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Humberto Giannini, filósofo público

Humberto Giannini estaba interesado por una filosofía comprometida con la actualidad y con el destino de la Universidad pública. El filósofo del diálogo, de lo común, de lo público, de la palabra fue homenajeado transversalmente por filósofas y filósofos, lectores, discípulos y amigos de todas las generaciones en el Instituto Italiano de Cultura. Inicio de un año académico 2015 que le rendirá permanente homenaje.

Cristián Vergara / Filosofía y Humanidades U. de Chile

  Martes 14 de abril 2015 11:32 hrs. 
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Olga Grau, filósofa y principalmente amiga cercana, tomó la palabra para presentar su vida y obra e introducir las intervenciones de Carlos Ruiz Schneider, Cecilia Sánchez, José Santos y Pablo Oyarzún. El tema escogido fue filosofía y universidad, diálogo que se abre una serie de encuentros que tendrán su momento cúlmine en el coloquio “Conversaciones Humberto Giannini” en el mes de noviembre.

Giannini público

“Su filosofía es una filosofía de la amistad, de la convivencia, de la experiencia común que apela al afecto como condición consciente de estar afectado por los otros y afectar a esos otros cotidianamente”, destaca Olga Grau.

La amistad, lo cívico, la calle como espacio de encuentro y conversación. Olga Grau habla de Giannini como un filósofo preocupado por participar en lo público, por comentar el acontecer nacional, practicando la “filosofía ciudadana”, término que utilizaba refiriéndose a uno de sus maestros, Jorge Millas.

Carlos Ruiz Schneider en consonancia con lo anterior expuso puntos de vista sobre la universidad y lo público del filósofo basados en las últimas intervenciones de Giannini en la prensa – la publicación de la Universidad de Chile “El Paracaídas” nº3 y The Clinic- donde da cuenta de su interés y compromiso con la universidad y con uno de los temas centrales, sino el más importante dentro del movimiento estudiantil: la gratuidad.

En cuanto a la relación entre su idea de la universidad y la filosofía, Carlos Ruiz señala: “No es extraño que Humberto haya sido un filósofo de la ciudad y hasta de la calle, un filósofo civil, un filósofo cívico. Su tema, decía en una de sus últimas entrevistas, no era la política, pero probablemente sus combates por la tolerancia, sus recorridos por la ciudad, su experiencia de la exclusión y el autoritarismo lo fueron llevando lentamente a la polis, a la democracia y últimamente también a revitalizar su reflexión sobre lo común y lo público, sobre la educación y la exigencia de gratuidad de los estudios superiores como condición de autonomía y libertad para los jóvenes”.

Crítico del modelo privatizador y del modo en que la Universidad de Chile fue cercenada y golpeada por la dictadura, Giannini se sintió parte del movimiento de estudiantes que desde el 2006 sale a las calles en busca de cambios y derechos para él básicos y dados por nacimiento para todas y todos.

Giannini y el compromiso de la filosofía

José Santos, profesor de la Universidad de Santiago, destacó a Giannini como un filósofo inspirador y transformador. Tres pasajes, tres notas que cambiaron el modo en la que él entendía la filosofía y que lo vincularon hasta hoy con el filósofo de Valparaíso.

La primera de ellas es la que abre “La reflexión cotidiana” donde dice que “la filosofía tiene un aspecto esencialmente autobiográfico o incluso diarístico”, cita acompañada por una nota al pie de página observa: “el diario de vida como método filosófico”.

“La filosofía no debe desterrar de sus consideraciones la manera en que el filósofo mismo está implicado y complicado en aquello que explica. De lo contrario, corre el riego de perder su sinceridad vital, sus preferencias concretas”, destaca José Santos en la lectura de Giannini.

La segunda clave es la siguiente: “Pretendo no llegar tarde a comprender las cosas de mi mundo y de mi tiempo, cosas que jamás un pensador debiera perder de vista”.

La profesionalidad de la filosofía implica necesariamente una referencia a la vida social. “Si el filósofo no se refiere a lo social es un filósofo a medias”, señala José Santos. Los filósofos deben preocuparse de la sociedad, si no, no están haciendo todo lo que pueden hacer, incluso como profesores. La filosofía debe tener una raíz en el centro de la realidad.

En una entrevista hecha por Faride Zerán, Giannini explica: “El filósofo que no es vigente no es filósofo. Me interesa Platón porque lo considero vigente. Interesa hoy. Si no interesara estaría haciendo filosofía de museos”. En otra entrevista realizada por Iván Jaksic, Santos destaca las palabras de Giannini: “Por ejemplo, a mí me parece más muerto Hartmann que Platón (…)

Con Platón puedo volver a Santiago de Chile en cualquier momento, pero no con Hartmann”, haciendo referencia a Nicolai Hartmann, filósofo alemán de la primera mitad del siglo XX.

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Como tercera clave, Santos cita el libro “Desde las palabras”: “Deseo ponerme muy cerca de la vida, lejos del gabinete de estudio, a contemplar cómo transcurre lo efímero, lo cotidiano, en el seno de lo eterno”. Siguiendo a Giannini, Santos complejiza la situación que instala a los filósofos como corporalmente domesticados, deformados, con las espaldas curvas habituadas a las bibliotecas donde hacem disciplinadas fichas y rigurosas revisiones bibliográficas.

Giannini transmite su aspiración de ponerse cerca de la vida, la que acompaña los acontecimientos del mundo, describiéndolos y criticándolos ineludiblemente. Tal como el fotógrafo, piensa que el filósofo debería ir por el mundo, atento, tratando de no perderse los acontecimientos que lo rodean.

Giannini com-partido

Pablo Oyarzún, filósofo, estudiante, y luego amigo y co-investigador dio cuenta de una dimensión más íntima de Humberto Giannini. La intimidad de la investigación con él y detalles como el tira y afloja con los autores que se disputaron para preparar un libro sobre la reflexión cotidiana. Soltarle a Platón y quedarse con los sofistas, quedarse con Kant y dejarle a Spinoza.

“Humberto no era especialista en nada. De hecho se le podría haber discutido muchas veces su interpretación de Kant. Tampoco creo que sea muy específica su interpretación de Heidegger. Pero no son los especialistas los que hacen la filosofía”, explica Oyarzún. Giannini practicaba el ensayo y eso tiene que ver fuertemente con Latinoamérica. La escritura del continente es ensayística, lo cual es un tema del que la filosofía debe hacerse cargo. Acá la virtud de Giannini, la comunicación del pensamiento, lo transversal de su aproximación.

Pablo Oyarzún com-partió la investigación y el pensamiento con Giannini y cuenta lo importante que era para él la educación y el escenario social como espacio de realidad y realización de la filosofía. Un filósofo, en definitiva, capaz de reunir y compartir.

Fotos: Cristián Vergara / Filosofía y Humanidades U. de Chile.
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