El butoh es una danza que fue influenciada por las corrientes del surrealismo y el dadaísmo. Surgió en Japón producto de las imágenes que dejó el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki. En este contexto, los artistas Tatsumi Hijikata y Kazuo Ohno desarrollaron el butoh, disciplina que muchos la relacionan con el baile y el teatro, pero que sin embargo, no puede ser encasillada en uno u otro sitio.
Originalmente el butoh tiene sus raíces en las danzas tradicionales de Japón, pero en su historia, también ha experimentado cambios.
“Durante la Segunda Guerra Mundial se produce un quiebre profundo en la sociedad japonesa. El butoh en un principio fue muy agresivo, se degollaban gallinas en escena. Todo esto bajo el impacto profundo que fue recibir dos bombas atómicas”, señaló Natalia Cuéllar, directora de la Compañía Teatro Ruta de la Memoria, agrupación que lidera el II Festival de Butoh en Santiago.
Al respecto, Natalia Cuéllar indicó que “en los años 60, el butoh se desarrolló como un lenguaje escénico que trabajaba el movimiento desde otra perspectiva, no de la perspectiva occidental en donde se divide, teatro – danza. Aquí se comienza a trabajar desde una perspectiva, muy oriental en que no hay una división entre teatro y danza, sino que es un mismo universo. Pero el punto de fondo del butoh es el movimiento”, explicó.
El butoh o danza de las tinieblas, se traduce etimológicamente, como el arte de enterrarse con los pies para poder volar con los brazos. Tiene que ver con una puesta en escena, muy de vanguardia que busca reflejar los estados mentales de sus intérpretes.
Se trata de una danza en donde la meditación también es fundamental en el proceso de puesta en escena y que carece de coreografías.
Natalia Cuéllar también dijo que originalmente existen tres clases de butoh y que su evolución en Latinoamérica está marcada por la identidad indígena de la región.
“Hay un butoh muy japonés, que tiene que ver con su historia y con su corporeidad. Hay un butoh muy europeo, que tiene otra historia, otros cuerpos porque los europeos son muy grandes, y hay un tercer butoh que es el que está desarrollándose en América Latina que tiene que ver con nuestras culturas y nuestros orígenes y por supuesto, con los movimientos políticos y sociales que hemos vivido en América Latina”, agregó.
El butoh llegó a Chile durante los años 90, pero pese al tiempo que lleva trabajándose en el país, aún no logra difundirse y profesionalizarse. De ahí la necesidad de llevar a cabo el II Festival de Butoh de Santiago, instancia que reunirá a diversos exponentes extranjeros y nacionales.
“La gente dice qué es esto, no es danza, tampoco es teatro. Y como no saben, y como no logran encajarlo dentro de los modelos tradicionales, entonces lo dejan fuera. Porque claro, no es un baile que se mueva armónicamente, y tampoco es teatro, porque no hay un actor que haga teatro físico y hablado”, indicó.
Durante el festival se realizarán diversas actividades, tales como talleres y mesas redondas, además de presentaciones gratuitas. En este sentido, los asistentes podrán retirar entradas desde el día 21 de septiembre en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM).
En esta ocasión, el festival sólo contará con invitadas extranjeras, característica que desde la compañía aclararon que se dio por azar y no por una tematización del evento.
Las actividades se realizarán principalmente en el GAM, pero también se efectuarán en diversos espacios públicos.
Por último, Natalia Cuéllar concluyó que dentro del trabajo que ha realizado la Compañía que lidera, se han hecho diversos esfuerzos para consagrar el butoh, sin embargo, señaló que aún existe mucho desconocimiento frente a la disciplina.