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Douglas Tompkins: “En política energética Chile está en la Edad de Piedra”

En recuerdo de la lucha que el recientemente fallecido Douglas Tompkins llevaba por crear consciencia sobre la conservación, publicamos la entrevista que en 2008 fuera realizada por la periodista Vivian Lavín para la versión aniversario número 31 de revista Análisis.

Vivian Lavín

  Miércoles 9 de diciembre 2015 21:40 hrs. 
Douglas Tompkins

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Douglas Tompkins pisó tierras chilenas por primera vez a fines de la década de los ochenta. Pero es a partir de 1991 cuando comienza a construir la más grande reserva ecológica de nuestro país que posea una persona natural, cuyo pasaporte reza: “turista”. Y aunque Pumalín tiene la calidad de Santuario de la Naturaleza, los cerca de 12 mil kilómetros cuadrado que posee solo en la X Región, no logran disipar en algunos sectores de la opinión pública la reticencia de que estén en las manos de un extranjero, cuya lucha, además, se ha centrado en un ataque frontal contra la exitosa industria del salmón y proyectos de inversión enormes, como Hidroaysén.

Hace pocos meses, recibió en Alemania el Premio de Medio Ambiente, un galardón privado que consiste en 155 mil dólares, una verdadera bicoca para un millonario, pero un reconocimiento importante para quien se autodenomina un medioambientalista.

Hay quienes dicen que usted es desconfiado, irritable, obtuso y distante… también una persona emotiva. ¿Qué otras cualidades tiene Douglas Tompkins, cuya pertinaz lucha por el medioambiente oculta?

La gente dice muchas cosas, pero es cierto, tampoco tengo tanta tolerancia ante necedades.

¿Qué es lo más injusto que se ha dicho sobre su persona y que le haya dolido?

Tengo el cuero duro, nada me duele. Conocemos nuestro trabajo, nuestros valores, nuestra preocupación y esfuerzo. Solo me decepciona el bajo nivel cultural de muchos seres humanos que están deseosos de destruir cada trozo de tierra de la cual todos dependemos. Lo que hiere es ver a otras criaturas extinguiéndose debido a la ambición, ignorancia y rapacidad humana.

¿Por qué recibe de tan mala gana una biografía sobre su persona, como la que ha hecho el periodista Andrés Azócar, llamada El millonario verde?

Simplemente, porque existen malos periodistas. Leí algunos extractos del libro que algunas personas me enviaron y eran verdades a medias que cuentan una historia completamente distorsionada. Si el resto del libro es como lo que leí y como algunos amigos me han dicho, es mejor olvidarlo. Muchas de estas cosas son leídas por periodistas que usan Google para informarse. En todo caso, para un verdadero activista y conservacionista, estos temas son irrelevantes para el trabajo. Deja que la historia juzgue luego los hechos con un análisis claro de lo que realmente sucedió. Además, este camino no es concurso de popularidad.

¿Cuál es su autocrítica respecto del manejo comunicacional que ha hecho usted de su persona como figura pública desde que inició su proyecto en Chile?, ¿de qué se arrepiente?

Hemos cometido algunos errores, como cualquiera, pero si de igual forma nos hemos convertido en un referente medioambiental y de conservación, es porque hemos hecho algunas cosas bien. Por ejemplo, ¿por qué me está entrevistando usted, si hemos hecho una mala campaña comunicacional? Lo que intentamos hacer es poner el debate en la mesa de discusión y en la esfera pública. Creo que hemos sido muy exitosos en esto, debido a la gran cobertura de prensa que tenemos. Por cierto que hay ciertos sectores de la industria y quienes los apoyan políticamente, que buscan desacreditarnos, pero tiene que ver con sus propios objetivos mezquinos, ningún tema es tomado en cuenta hasta que no alcanza un alto perfil en el panorama político. En este sentido no tengo problemas, como persona u organización, en recibir los dardos. Tenemos un equipo espectacular de gente joven, (por cierto, soy el más viejo del grupo), todos chilenos y chilenas que están encantados de estar en medio de la polémica, porque ese es el camino para obtener adhesiones en el debate público. En cada discusión que participamos tenemos argumentos sólidos de nuestro lado, de porqué rechazamos ciertas actividades industriales que dañan la naturaleza y la cultura. Siempre, al final, demostramos que nuestras campañas están en lo cierto, porque nuestro gran aliado, por decirlo de alguna forma, es la crisis medioambiental (el cambio climático), el cual acentúa y contextualiza nuestros argumentos. Además, si usted mira detenidamente y estudia la historia de la crisis medioambiental verá que la tendencia va en la misma dirección que nosotros defendemos. Ésta no hay cómo pararla, simplemente, o te subes al buque o te quedas abajo.

Científicos y prostitutas

¿Por qué existe esta distancia respecto del mundo científico y el movimiento ecologista?, ¿cómo evalúa usted esa relación?

