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Ennio Bucci: “Si este país no se toma en serio la cultura va a perder la identidad”

40 años cumple la Galería Bucci, espacio reconocido en la escena cultural de nuestro país por dar lugar a los artistas experimentales, fomentar el arte precolombino e impulsar un proyecto de contracultura durante la dictadura militar en Chile. Es en ese escenario que su dueño, Ennio Bucci, repasa la historia de la galería y critica el estado actual de la cultura en nuestro país. “Debe existir una política cultural sostenida y sistemática en el tiempo, no de ratos”, sostiene.

Diana Torres

  Domingo 12 de abril 2015 10:50 hrs. 
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Era 1975 cuando en pleno centro de Santiago, en la calle Huérfanos 536, se inauguró la Galería Bucci del italiano Enrico Bucci, con la muestra “Homenaje al Norte Grande”.

La exposición era una propuesta innovadora, ya que el galerista trabajó con pintores de renombre, del 40 como Fernando Morales Jordán, Israel Roa y Hardy Wistuba, con quienes viajó a Pica, Matilla, La Tirana y San Pedro de Atacama para encontrar la inspiración que los traería de regreso a la capital, y donde se encontraron con el sacerdote Gustavo Le Paige, quien se unió con obras de su etapa del Congo Belga y de África.

Era una “aventura pictórica, una aventura plástica” comenta su heredero, Ennio Bucci, cuando recuerda esta anécdota. Su padre, un hombre libre y amante de la naturaleza, llevó a otro nivel el trabajo de galería, ya que se comprometió con la gestión cultural en región, con la educación, y la libertad en el hacer de los artistas.

Enrico Bucci.

Enrico Bucci.

La Galería Bucci funcionó por 30 años en pleno centro, su dueño falleció en 2001 y en 2003 cerró sus puertas. Sin embargo, para Ennio Bucci, la historia no podía acabar allí, por lo que continuó su dirección bajo otro formato: la galería virtual.

A cuatro décadas de su inauguración, el espacio cultural celebra con la muestra “40 años de trayectoria en el arte nacional”, que integra obra de artistas pertenecientes a la galería y a la Asociación Chileno Italiana de Artistas (ACHIART).

La muestra, que se inaugura el 14 abril en el Instituto Italiano de Cultura de Santiago tiene entre sus listas al Premio Nacional de Artes Plásticas 2007, Guillermo Núñez; Virginia Huneus, Tatiana Álamos, Bruna Truffa, Ruperto Cádiz, Luis Morgenstern, Gregoria Larraín, Constanza Villalba, Verónica Astaburuaga, Francisca Lhomann y Francisco Zañartu son algunos de los artistas de Galería Bucci que participarán en la exposición. De la ACHIART estarán: Mario Soro, Robinson Avello, Patrizia Desideri, Gisella Verdessi, Daniela Orlandi y Mónica Caracci, entre otros.

Mauricio Paz Viola. La fecundidad de las hadas. Oleo sobre tela. ACHIART

Mauricio Paz Viola. La fecundidad de las hadas. ACHIART, “40 años de trayectoria en el arte nacional”

“Quise hacer esta exposición con un fin meramente recordatorio, porque lamentablemente nuestro país no tiene memoria. Creo que es bueno que la gente recuerde o sepa la labor que cumplió la Galería Bucci en el desarrollo cultural, especialmente en el desarrollo de las artes plásticas de nuestro país”, comentó Ennio Bucci.

Además, ese día el Premio Nacional de Artes Musicales, Fernando García, presentará la obra musical Homenaje a Enrico Bucci que interpretará en piano y flauta junto a Jaime Kachele. Esto “es para darle un carácter solemne, de recordar y de plasmar lo que fue la Galería”, señaló Bucci.

Ennio Bucci.

Ennio Bucci.

Desde la llegada de Enrico Bucci a Chile en 1953, existió una relación muy importante con el desierto. En 1972 realizó las primeras exposiciones en Antofagasta y luego llevó acciones de arte ¿Qué tenía el norte que lo atraía tanto?

Como buen europeo, que venía de Italia, tenía una visión de mundo distinta, y le impactó siempre el norte. Se enamoró de su paisaje, del desierto, de lo exótico. Era un hombre que le gustaba la geografía, la naturaleza y el mundo indígena, y organizaba siempre excursiones, con artistas, con amigos o con su familia.

Con ese apego al norte, va a organizar las primeras exposiciones en Santiago con carácter precolombino porque también le interesaba rescatar el ancestro cultural de los pueblos aborígenes chilenos.

En esa búsqueda es que conoció Chile mejor que nadie, y por lo mismo siempre le han dado el nombre de aventurero, le gustaba ser libre, era un hombre con una cosmovisión de mundo muy amplia y a mí me educó de una manera muy vinculada con la cultura. Era una especie de Marco Polo, guardando las diferencias.

