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Brasil responde a la crisis con recortes presupuestarios

Brasil atraviesa un complejo escenario político y económico, en medio de un tenso clima marcado por los casos de corrupción que han golpeado al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, pero también por los intentos golpistas denunciados por el oficialismo. Ahora, el Ejecutivo intenta recuperar el control de la discusión política a través de una potente agenda de probidad.

Paula Correa

  Jueves 9 de julio 2015 18:23 hrs. 
dilma

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La eliminación de puestos diplomáticos creados durante el gobierno de Lula Da Silva, entre los años 2003 y 2010, el retiro de beneficios a los  cónsules y otros funcionarios brasileños en el extranjero, así como la renegociación de arriendos de inmuebles, son algunos de los recortes anunciados el jueves por la Cancillería brasileña.

Esa es sólo una muestra de cómo ha impactado en el plano fiscal el plan de recortes que desarrolla el gobierno en respuesta a la crisis económica que están viviendo y que ya toca fuerte al ciudadano común. De hecho, hace pocos días Dilma Rouseff autorizó a los empresarios privados a flexibilizar las jornadas laborales para evitar despidos.

Pero no sólo es delicada la situación en la arena económica, también hay críticas políticas al manejo del Partido de los Trabajadores (PT) en el escenario de desaceleración que enfrenta América Latina y, más aún, después del escándalo de corrupción de Petrobras, que golpeó con fuerza al congregado oficialista y aún amenaza al Ejecutivo.

Para Daniel Giménez, sociólogo y cientista político del Centro de Estudios para la Igualdad y la Democracia, los medios brasileños han incrementado este clima de conflictividad, realizando una verdadera campaña por la dimisión de la Presidenta.

“Los medios y la oposición están inmersos en una campaña del terror respecto de la situación económica, sabiendo que las consecuencias obvias son una estampida de inversión extranjera hacia afuera y el cambio de expectativas de los mercados más importantes relacionados con Brasil como el petróleo, la soya y todos los commodities fundamentales para la economía del país”, dijo.

Y si bien sigue la caída de la mandataria en las encuestas, Dilma Rousseff dijo que no renunciará y acusó a los medios y la oposición de realizar una serie de “intentos golpistas”. En tanto, se publica que los inversores europeos señalan que Brasil es la economía con un mayor riesgo de contagiar de desequilibrios a los mercados globales, muy por encima de la amenaza que representan Rusia y China.

¿Pero qué impacto tiene eso para Latinoamérica? Si bien Brasil no cuenta con una agenda hemisférica política que vaya a condicionar las relaciones en el interior del sistema interamericano, su importancia en la región es principalmente económica, como dinamizador de procesos productivos y comerciales, por lo que, si entra en crisis, se puede esperar un efecto dominó en economías cercanas.

Sobre esto se refirió el Director Adjunto del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile y Doctor en Ciencia Política de la Universidad de Essex de Inglaterra, Miguel Ángel López.

“Los principales afectados van a ser los países del Mercorur, o sea Paraguay, Uruguay y Argentina principalmente, porque la exportación de bienes de estos países a Brasil representa el tres o el cuatro por ciento de su Producto Interno Bruto y es bastante menos importante para Chile, donde es sólo el 1,5 por ciento, o para Colombia, México, Perú, donde es como el 0,5 por ciento”, sostuvo.

Así a sólo seis meses del segundo gobierno del Dilma Rousseff, una economía estancada, la baja producción, el alza en la inflación y el desempleo, azotan a la séptima economía del mundo y ponen en juego la precaria situación económica de sus vecinos

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