Innovación para el crecimiento sostenible, hacer frente a la pobreza, el narcotráfico, el cambio climático y trabajar en acuerdos económicos estaban los grandes desafíos de la nueva cumbre UE-Celac que se realizó este miércoles 10 y jueves 11 de junio en Bruselas, Bélgica, cuyo lema fue “construir un mundo en común”.
A América Latina le interesa el acceso al mercado europeo. A la Unión Europea, no perder presencia en esta parte del mundo, ante la poderosa arremetida de China.
También hubo avances en asuntos políticos. Los más de 40 líderes de la Celac y la UE y las 61 naciones presentes respaldaron las conversaciones de paz en Colombia, el proceso de modernización emprendido por Cuba y la nueva fase que se ha abierto en las relaciones entre Bruselas y La Habana, entre otros temas relevantes.
En esa línea realizó su intervención el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa quien elogió la voluntad política del bloque comunitario y reiteró que América Latina es una Patria Grande unida, digna, independiente y libre, poniendo sobre la mesa dos de los temas que generaban más expectación en las delegaciones diplomáticas y los medios de prensa.
“Celebramos el triunfo de la dignidad y soberanía del pueblo cubano, el proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. Aún queda por extirpar el inhumano e ilegal bloqueo y la devolución de territorio ocupado de Guantánamo, uno de los rezagos de colonialismo en nuestra América. Rechazamos y demandamos la derogatoria de la orden ejecutiva emitida por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama imponiendo sanciones unilaterales a Venezuela por supuestamente constituir un peligro a la seguridad nacional de Estados Unidos. La orden, además el ridículo argumento, viola flagrantemente el derecho internacional, y particularmente el literal e) del artículo 3 de la Carta de la OEA”.
En la Cumbre no estuvieron presentes la presidenta de Argentina Cristina Fernández, y justamente los mandatarios Fidel Castro y Nicolás Maduro. De hecho, pese a la ausencia de Maduro del encuentro, la situación en Venezuela evidenció las primeras diferencias.
Este firme rechazo a la injerencia norteamericana y el reclamo por imponer una condena expresa a las sanciones de Washington, chocaron con los países del llamado Viejo Mundo, que mostraron su preocupación por lo que califican “el deterioro de las libertades”, apuntando al encarcelamiento de líderes de la oposición. Mientras, algunas delegaciones se mostraron molestas con la forma en que dejó Venezuela el ex presidente español, Felipe González, quien fue cuestionado por el boliviano Evo Morales.
Pese a este debate se aprobó una referencia a la situación de Cuba y Venezuela en la llamada “Declaración de Bruselas”. Además se firmó otro documento donde los líderes pudieron avanzar en las metas trazadas, como sostuvo el responsable por la organización de la Cumbre, Hugo Sobral, en conversación con Radio Universidad de Chile.
“Cuando iniciamos este proceso de preparación de la Cumbre, nosotros teníamos como objetivo más diálogo político, consolidar los lazos económicos, y avanzar hacia un nuevo tipo de cooperación, lo que nosotros llamamos construir una relación para las generaciones futuras. Y se han adoptado decisiones importantes, por ejemplo sobre el tema del diálogo político, la Cumbre ha decidido pedir a los ministros de Exteriores que se reúnan en el período entre cumbres, para que todos los años exista un momento de diálogo político de alto nivel”.
Entre los avances Sobral destacó la firma de protocolos para eximir a algunos países de la obligación de contar con visa, la disposición de aumentar el diálogo en temas de seguridad, donde Chile firmó un acuerdo en gestión de crisis y paz, que Europa busca expandir con otros países. En lo económico se acordó avanzar en la modernización de los acuerdos comerciales, se amplió la facilidad de cooperación a nivel triangular, para apoyar a terceros países, se aumentaron becas para estudiantes, y se trabajaron temas de innovación.
Pero las conversaciones económicas también plantearon varios desafíos en la lógica del diálogo bi-continental con imposiciones de Europa, como sostuvo el analista internacional, Guillermo Holzmann.
“De alguna lo hace ver, no en los discursos, pero sí cuando uno mira la agenda, requiere que los países de América Latina estén alineados con el pensamiento neo-europeo y esto implica que hayan cierta sintonía, al menos, o complementación en torno del pensamiento neo-europeo en torno de Rusia, respecto de lo que impone Estados Unidos respecto de China, y en esa perspectiva, probablemente se planteó un escenario mucho más complejo, pero donde hay una disposición a dialogar. Ahí en esa perspectiva, en definitiva, hay unos avances en donde los problemas a superar quedan muchos más claros, y los países saben ya a qué cosa atenerse”.
Para el analista esto se enmarca en el juego de poderes en el afán de la Celac de lograr autonomía de los Estados Unidos y la negociación que Europa plantea a América Latina y el Caribe sobre su posición ante otras potencias como China o Rusia, temas más que vigentes en un proceso manifiesto de reconfiguración del orden internacional.