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“De vida y de muerte”: Pedro Chaskel rescata los testimonios de la Operación Cóndor

La cinta muestra los archivos originales que envió Manuel Contreras en 1970 a sus pares para coordinar el plan de detenciones, además de distintos relatos de los sobrevivientes de la Operación Cóndor.

Abril Becerra

  Sábado 1 de agosto 2015 9:32 hrs. 
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Entre los años 1970 y 1980 los gobiernos de Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Chile, levantaron una campaña en conjunto para detener a los opositores de sus regímenes.

Se trataba de la Operación Cóndor, plan que terminó con cientos de fallecidos y múltiples desapariciones en toda Latinoamérica.

Este es el contexto en el que se sitúa De vida y de Muerte; Testimonios de la Operación Cóndor, el nuevo documental del cineasta Pedro Chaskel que se estrenará este 6 de agosto en la Cineteca Nacional del Centro Cultural Palacio La Moneda.

En este trabajo, el documentalista recopiló diversas entrevistas realizadas a los testigos y sobrevivientes de la Operación Cóndor. Una labor que se llevó a cabo en Paraguay, Uruguay, Argentina y Chile durante el año 2000 y que además, revela cómo los militares actuaron frente a las detenciones y el rol que tuvo Manuel Contreras en la organización de la Operación Cóndor.

¿Qué te motivó a realizar este documental?

Fue iniciativa de una amiga cuyo esposo fue víctima del Cóndor y ahí me sugirieron la posibilidad de hacer un documental sobre esto. Además, hay que pensar que en el año 2000, que es cuando filmamos, lo del Cóndor era mucho menos conocido que ahora, entonces el interés de hacer un documental sobre el tema era a la vez, una posibilidad de denuncia de lo que había pasado.

¿Existen otros documentales que hablen de la Operación Cóndor?

Me encontré con un documental francés, pero en Chile, propiamente tal no se ha hecho nada.

¿Cómo tuvieron acceso a los informes de los militares?

Fue un golpe de suerte que tuvimos cuando grabamos en Paraguay.  Nos topamos con un equipo de la televisión alemana y ellos tenían un material en donde se mostraba el descubrimiento de muchos documentos. Y ellos nos regalaron esas imágenes.  Por eso digo que es un golpe de suerte, una gran generosidad de parte de ellos y es uno de los elementos que le dan bastante interés al documental. Luego,  nosotros filmamos el archivo organizado que existe y ahí nos encontramos con la citación que hace Contreras a sus iguales para institucionalizar algo que ya había de antes.

¿Cuáles son algunos de los relatos presentes a lo largo del documental?

Está el testimonio de un uruguayo que hasta tiene momentos cómicos. Es una tragicomedia mucho más trágica que comedia porque sobrevivió un grupo y el resto, desapareció por completo. También está el testimonio final, que es de una chilena que estuvo en Villa Grimaldi, que es muy impresionante.

¿El documental está dividido en partes?

Sí, este fue un recurso que lo utilicé en las últimas semanas del montaje. Son capítulos que orientan al espectador hacia dónde vamos, porque lo que tenía antes, cuando no tenía los títulos… Bueno simplemente cambiaba de tema, y realmente era un poco desconcertante y ese problema fue el que me tuvo muchos años sin poder resolverlo.

¿Cómo se ve el rol de Manuel Contreras dentro de la Operación Cóndor según el documental?

Él de alguna manera aparece como el organizador, el que logra institucionalizar el Cóndor. Él es el que reúne mediante una invitación escrita, que es el documento original que pudimos filmar, a sus jefes de seguridad o equipos antisubversivos para coordinarse y trabajar en conjunto.

Muchos han dicho que la Operación Cóndor se trató sólo de un intercambio de información, entre ellos, Manuel Contreras…

Hay una explicación que yo forcé, que tiene que ver con el intercambio de información. De hecho lo que dice en la película es que el intercambio de información es absolutamente común, normal. Lo que pasa es que el Cóndor, tiene otra característica adicional, y no es tan adicional sino que fundamental. Este es el  intercambio de prisioneros, traslados ilegales, aceptación de equipos de interrogadores y torturadores que vienen de otros países, de Chile, Argentina, de Uruguay a Buenos Aires, en fin, entonces eso es lo terrible en la Operación Cóndor, son esos aspectos importantes, más que el intercambio de información.

Muchos de estos casos no han obtenido su sentencia, ¿cuál es la sensación que tienen los familiares respecto al esclarecimiento de los casos?

Hay un título final en la película que dice que en la inmensa mayoría de los crímenes del Cóndor, los responsables no han sido juzgados y que hay un nivel de impunidad muy grande y falta investigar muchísimo.

¿Se trata de un documental de denuncia?

Yo diría que sí, pero yo diría que hay información y a la vez hay un aspecto que a mí me interesa mucho y es que dentro de estas situaciones límites,  surgen muchas veces lo mejor y lo peor del ser humano y aquí hay varios casos en donde sí se encuentran yo diría, seres humanos de una calidad moral superior y eso a mí me parece más importante que todo lo demás.

¿Está conforme la realización de este documental?

De apoco asumo que no es el mejor documental que he realizado, pero dentro de lo que es este documental estoy bastante satisfecho, porque sí, resultó

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