Antes de la expiración del ultimátum, las tropas surcoreanas se encontraban en alerta máxima. El vecino del norte había amenazado a su rival con una “guerra total” si no cesaba sus operaciones propagandísticas.
Antes de la expiración de ese ultimátum, el Ejército Popular Coreano (EPC) aseguró que sus unidades desplegadas en la frontera se encontraban “en estado de guerra”. Así obedecían a las órdenes del líder Kim Jong-un, listas para responder si Seúl no obedece.
“Hemos llegado al alba de una guerra y la situación es irreversible”, declaró amenazante el ministro norcoreano de Relaciones Exteriores en un comunicado difundido a primera hora de la mañana.
En este contexto de tensión, Estados Unidos reiteró su compromiso con la defensa de Corea del Sur. Washington mantiene 30 mil efectivos militares estacionados permanentemente en Corea del Sur.
¿Amenaza real o estrategia política?
Los expertos tienden a relativizar los anuncios belicosos que Pyongyang acostumbra lanzar. Aunque el riesgo de escala siempre existe, algunos ven más bien una enésima provocación del régimen norcoreano.
“A la vista de sus métodos de negociación en el pasado, la probabilidad de que ejecuten su amenaza parece escasa”, estima James Kim, del Instituto Asan de estudios políticos de Seúl.
Pero al mismo tiempo, reconoce que no es fácil adivinar las intenciones de Kim Jong-un y las posibilidades de un ataque no se pueden excluir del todo.
Antes del anuncio de las conversaciones, Seúl no tenía intención de ceder a las demandas de su vecino y se negaba a apagar los altavoces que difunden a todo volumen mensajes de propaganda en la frontera.
Los altavoces de la discordia
Corea del Sur reanudó su guerra propagandística -una práctica que ambos países suspendieron en 2004- en represalia a un ataque con minas antipersona. Dos de sus soldados que patrullaban en la zona desmilitarizada (DMZ) resultaron heridos a principios de agosto. Seúl acusa al Norte de haber colocado dichas minas.
La puesta en servicio de los altavoces en la frontera ha provocado la ira de Pyongyang, que niega su implicación en las explosiones. La escalada de tensión desembocó el jueves en un intercambio de disparos de artillería entre los dos enemigos.
China, principal apoyo de Corea del Norte, lanzó también llamados a la calma. Los dos países siguen técnicamente en guerra desde hace 65 años. La contienda de la península de Corea (1950-53) acabó con un simple alto el fuego, que nunca fue formalizado por un tratado de paz.