En el primer semestre de 2018 la Universidad de Chile debería inaugurar Vicuña Mackenna 20 (VM20), el recinto que acogerá las nuevas sedes del Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC), el Instituto de Asuntos Públicos (INAP), el Instituto de Estudios Internacionales (IEI), el Departamento de Postgrado y Postítulo y la Dirección de Asuntos Internacionales.
El proyecto contempla un recinto de 31 mil metros cuadrados y una inversión superior a los 40 millones de dólares.
Entre otros beneficios, significará una infraestructura propia para la Orquesta Sinfónica de Chile, el Ballet Nacional Chileno, la Camerata Vocal, el Coro Sinfónico y el Cuarteto Andrés Bello, elencos que dependen del CEAC y han existido hasta por 70 años sin condiciones adecuadas para sus presentaciones y ensayos.
Para cumplir con la fecha de entrega, las obras debería comenzar a más tardar en junio de este año, pero el proyecto ha generado controversia, ya que implica demoler el edificio que hasta 2012 ocupó la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile.
El lugar tiene larga historia: a fines del siglo XIX, acogía a una gran destilería de licores finos que en 1910 se convirtió en sede de la Sociedad de Vinos de Chile. Ese mismo año fue intervenido por el arquitecto Eugenio Joannon Crozier, quien diseñó una fachada neoclásica que se mantiene hasta hoy.
Por eso, distintos sectores manifestaron sus reparos a la iniciativa. Incluso al interior de la Universidad, la decana de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU), Marcela Pizzi, y el Instituto de Historia y Patrimonio de la misma, advirtieron sobre el valor patrimonial del inmueble.
También lo hizo el Colegio de Arquitectos, que patrocinó el concurso público adjudicado en 2010 a la oficina Iglesis Prat, asociada al arquitecto Marcos de Iruarrizaga. Según el presidente de la entidad, Sebastián Gray, la convocatoria contemplaba mantener en pie la ex Facultad: “Nos parece increíble que la misma Universidad que hace un par de años consideraba indispensable mantener en pie ese edificio, hoy diga que no vale nada y se puede demoler. Es una contradicción que nos compromete, porque patrocinamos ese concurso en el supuesto de que había que conservar ese edificio”, dice.
Cuando se adjudicó el concurso, sin embargo, la idea era solo construir un edificio para el INAP, que se emplazaría hacia el sector del Parque Bustamante y no tocaba el antiguo inmueble. Luego, en julio de 2012, el Consejo Universitario aprobó la idea de incorporar al CEAC y las otras unidades, lo que obligó a modificar el proyecto.
“Cuando adquiere un volumen extraordinario, que tiene que ver con que cinco unidades de la Universidad decidieron trabajar en conjunto para desarrollar un campus en el centro de la ciudad, implica un proyecto nuevo en que el terreno se utiliza en su totalidad”, explica el director del CEAC, Ernesto Ottone.
“Se hicieron todos los ejercicios posibles para ver si esto tenía valor patrimonial y en ese momento, sin declaratoria y con la reunión que pedimos con el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), nos quedó claro que no lo tenía. Por lo tanto, el proyecto se diseñó para usar todo el terreno y meter todo el programa”, indica.
¿Se puede hacer el nuevo edificio y conservar al menos la fachada que da hacia Vicuña Mackenna? Según Ernesto Ottone, no: “Buscamos 48 ejemplos en el mundo, no solo en Chile, donde se inserta una fachada neoclásica con un proyecto donde tienen que caber una Orquesta Sinfónica, un Ballet y todas las otras unidades. Todos los arquitectos a los que les hemos mostrado esos ejemplos dicen que no se puede hacer, que no cohabita bien. Es incompatible”, responde.
Sebastián Gray, en cambio, sostiene que “cualquier buen arquitecto trabaja con los desafíos que se le plantean por delante. Ningún arquitecto puede decir que no puede hacer el edificio que le están pidiendo porque no le cabe y está obligado a demoler esa cosa vieja que está ahí. Eso no es cierto. Un arquitecto profesional, con experiencia y responsable, soluciona la ecuación que se le plantea. En este caso, la ecuación era hacer un edificio nuevo, moderno, muy grande y además mantener ese edificio hacia Vicuña Mackenna”.
Ante la controversia, la municipalidad de Providencia solicitó que el nuevo edificio contemple información sobre la historia del sitio y el antiguo edificio. La medida no convence a los detractores de la iniciativa, pero en el CEAC ya comenzaron a proyectar cómo implementarla.
Mientras, el antiguo edificio continúa desocupado, a la espera de que el municipio de Providencia entregue el permiso para iniciar su demolición y las obras de VM20.