Para él era importante la gestión cultural a nivel regional ¿Cómo se posiciona él en ese sentido, respecto de sus pares?

Cuando se lanza con la idea de fundar la Galería Bucci, la primera conexión que tiene es con la Universidad Católica del Norte, en la ciudad de Antofagasta. Comienza a organizar exposiciones, y lleva pinturas de Montecino, Antúnez, Ximena Cristi, entre otros, para empezar con las actividades. También realizó las exposiciones “Tabletas de Rapé”, “Joyas Precolombinas” y “Tejidos Precolombinos de San Miguel de Azapa”.

A lo largo de toda la historia de la galería, es tan importante la vinculación que él tiene con el norte, que desarrolla un programa de extensión cultural donde llevaba exposiciones de pinturas a todas las sedes de la Universidad de Chile. Arica, Iquique, Antofagasta…hacía un programa anual. Todo esto a pulso.

A él le movía dar a conocer los artistas chilenos. Esta podría ser la primera etapa, porque después él comenzó a trabajar con otro tipo de artista.

La galería era muy ecléctica…

Sí, siempre fue ecléctica, siempre tuvo un carácter abierto y ese es el mismo carácter y espíritu que he querido seguir dándole, es decir yo nunca he querido y él tampoco que se rotulara a la galería. En los 80 él sigue con las actividades de extensión y amplió sus lazos, ya no siguió solo con la Universidad de Chile, empezó a tener convenio con otras universidades.

En los 80 se abre a una actividad mucho más vehemente, mucha más experimental y luego de una conversación que tuvimos decide dar cabida a los jóvenes, porque éstos no tenían donde exponer, entonces la Galería Bucci se transformó, en su precariedad, en una plataforma. De ahí salieron artistas como Arturo Duclos, Mario Soro, Veronica Astaburuaga, Gustavo Melillo, entre tantos.

Gustavo Melillo.

Gustavo Melillo. “40 años de trayectoria en el arte nacional”

Ante esta variedad de artistas convocados, ¿cuál era el punto de encuentro, el criterio curatorial?

El criterio era que la propuesta, el contenido de la obra fuese interesante, tuviese algo que decir, que comunicar. La Propuesta del artista tenía que ser innovadora. Él contaba que la galería se estaba convirtiendo en un laboratorio de ideas, “aquí estamos experimentando”, decía.

Miles de acciones de arte, de exposiciones con mucho contenido estético, social, pasaron por ahí y plasmaron sus inquietudes, frente a la sociedad, los acontecimientos políticos, frente a la cultura. Fue una galería de mucho movimiento, entonces, como se hacían muchas exposiciones en los 4 locales del centro, era una actividad de mucha efervescencia.

En plena dictadura militar se presentaron osadas acciones de arte, como el sillón presidencial donde se incrustaba la tapa de un wc, el recital de la banda Fiskales Ad-Hok y la intervención de las siete vírgenes embarazadas, ¿cómo fue sobrevivir y lidiar con el silencio y censura hacia la cultura?

Lidiamos, y seguimos lidiando con la misma sociedad, no ha cambiado mucho. En esos tiempos eran temas beligerantes, lo de las vírgenes era fuerte y el tema presidencial también. A lo mejor esas apuestas era muy literales, ciertamente, pero era una crítica. O por ejemplo el Colectivo Piano Ramón Carnicer, donde se cuestionaban a estos personajes de la historia patria. Yo no estoy de acuerdo, porque creo que los próceres son próceres nos guste o no, a favor o en contra, pero en este colectivo había un cuestionamiento al concepto del héroe. Había una crítica con lo icónico en una época en que lo militar era muy fuerte.

Y el financiamiento, ¿quién estaba detrás del proyecto?

Hay que decir que la Galería Bucci jugó un rol gracias a la visión de un hombre idealista, soñador. Él siempre financió, dedicándose al comercio del arte, los aportes siempre fueron paupérrimos, y duraron poco. No fue una galería convencional por este carácter experimental que tenía. Si bien en la primera etapa se trabajó con artistas que eran de un gusto público y se podían vender, en los 80 no vendíamos nada, si era puro arte experimental. Además que era gratis para los artistas, no les cobrábamos.

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Qué pasó con la galería después en los 90?

Aquí llegó la democracia y se desinfló la cosa. En los 80 había una efervescencia, había ganas de crear, producir, expresarse; eso pasaba con la plástica, el teatro, la literatura y el cine. Después se provocó una acomodación,  entonces mi padre sintió que no había mucho que hacer. La galería apoyó la democracia y los cambios, pero eso es una parte de la Bucci, porque hay otras facetas.

