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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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UDI exige garantías al Gobierno sobre proceso constituyente

Luego del anuncio del inicio del proceso constituyente que impulsa el Gobierno de la Nueva Mayoría, la UDI ha insistido en que participará de la discusión bajo ciertas condiciones. En los últimos días piden que la educación cívica no se convierta en un asunto de adoctrinamiento político. Si bien desde el Gobierno califican esto como “fantasmas que no son reales”, desde la sociedad civil aseguran que la ciudadanía y otros sectores también están en condiciones de pedir parámetros y estándares.

Héctor Areyuna

  Lunes 2 de noviembre 2015 21:34 hrs. 
Larraín

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Los presidentes de las Comisiones de Constitución del Senado y de la Cámara de Diputados organizaron un seminario sobre el proceso constituyente, con la intención de realizar una reflexión colectiva sobre los estándares y características que debiese tener.

Alfonso De Urresti y Leonardo Soto, invitaron a representantes del mundo político, gubernamental y de la sociedad civil, convocando a un “espacio que esperamos sea amplio y transversal”.

Antes de esto, participaron en la reunión que sostuvo la Presidenta Michelle Bachelet con los integrantes de ambas comisiones y los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados.

Esto, en el marco de reuniones protocolares que la Mandataria sostiene con los distintos poderes del Estado, pero la ocasión fue aprovechada por el presidente de la UDI, Hernán Larraín, para reiterar los cuestionamientos de su colectividad hacia el proceso, pese a la apertura al debate de todas las demás colectividades con representación parlamentaria.

“Primero, nos preocupa la exclusión del Congreso de este mecanismo, y por lo tanto queremos revisar su participación, es ese el lugar de los cambios institucionales y constitucionales. Segundo, creemos como oposición que es necesario instalar ciertas garantías en el procedimiento, para que este sea un proceso de educación cívica y no un proceso de adoctrinamiento político como podría ser; y que haya un proyecto del gobierno”.

Esto encontró respuesta inmediata en el ministro secretario general de Gobierno, Marcelo Díaz, que participó del seminario sobre el proceso. El vocero aseguró que se trata, a su juicio, de ideas “que no son reales”.

“No se puede suponer que los chilenos no tienen la suficiente capacidad de ser parte de este debate, por el contrario, si uno de verdad quiere discutir una Nueva Constitución y hacerse cargo de los problemas que tenemos como país, tiene que permitir que los ciudadanos participen, si ellos son protagonistas, fundamentales, no se puede hacer una Constitución sin convocar a los ciudadanos y sin que ellos se sientan partícipes de primera línea del proceso constituyente. Primero concurramos de buena fe a este proceso y no nos hagamos eco ni levantemos fantasmas que no son reales”.

Quien sí ve una intención real en las palabras de Hernán Larraín, es Álvaro Ramis, de la organización Cónclave Social, quien asegura que las garantías que exige el gremialismo deben ser recíprocas.

“Todos tenemos que regularnos mutuamente, no solamente la UDI tiene que exigir garantías, yo también exijo garantías a la UDI de que ellos no vengan a hacer lo mismo. Eso sólo va a surgir de un marco de condiciones mutuamente acordados. Es evidente que si yo no reconozco al otro como un interlocutor válido, por supuesto siempre voy a considerar que lo que él diga va a ser doctrinero, yo también puedo considerar que lo que él está haciendo es adoctrinamiento. Lo que hay que tener aquí es un marco deliberativo donde todos los actores involucrados estén en igualdad de condiciones, y eso es lo que todos exigimos”.

El debate sobre los parámetros, garantías y estándares incluyó la presentación del informe comparativo del PNUD sobre procesos constituyentes, el que plantea que éstos pueden “de manera participativa y dando garantías a todos los sectores de ser debidamente incluidos”.

Ramis por su parte planteó tres garantías: intelegibilidad, es decir que todo Chile entienda la discusión; que el proceso de cabildos sea verdadero y no se tergiverse el debate de la sociedad; y finalmente sinceridad, que haya buena fe de antemano por parte de los actores.

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