La muerte del fiscal Nisman originó una serie de teorías que van desde el suicidio, el asesinato, la supuesta participación de cercanos al Gobierno, hasta una operación de inteligencia contra la mandataria Cristina Fernández, según aseguraron periodistas argentinos como Jorge Asis, Jorge Lanata y Nelson Castro, quienes coinciden en que ésta es una “una muerte política”.

Los analistas internacionales consultados fueron cautos en no descartar ninguna hipótesis, pero manifestaron algunas dudas respectos de estas acusaciones contra Cristina Fernández y el canciller  Héctor Timerman que, según Nisman, estarían basadas en escuchas telefónicas y tendría el objetivo de consolidar un acercamiento económico con Irán.

El convenio entre Irán y Argentina, mencionado por Nisman nunca se concretó, no hubo venta de granos, ni compra de petróleo, como tampoco se bajaron las alertas rojas que tiene Interpol contra los inculpados iraníes en el atentado a la AMIA.

Los analistas también recordaron que, de acuerdo a cables de Wikileaks que habrían salido directamente desde la embajada de Estados Unidos en Argentina, el fiscal habría estado dirigido por organismos de inteligencia, contra quienes la mandataría argentina habría dado una dura batalla.

Estas denuncias fueron corroboradas por el propio juez federal que lleva la investigación del atentado, Rodolfo Canicoba Corral, que hace menos de cuatro días sostuvo que sectores de los servicios de inteligencia “conducían” al fiscal Alberto Nisman y puso en entredicho el contenido de la denuncia que presentó contra la presidenta Cristina Kirchner.

En el ámbito nacional, la coyuntura política tenía a los candidatos presidenciales imbuidos en sus respectivas campañas, las que debieron poner en pausa para responder a la conmoción que provocó este hecho, no solo a nivel  nacional, sino también internacional, pues sus consecuencias involucran a diversos países, entre ellos Israel, Estados Unidos e Irán.

Por su parte, el gobierno, a través del jefe de Gabinete Jorge Capitanich calificó el hecho como “doloroso” y leyó un comunicado donde entregó garantías para lograr “el total esclarecimiento” de esta muerte.

El secretario de Seguridad, Sergio Berni, fue el encargado de supervisar los protocolos forenses de conservación en la escena.  Berni precisó a un medio argentino  que “en criminalística, cuando se  tiene un cuerpo, una vaina y un arma, las cosas se encaminan hacia un lado; destacando que “hay que esperar  que la justicia lo corrobore”.

Destacó también que el fiscal Nisman contaba con una escolta integrada por 10 efectivos, quienes alertados por no recibir respuesta a los llamados ingresaron al departamento, junto a la madre del fiscal, encontrando el cuerpo al interior del baño y junto a él un arma calibre 22, dando paso a posibles teorías sobre un suicidio.

La Fiscal Viviana Fein a cargo de investigar la muerte del Nisman, explicó que no existen testigos que pudieran aportar más datos y no puedo adelantar un pronóstico, agregando que solicitó diversas pruebas técnicas.

El analista internacional Pablo Jofré manifestó que en esta situación no se debe descartar ninguna teoría, y se debe considerar los intereses políticos nacionales e internacionales.

“Que el entorno, la situación, el contexto da para pensar que aquí hay involucrados algún tipo de intereses más allá de una cuestión judicial: hay intereses políticos nacionales, elecciones próximamente, pero hay intereses internacionales que a veces se juegan fuera de la frontera y se juegan a miles de kilómetros y aquí se está jugando también una de las batallas contra Irán”, sostuvo Pablo Jofré.

La analista del Instituto de Estudios internacionales de la Universidad de Chile, Paz Millet, dijo que la muerte de Nisman plantea la incógnita sobre qué pasará con la investigación de la AMIA, caso que -a su juicio-  ha puesto en entredicho la institucionalidad argentina.

Paz Millet precisó que no existen datos concretos sobre la vinculación de Nisman con Estados Unidos, agregando “pero lo que sin duda hay que hacer es clarificar la muerte, porque él iba a ir al Congreso para solventar las acusaciones que había hecho en contra la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y en contra del canciller Timerman”.

El analista internacional Raul Sohr puso énfasis que Alberto Nisman pidió reserva para entregar todos los antecedentes, lo que fue negado por las autoridades.

En tanto, respecto de la investigación por el caso de la mutual judía, una de las diligencias ordenadas por la mandataria argentina, luego de la muerte del fiscal, fue instruir al secretario de inteligencia de la presidencia Oscar Parrilli, a desclasificar las intervenciones telefónicas y material de inteligencia vinculado a la investigación del atentado a la AMIA.