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Arturo Vidal y una sociedad ciega


Lunes 22 de junio 2015 12:29 hrs.


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La televisión lo anuncia, la radio se inunda de la noticia, los diarios electrónicos y las distintas plataformas de información vía Internet se repletan de visitas, Facebook y Twitter simplemente se revientan de una información que paraliza de manera ridícula a este país: “El accidente de Arturo Vidal”.
Un auto de lujo conducido a más de 160 km/h, impacta a otro en la carretera dejando tres personas lesionadas debido a que el conductor estaba en completo estado de ebriedad. Esa es la realidad. La película de ciencia ficción generada por este país fue que el delito lo cometió un futbolista.

Lo que no se ve es que la irresponsabilidad fue múltiple y desde mi punto de vista se lo daré a conocer:

Del 100 por ciento de las personas en situación de discapacidad (que les recuerdo somos 3 millones de personas), un 51 de ellas corresponde discapacidad física. Parapléjicos, tetrapléjicos, amputados, hemipléjicos, lesiones cervicales, personas en estado vegetativo persistente, afasias y un sin número de daños, tanto neurológico como físicos, producidos precisamente por accidentes automovilísticos y en un altísimo porcentaje víctimas de conductores ‘ejemplares’ como Arturo Vidal. El delito cometido por el futbolista de la Juventus no solamente es la conducción en estado de ebriedad, sino la negación de ésta, la falta de respeto hacia Carabineros, su actitud arrogante y altanera.

Jorge Sampaoli, por su parte, como líder, pierde credibilidad, respalda los hechos defendiendo lo indefendible, hace vista gorda ante lo concreto y lo que es peor, adopta el papel de Poncio Pilatos y lo deja dentro del equipo.

Observo esta situación, y me doy cuenta que hay un tercer delito: el ‘cómo’ esta sociedad chilena es capaz de avalar hechos como éste. Y me doy cuenta de que definitivamente en un país como el nuestro la educación jamás va a ser prioridad, los profesores jamás van a ser prioridad, los estudiantes que marchan y se desgastan por un derecho tampoco lo serán.

Esta sociedad chilena, ciega e ignorante, ve un delito cometido por un ‘ídolo’ y lo respalda. ¿Culpa de la televisión?, no. ¿Culpa de la radio?, no. ¿Culpa de Internet?, no. Esto es por culpa de una sociedad que es capaz de priorizar espectáculos como el fútbol, que son capaces de gastar en una entrada dos o tres veces más de lo que hoy corresponde al sueldo mínimo, que le enseña a sus hijos que hacer lo que hizo Arturo Vidal está bien hecho y, que es lo peor, se les enseña a que está bien continuar viendo al infractor jugando en esa cancha.

Son cerca de 17 millones de chilenos los que avalan el delito por un cometido por Arturo Vidal. Millones de chilenos que lo siguen alentando en el estadio, 17 millones de chilenos que enseñan a los niños que lo hecho va pasar impune, que en este país la sociedad no castiga los delitos y 17 millones de chilenos que entienden que el manejo en estado de ebriedad es sancionado, siempre y cuando no seas un jugador de fútbol. Les recuerdo el caso del arquero de la Universidad de Chile Johnny Herrera, que cometiendo un asesinato aún está llenándose de elogios detrás de una pelota de fútbol y en estadios repletos.

¡Cómo le conviene a esta sociedad ser ciega!, ¡cómo les conviene no castigar a los que se lo merecen!, ¡cómo les conviene criticar a los estudiantes y profesores que luchan por un país más justo y que salen a las calles a protestar por lo que realmente vale la pena!

Soy docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y siempre voy a respaldar a mis estudiantes, la lucha por un país más justo, el mejoramiento de la educación pública y, por supuesto, el trato digno de los docentes.

Como ciudadana chilena, bajo ningún punto de vista, perdono el delito cometido por Arturo Vidal, el asesinato cometido por Johnny Herrera, ni la incongruencia, falta de liderazgo y de carácter de Jorge Sampaoli. No, para mí el fútbol jamás va a ser prioridad.

Todo lo contrario, me avergüenzo por vivir en una sociedad la cual se tiñe de color rojo para apoyar a un equipo que tiene un muy mal líder, en que un infractor no es castigado y lo que es peor: se sientan frente a la pantalla enseñándoles a sus hijos que el que está en este minuto jugando en la cancha, es un infractor de la Ley e impune.

El día que esta sociedad entienda que la educación está por sobre el fútbol, en ese minuto, sólo en ese minuto, podremos pensar en tener una sociedad más digna.