El escenario político y económico vuelve a tensionarse entre Grecia y la Euro zona debido a que aumentan las presiones sobre el gobierno de Syriza para que haga más privatizaciones y coloque como prioridad el pago de la deuda, aunque esto signifique hacer mayores recortes en el pago de pensiones y salarios de los funcionarios públicos.
La cuenta regresiva ya está en marcha porque el próximo 5 de junio se vence el plazo para que el gobierno del primer ministro, Alex Tsipras, pague una cuota de 300 millones de euros al Fondo Monetario Internacional (FMI), lo cual fue cuestionado por la autoridad griega, que incluso amenazó con no pagar el dinero si eso implica poner en riesgo el pago de los pensionados de su país.
En este sentido, los personeros de Syriza afirmaron que “la negociación está llegando a un punto crítico”, como dijo este jueves el portavoz de Syriza, Nikos Filis. El ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, apuntó que el Gobierno no tendrá dudas si tiene que elegir entre devolver dinero al FMI y pagar a su gente: “La prioridad es pagar los sueldos públicos y las pensiones”.
El analista internacional Raúl Sohr dijo que muchos señalaron casi desde el principio del Euro que era difícil tener un zapato que calzara bien en todos los pies y que, por ejemplo, la economía sueca es completamente diferente a la economía griega. Por ello, el principio de que todos se rigieran por una misma moneda y tuvieran los mismos parámetros respecto al déficit fiscal significaba pedirle mucho a algunas economías.
El también profesor universitario dijo que Grecia y la Eurozona han venido caminando al filo de la navaja hace bastante tiempo, con amenazas, contra-amenazas y presiones desde ambas partes, con una balanza que a veces se inclina en favor de los griegos y en otro momento hacia el lado de los acreedores.
“El gobierno griego ha dicho que su primer compromiso en con sus mandatarios que es el pueblo que los eligió, donde el compromiso fue no privatizar más y no reducir algunos de los servicios que da el Estado, como el pago de las pensiones, pero a la vez ha dicho que quiere pagar, Mientras, los europeos plantean que quieren que Grecia siga dentro de la Unión Europea, pero tiene que cumplir con ciertas condiciones y las reformas que está proponiendo Atenas no les parecen suficientes”, explicó Sohr.
El analista internacional indicó que dentro de este escenario Alemania ha quedado como el país que ejerce la disciplina en Europa, postulando que si se sientan precedentes, finalmente puede llevar a un desorden en el viejo continente y que si Grecia no puede responder las exigencias europeas se tendrá que aceptar que salga de la coalición.
Respecto de la situación de crisis financiera de Grecia, el periodista y analista económico Roberto Meza dijo que la próxima fecha de pago del 5 de junio es solo un capítulo más en el marco de la inmensa deuda griega que se arrastra desde 1998 y que asciende a 320 mil millones de dólares, lo que representa el 180% del PIB del país.
El profesional dijo que dentro de este proceso de negociación que se extiende por varios años ambas partes (Grecia – acreedores) quieren seguir manteniendo el vínculo a pesar de las fricciones coyunturales que se presenten cada cierto tiempo, e indicó que gran parte de la deuda se le debe a Alemania con 76 mil millones de dólares. El problema adicional es que Grecia no tiene fuentes abiertas de recursos, excepto la Troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional).
Roberto Meza subrayó el hecho de que la semana pasada el gobierno de Tsipras le pagó al FMI 750 millones de euros en un momento en que se suponía que la liquidez de Grecia estaba por el suelo, lo que le dio un espacio de semanas para seguir negociando y tratar de mantener la relación y no llegar al quiebre.
El analista económico consideró poco probable que la actual situación de tensión entre Grecia y los acreedores vaya a desembocar en un quiebre de relaciones, que signifique no pagar y pasar a otro escenario de cobro, por ejemplo, mediante mecanismos judiciales.
“El quiebre significaría la eventual salida de Grecia de la Euro zona, lo que impactaría en el mismo nivel de la deuda que tienen los griegos con Alemania, con el agregado de que una condición de ese tipo pudiera arrastrar a otros países en una situación similar a la de Grecia, como Portugal e Italia, los cuales también están con problemas y que por eso han renegociado en reiteradas ocasiones”, indicó.
Según Meza, un camino viable para que Grecia pueda pagar su deuda se encuentra en la cláusula de ajuste de largo plazo, que en este caso es de 16 años de plazo, indicando que los planes de pago llegan incluso hasta 2057 y agregó que los griegos están pagando tasas de interés de 2,5%, que es inferior a las tasas en Irlanda, Portugal, Italia y España, que están en condiciones similares.
Para la profesora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago (IDEA) Olga Ulianova, la situación que enfrenta el gobierno griego de cara al próximo 5 de junio viene a replicar episodios afrontados en el pasado. La docente dijo que la novedad respecto de la deuda griega está dada por las recientes reuniones que sostuvo el primer ministro de ese país,
Alexis Tsipras, con el Presidente de Francia Francois Hollande y la canciller alemana Ángela Merkel, los cuales plantean diferentes posturas ante la situación de crisis financiera del país heleno.
La profesora de la USACH explicó que por un lado el gobierno de Francia se muestra favorable a abrir el espacio necesario para que los griegos puedan implementar políticas económicas más expansivas que permitan mayor crecimiento y la creación de nuevos puestos de trabajo para que puedan empezar a salir de la crisis.
Ulianova señaló que en contraste con esta postura francesa de mayor apoyo hacia Grecia, la canciller alemana, Ángela Merkel, indicó en medio del encuentro sostenido con Tsipras la ya tradicional postura de rigidez, en el sentido de que Grecia debe cumplir con los plazos de pagos impuestos por los acreedores, y seguir al pie de la letra las medidas de ajuste que exigen las entidades de la Eurozona.
La envergadura de la deuda griega es tan grande que si el país creciera al 5 por ciento el país debería destinar el total de las ganancias de ese ritmo de crecimiento al pago de los intereses de la deuda, que en la actualidad tiene una tasa de interés de 2,5 por ciento, lo cual es absolutamente insostenible para cualquier país.