Creo que es importante que se sepa la dimensión de la Bucci. Pasa más allá de la pura ideología, fue más vanguardista. Tiene mucho de los 80 porque la situación era así y se involucró con mucha fuerza para apoyar a los artistas, pero la Bucci va más allá.

Lo político es un rostro, pero también fue una galería pionera en la extensión artística del norte, por ejemplo. La Galería Bucci llegó a tener una sede en Arica cinco años y ese trabajo fue fructífero.

En los 90 él se va al norte y empieza a crear allá, realiza estas acciones de arte como “Flores del Desierto” (1995). Para él, las flores simbolizaban un llamado a la vida. Era contrastar esta soledad existencial del hombre con ese concepto. Los cuadros eran un llamado a la plenitud, momentos de disfrute, goce, positividad. Los cuadros también tienen una lectura sobre la opresión, pero las lecturas son abiertas.

¿Cómo afectó la muerte de Enrico Bucci?

La muerte afectó mucho porque era el motor, el alma mater. Yo lo acompañé siempre, me hice cargo con él en los 80, y se dieron las cosas porque yo estudiaba en la escuela de Bellas Artes. Cuando el falleció estaba en la etapa del norte, estaba con  “La Momia de Lasana” (1997). Él ya se había alejado de la escena de Santiago.

Este paso lo marcó, porque de alguna manera pasó a transformarse en creador, cuando realiza esta acción de arte, que son parte de su historia y filosofía.

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¿Qué denotó el cierre de la Galería Bucci?

Pasó que el escenario cambió y se acomodó. Tuvimos problema del tipo económico y no se podían sustentar cuatro locales, y el centro dejó de ser el epicentro, hubo un desplazamiento.

Entonces por eso decide hacer la galería vitual

Era un deber conmigo, con su memoria y los artistas. Lo decidí también porque no tenía los medios para tener el espacio físico, y  me pareció importante como vitrina. La galería existe todavía, y en la actualidad trabajo con 40 artistas.

La virtualidad te permite estar más conectado con una variedad amplia de público. Creo que la galería la conocen más ahora, que antes y eso pasa porque estás conectado con el ciberespacio. En mi caso sigo siendo un galerista de la vieja escuela, y con mis artistas hay un trabajo personalizado.

Usted escribió un artículo llamado “La difícil tarea de hacer arte en Chile” en la revista Arte al Límite en el año 2004. Han pasado más de 10 años de esa publicación, ¿cuál es el balance que hace hoy?

Mantengo mi postura, porque creo que los héroes en este país son los artistas. El artista está vinculado con el mundo de la cultura, y me estoy refiriendo no solamente a los artistas plásticos, sino a todo el ámbito del arte. Son la cara visible de un pueblo y de una nación.

Nuestra mejor imagen es la que vemos fuera de Chile. Pero, ¿por qué es difícil hacer arte?  Porque Chile es muy complejo, las cosas no se dan de buenas a primeras, hay mucha burocracia. Entonces la gracia de un gestor cultural, de un galerista es romper las barreras. Es difícil, a todos les cuesta salir adelante.

¿Qué cambios se deben hacer?

Tiene que haber una política cultural que facilite aún más el desarrollo de la cultura. Se han hecho cosas, pero si Chile no salta con los pantalones puestos en el mundo de la cultura, va a seguir en el subdesarrollo.

Tiene que ponerse como tema en el tapete, en la televisión, pero ahí volvemos al mismo tema. La cultura no vende, y se usa como imagen. El Ministerio de Cultura tiene que jugársela al 101 por ciento para seguir favoreciendo la cultura.

Si este país no se toma en serio la cultura va a perder la identidad. La cultura es algo serio, es la identidad de un país, es nuestra idiosincrasia, es que nos reconozcan como tales. Chile se está desperfilando, hay que tener cuidado, y hago un llamado de atención para que los actores involucrados lo piensen.

No se trata de hacer eventos por todas partes, el “eventismo” no sirve, lo que sí funciona es ir proponiendo una política cultural sostenida y sistemática, no de ratos. Tienen que dar más presupuesto para las actividades culturales, un país tiene que invertir.

La Turista. Acrílico. Constanza Villalba. “40 años de trayectoria en el arte nacional”

La Turista. Acrílico. Constanza Villalba. “40 años de trayectoria en el arte nacional”

“40 años de trayectoria en el arte nacional” se puede ver entre el 14 y 27 de abril en el Instituto Italiano de Cultura de Santiago, ubicado en Triana 843, Providencia, Metro Estación Salvador. Más detalles de los expositores en Galería Bucci.

Foto Principal: Inauguración exposición “El Jardín de las delicias”, del artista Fernando Tejeda. Fecha: 03 de marzo de 1991. De izquierda a derecha: Ennio Bucci, Fernando Tejeda, Enrico Bucci, Auspiciador y Jacobo Barizon.

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