Elizabeth Morris: "Me gustaría que hubiera más música chilena en el Festival de Viña"

La ganadora de la competencia folclórica habla sobre su participación en el certamen y pide más mujeres sobre el escenario. "Quisiera más diversidad", dice. Este sábado vuelve a los escenario en Peñalolén.

La ganadora de la competencia folclórica habla sobre su participación en el certamen y pide más mujeres sobre el escenario. "Quisiera más diversidad", dice. Este sábado vuelve a los escenario en Peñalolén.

Asomarse a la superficie. Elizabeth Morris siente que haber ganado la competencia folclórica del último Festival de Viña del Mar fue como eso, como salir a la luz. Se lo debe a “La mejicana”, la canción que presentó junto al violinista César Gómez y al guitarrista Juan Antonio “Chicoria” Sánchez y será incluida en el disco que prepara para este año.

“Se ha generado mucho movimiento en las redes sociales, lo que es muy bueno porque permite visibilizar, cosa que a muchos músicos chilenos nos cuesta. Llevamos una labor muy permanente y dedicada, pero no logra ser vista ni escuchada”, explica.

Elizabeth Morris ya sabía lo que era ganar el certamen veraniego. En 2006 lo hizo con “Canción de agua y viento”, una composición que luego incluyó en su disco Nazca (2008), uno de los tres que acaba de reeditar el sello Plaza Independencia, junto a Hacia otro mar (2002) y Pájaros (2012). Ahora, sin embargo, fue distinto: “Es más notorio por cómo funciona la tecnología”, asegura. “La participación en el Festival se multiplica de una manera muy rápida. Quizás la vez anterior también pasó, pero no me daba cuenta. Ahora es muy sencillo recibir la reacción y los comentarios de la gente con mucha más fuerza”, añade.

Con ese ánimo, la cantautora se presentará este sábado en el Centro de Eventos Kahuín de Peñalolén, junto a los mismos músicos que la escoltaron en Viña: “Será como una celebración. ‘Chicoria’ es un tremendo guitarrista y compositor, entonces son versiones a trío, un poco distintas, y habrá una pequeña sección dedicada a composiciones instrumentales suyas. Será harta y buena música”, adelanta.

Desde hace años que se cuestiona el espacio secundario que se da a las competencias en Viña, ¿cómo lo viviste este año?

Hay una intención por darle más énfasis, pero lo que juega en contra es el horario y que las canciones están solo durante esa semana. No hay preselección ni nada antes, es un tiempo muy corto para mostrar algo. Sería bueno que hubiera más atención desde antes. Por otro lado, también podría haber más canciones en competencia. Yo siempre digo que no es algo a lo que me dedique: las dos veces han sido canciones que están dentro de mi repertorio, entonces es una grata sorpresa ganar con una propuesta que no es para nada festivalera, sino en un ambiente muy íntimo, con arreglos delicados, sin grandes estridencias.

Tu trabajo circula en un ambiente completamente distinto al de Viña, un evento con excesiva cobertura mediática y que, muchas veces, no tiene relación con la música. ¿Cómo lo viviste?

Uno aprende de todas las experiencias. Logré ver que hay espacios en los medios donde hay mucha crítica a ese tipo de cosas, entonces no es tan cerrado como alguna vez lo fue ni tan dedicado solo a la farándula. Uno tiene que conocer esas realidades, lo interesante es pararse ahí como músico tal cual como uno es, sin tratar de aparentar otra cosa. Hay una valorización, por los comentarios que he recibido, de la sobriedad, de la elegancia, de que no es necesario ponerse a gritar ni pedir que se hagan palmas para poder cautivar a un público. Hay casos muy extremos, shows como el de Romeo Santos, que están llenos de accesorios y donde la música no es lo que más importa, y cosas como Sting sinfónico. Hay distancias que son extrañas, debería haber una dirección un poco más clara sobre lo que culturalmente podría proponer el festival.

Por otra parte, es bueno que la gente sepa que nos hicimos muy amigos de los demás participantes y que entre los músicos no existe esa cuestión de las rivalidades, de las fronteras. Los chiquillos de Bolivia estaban medios preocupados porque en su país había una cierta polémica. Yo mandé saludos a Perú, a Bolivia, a Argentina, a todo el mundo, porque ¿hasta cuándo vamos a estar con estas leseras? En la música somos todos amigos. La música nos tiene que unir, no separar.

¿Debería haber mayor espacio para la música chilena?

Me gustaría que hubiera más música chilena en el Festival, pero no porque sí, porque lo chileno es bueno y todo eso; tiene que haber buena música en el Festival y buenos músicos chilenos hay de sobra. Además, deberían ser bien pagados y no haber una tremenda diferencia entre los artistas internacionales y los chilenos. En general, creo que hace falta más música de raíz folclórica, más acústica, más variedad. Este año, por ejemplo, no hubo rock. Quisiera que hubiera más diversidad de estilos musicales y de propuestas, más que repetir el plato de algunos que vienen demasiado seguido. Hay canales que transmiten el festival al extranjero y sería bonito mostrar, por ejemplo, a un grupo histórico de la música chilena, a algún exponente nuevo, tener más mujeres sobre el escenario.

Este año fue especialmente notoria la ausencia de mujeres. ¿Por qué crees que ocurre?

Solo estuvo Nicole en el show. Eso es una carencia y tampoco es un panfleto, sino que está lleno de tremendas exponentes de la música nacional y en el extranjero, que habrían dado clases de hacer un buen espectáculo. No tengo idea por qué pasa, probablemente tiene que ver con cuestiones de mercado, pero eso pasa a cada rato, es muy común en festivales de guitarra, de jazz, puros hombres. Y no es que no haya mujeres haciendo música. Probablemente seamos menos, pero hay.

Elizabeth Morris se presentará a las 21:30 horas de este sábado 7 en el Centro de Eventos Kahuín (Antupirén 9301, Peñalolén). Entradas: $8.000. Más información en Kahuín.





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