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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Profesor Augusto Varas declina invitación a acto de desagravio en la UC

A continuación, damos a conocer la carta que le remitiera el sociólogo y profesor Augusto Varas al rector de la Universidad Católica de Chile, a propósito de la invitación que le cursara esta autoridad universitaria a un acto de desagravio por las exoneraciones que se produjeron en la Pontificia Casa de Estudios después del Golpe Militar de 1973.

Diario Uchile

  Martes 17 de noviembre 2015 9:23 hrs. 
Augusto Varas

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Señor

Ignacio Sánchez

Rector

Pontificia Universidad Católica de Chile

Av. Libertador Bernardo O’Higgins 340

Santiago

Señor Rector:

Gracias por su carta invitando a un acto de reencuentro, reconocimiento e integración a realizarse el próximo 23 de noviembre en el Salón de Honor de la Casa Central. Valoro sus consideraciones sobre la injusta exoneración de la que junto a muchos otros académicos fui víctima por mis convicciones sobre lo que debía ser la Universidad Católica y su aporte a la construcción de un Chile democrático, justo y solidario. Igualmente, comparto su juicio sobre lo crucial que fue la reforma universitaria para intentar el logro de esos propósitos.

Entiendo su disculpa por la tardanza de su carta y la desazón de la comunidad universitaria que durante 25 años de democracia no vio a la Pontificia Universidad Católica reparando adecuadamente el daño inflingido a sus académicos expulsados, a diferencia de cómo lo realizaron otras universidades del país largo tiempo atrás. La desafortunada carta del Rector Juan de Dios Vial del 27 de agosto de 1990, que señalaba que mi expulsión por razones políticas en octubre de 1973 “no puede significar prevención alguna en mi contra”, profundizó el problema al no reparar el daño.

El golpe militar abrió un largo período en el que se violaron masivamente los derechos humanos durante el cual profesores y funcionarios de la Universidad fueron detenidos, torturados o asesinados por agentes del Estado. Las autoridades de la Pontificia Universidad Católica demoraron 23 años en reconocer estos hechos y, exigidas por la Federación de Estudiantes (FEUC), solamente permitieron una pequeña placa conmemorativa en el local de esta en el Campus San Joaquín.

Un cuarto de siglo después de recuperada la democracia, la Universidad nos invita a reparar su deuda. Su declaración “oficial y solemne que estas situaciones no pueden volver a repetirse al interior de nuestra universidad”, llega 12 años más tarde que el “Nunca Más” del Ejército de Chile y 25 años después del reconocimiento del propio Estado al respecto.

En su invitación Ud. indica que esta reparación consistiría en “integrarse de diferente formas a la comunidad de la UC”, y nos llama a interactuar “en conjunto para poder conocer la mejor forma de producir y favorecer esta reintegración a nuestra comunidad”. Fórmula muy similar a la del Rector Vial en la que señalaba: “Le agradecería que me sugiriera formas de ayudar a cerrar la brecha que fue creada en la familia universitaria por la forma y circunstancias en que Ud. fue separado de ella”. Señor Rector, una verdadera reparación sólo podría expresarse en el acto unilateral de la Universidad, previo a cualquier ceremonia, restituyendo las categorías académicas injustamente enajenadas.

Su defensa de la autonomía universitaria para impedir ser “cómplices de una intromisión externa a los valores de la UC en el sentido de resguardar siempre el respeto de las ideas y libertad de cátedra”, nos confunde. La Pontificia Universidad Católica de Chile no se ha distinguido precisamente por cultivar el pluralismo ideológico, la libertad de cátedra, la elección democrática de sus autoridades superiores, la participación estudiantil y el respeto de la diversidad en todos sus aspectos tal como las últimas situaciones al interior de sus facultades aún lo demuestran. La actual PUC es una Universidad muy distinta de la que fuimos expulsados. Nos es ajena y extraña.

Lamento que para miles de estudiantes durante estos últimos 25 años la PUC no haya sido fuente de inspiración democrática ni referente activo en los procesos de verdad, justicia, memoria y reparación en que la sociedad chilena como un todo se ha visto involucrada.

Considerando la relevancia de los hechos anteriores e inspirado en los valores que he fortalecido en estas décadas de difícil recuperación y construcción democrática, respetuosamente declino su invitación.

Atentamente,

Augusto Varas

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