidas: “Deberíamos ver (estos ejemplos) un poco más para entender qué es lo importante en las relaciones bilaterales”.

Otro de los puntos destacados en el análisis de Sergio González es el avance político que significó el que los ciudadanos chilenos y bolivianos pudieran transitar entre fronteras sólo con la cédula de identidad.

Haciendo gala de los ejemplos, el académico de la Universidad Arturo Prat declaró que en la actualidad “nos ha faltado imaginación para resolver el problema, ya que ninguno de los dos países quiere aflojar su visión”.

Por ello, a su juicio, es fundamental alejarse de la mirada decimonónica que rige la discusión: “Cuando estamos hablando de una visión más creativa, en el fondo le estoy diciendo que si seguimos utilizando los mismos conceptos del siglo XIX para solucionar el conflicto marítimo boliviano en el siglo XXI no vamos a llegar a ninguna parte”, principalmente respecto al concepto de soberanía absoluta, que es el más complejo de los elementos presentes en el litigio.

Pese a los deseos integristas del profesor, la Cancillería confirmó que no existe posibilidad de mediación en el diferendo. Más allá de la demanda puntual, Sergio González planteó la idea de abrirse a nuevas alternativas de acceder a un litoral. También a los mercados internacionales, la cultura y el tránsito de personas sin soberanía absoluta que podría ofrecer una buena convivencia.

Para el académico se debe buscar resolver las necesidades de fondo que plantea Bolivia: la pérdida neta en lo económico y la imposibilidad de llegar al desarrollo. Además, lograr trabajar en conjunto en temas funcionales como el narcotráfico, terrorismo internacional, contrabando de todo tipo, donde “las autoridades bolivianas, peruanas y chilenas, deberían trabajar en conjunto para controlar a esos enemigos”.

González afirmó que estos flujos negativos son poderosos, por lo que, para controlarlos, se requiere coordinación. “Está muy claro de quien se trata, son grandes corporaciones internacionales que van a países en vías de desarrollo, que tensan las relaciones en las fronteras y afectan, sobre todo, a los ciudadanos más vulnerables”, dijo.

El Premio Nacional de Historia puso otro tema en la carpeta y es el real impacto que todos estos ciclos de amenazas tienen sobre los pueblos indígenas andinos son los primeros afectados, exaltando las condiciones de desigualdad. Por lo mismo, afirmó que “hacerle frente a este tipo de problemas es el real desafío del futuro”.

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