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Proyecto de Fomento Lector busca equipar cárceles con bibliotecas públicas

Generar espacios de lectura y promover la alfabetización digital son algunos de los objetivos que persigue el proyecto “Fomento Lector en Recintos Penitenciarios” creado durante 2014 por la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) y Gendarmería.

Abril Becerra

  Miércoles 10 de junio 2015 18:46 hrs. 
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Desde Parra a cuentos infantiles. Desde manuales de construcción a textos relacionados con la cultura Mapuche.Todas estas serán colecciones que formarán parte de distintas bibliotecas que se implementarán, a partir de septiembre de este año, al interior de diversas cárceles del país.

En total serán 15 las cárceles las que serán beneficiadas por esta iniciativa liderada por la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) y por Gendarmería

Según Javiera Silva, coordinadora del proyecto Fomento Lector en Recintos Penitenciarios, esta idea nació cuando en el contexto del programa Biblioredes pensaron en la necesidad de ampliar las acciones respecto al fomento lector.

“Desde hace cinco años el programa Biblioredes venía instalando iniciativas respecto a la alfabetización digital, y se pensó en ampliar el proyecto generando bibliotecas”, explicó Javiera Silva.

De acuerdo a Loreto Olivares, Encargada de Educación de Gendarmería, el trabajo sobre fomento lector en centros penitenciarios se realizó al revés de lo acostumbrado ya que ” primero se instaló Biblioredes y de ahí se vio la necesidad de instalar bibliotecas en distintos centros penitenciarios”.

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Este proyecto junto con dotar de equipamiento a las bibliotecas ubicadas en los centros penitenciarios, pretende también realizar un trabajo de mediación con talleres de escritura y de alfabetización digital. Además busca realizar lecturas focalizadas respecto a las necesidades y a la población de cada centro.

Uno de los criterios utilizados para escoger los centros en los que se trabajará tiene que ver con la disposición de la unidad técnica de Gendarmería y con la posibilidad de tener un espacio donde poder implementar los libros y estanterías.

Actualmente existen cerca de 6 bibliotecas penitenciarias en Chile, sin embargo, estas no dependen de Dibam, sino que forman parte de un sistema de donaciones que realizan colegios y que en muchos casos son productos de autogestiones de los mismos reclusos. No obstante, con este proyecto, se buscará llegar en un plazo de 5 años, a un total de 76 cárceles presentes a lo largo de todo el país

Lectura y reclusión

El programa de Biblioredes ha permitido fomentar la lectura al interior de las cárceles por medio de talleres y diferentes actividades, beneficiando a cerca de 2 mil presonas. Pese a ello, con la existencia de bibliotecas internas “el hábito de la lectura se fortalecería”, explicó Silva.

De acuerdo a esto comentó que “algunos de los internos no están acostumbrados a leer y muchas veces no entienden lo que leen, pero sin embargo les ha servido para relacionarse por medio de la palabra escrita y oral”.

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“Lo ven como entretenimiento, como acceso a la información, como una posibilidad creativa. Los profesores manifestaron eso, que entre más leían, más se atrevían a escribir y mientras más se atrevían a escribir, más seguros se hacían de su discurso, porque tenían más herramientas para expresar lo que sentían o lo que pensaban”.

Este proyecto busca además, en un plazo de 5 años llegar a un total de 76 cárceles, desde Arica hasta Punta Arenas, para poder realizar actividades relacionadas con la lectura, además de implementar espacios dedicados cien por ciento, a los libros.

 ¿Qué leerán los reclusos?

Según Loreto Olivares, Encargada de Educación de Gendarmería, lo que busca este proyecto es igualar el derecho a la lectura.

“Nosotros tenemos que garantizar que todas las personas, al igual que en el exterior, tengan derecho a acceder a la educación, por lo tanto todos estas iniciativas van a ayudar a los reclusos que acceden a distintos programas de educación al interior de diversos centros penitenciarios”, explicó.

El proyecto busca además equipar a las bibliotecas dependiendo de la zona, edad y género en que se encuentre cada centro penitenciario. “Por ejemplo, hay unidades en donde se trabaja el oficio de la madera, entonces ahí hay que potenciar bibliografía que apunte a ese trabajo. En el sur hay un tema de étnia, entonces los textos tienen que ser acordes a la realidad que se vive en cada unidad penal”, comentó Olivares.”El tema de los textos no es un tema azarosos sino que es algo que está muy bien pensado y que se trabaja para cada centro penitenciario”, subrayó.

Por último, desde Gendarmería, Olivares explicó que “más que libros, lo que pretende esta instalación de bibliotecas es fomentar el hábito de la lectura en la población penal, lo que es lo más difícil, dentro de todo”.

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