Primero que nada es necesario definir lo que es “mundo científico”… es un mundo enorme. Hay “ciencia basura” y “científicos vendidos”; y tipos como Bjorn Lomborg, quien se gana la vida como “científico” asistiendo a programas de conversación, escribiendo libros y además tratando de desacreditar a los medioambientalistas. Todos conocemos el tipo de médicos-científicos que intentan demostrar que el cigarrillo no produce cáncer. Luego, tenemos a los biólogos marinos que trabajan para la industria salmonera y que pasan a la lista negra que la pueda perjudicar, por eso, “mundo científico” debe ser claramente definido. Hoy no tenemos investigación científica pura debido a que las universidades son financiadas por la industria. El 98 por ciento de la ciencia hoy en día es ciencia aplicada. La cual está fusionada al máximo con la tecnología. No obstante, hay una gran cantidad de científicos, en su mayoría investigadores, que tienen una visión clara de su rol, que tienen una fuerte convicción y que además trabajan de cerca con los activistas y medioambientales y son de gran ayuda. Son pocos. Vale la pena consultar el libro Anne y Paul Ehrlich llamado La traición de la ciencia y la razón, que habla de aquellos científicos mediocres que saben que sus investigaciones van contra la industria, pero no tienen el coraje para exponerlas. En este sentido, se podría decir que “así como las prostitutas” que venden lo que pueden, así hay científicos pagados por la industria que tratan de desacreditar a los medioambientalistas, allí encontrará todo eso.

Usted dice: “Lo que Chile necesita es una política energética descentralizada y diversificada. Estamos todavía en la oscura Edad Media”, como lo consigna el diario alemán Frankurter Allgemeine Zeitung, cuando habla del “gobierno chileno”. ¿Distingue allí intereses y visiones diferentes?

Cuando yo dije lo que usted cita, me refería a aquellos representantes del Gobierno que uno lee en la prensa y lo repito ahora, que no entienden que las mega centrales hidroeléctricas están obsoletas. Las represas no se están construyendo en países cuya producción de energía se encuentra en una generación más avanzada. Es evidente que, dentro del gobierno, debe haber algunas voces que creen en otra forma de producir energía: descentralizada, a pequeña escala y menos invasiva. Así también, las cirugías a tajo abierto hoy son cosa del pasado, a menos que haya una emergencia. Aquellas voces siempre están temerosas de decir lo que piensan por temor a represalias políticas, pérdidas de prestigio y oportunidades. Chile aún está en la Edad de Piedra en lo que se refiere a política energética y necesita ponerse al día. Esto es fácil de lograr, pero requiere quizás mentes más jóvenes y gente mejor informada que no acarreen con los dogmas del pasado.

La materialización de su proyecto en Chile está marcada por la polémica, “por el acoso político”, como ha señalado. ¿Cuáles han sido los peores momentos?, ¿ha pensado en terminar con Pumalín en Chile y hacer realidad su paraíso ecológico en otras latitudes del mundo? Se dice que usted consideró al inicio Noruega y Alaska.

No me arrepiento de nada. La vida es así y particularmente nada es fácil si tienes altos estándares. Con mi señora vivimos y trabajamos la mitad del año en Argentina, aunque amamos y adoramos Chile y nos sentimos, al menos, mitad chilenos. Además, cuidamos la tierra, nuestro patrimonio en Chile y por supuesto nuestros espíritus están animados por nuestros colegas chilenos que también luchan por un Chile mejor.

Me extraña la calificación de “paraíso ecológico” que usted da y me hace pensar lo que quiere decir: ¿qué el resto de Chile es un basurero debido a un mal desarrollo? O, ¿que hay en su mente, un Chile paradisiaco y otro infernal? Quizás sea un lazo freudiano de su parte al pensar que hay dos Chile, uno en el cual la integridad de los ecosistemas se mantiene intacto y el otro donde Chile ha sido sometido al quiebre. Es cierto, así es, pero prefiero pensar que el Chile donde estamos trabajando y viviendo es el de verdad, el del desastre que nos han dejado el “desarrollo” y el “progreso” con el cual hemos tenido que lidiar. Sin embargo, esta visión distópica de los desarrollistas, está rápidamente develándose por lo que es: cambio climático, quiebre social, “sobregiro” de la capacidad de carga, crisis de extinción de especies y el actual colapso de la economía (¡que ya la habían predicho los alarmistas medioambientalistas!), son solo síntomas de la sistemática destrucción de la eco-esfera. El desarrollista detesta escuchar esto y se siente atacado, pero el verdadero ataque debiera ser dirigido al mal desarrollo y sus responsables.

La industria salmonera ha estado en la mira de sus críticas. ¿Cómo detener al segundo producto de exportación de Chile sin que por ello signifique un ataque a los intereses comerciales que están de por medio? ¿es posible pensar en un desarrollo sustentable con el salmón?

No tengo mucho que decir sobre esto, porque esta es una industria que va derecho hacia la autodestrucción. Lo hemos estado diciendo desde hace años, nosotros, ¿los molestosos y cargantes ambientalistas? Hemos dicho que es una industria que nació para colapsar en un corto plazo, que es una bomba de tiempo para la economía y una industria cuyo manejo está totalmente fuera de control. Solo mire lo que está sucediendo actualmente. Su pregunta sobre si es posible un desarrollo sustentable con el salmón, para mí es una contradicción en sí misma. Es como hablar de un desarrollo sustentable de la bomba atómica. En verdad no hay una manera correcta de hacer lo incorrecto. Esta industria es defectuosa desde sus inicios, con un concepto que no funciona y no debiera haberse permitido, en primer lugar. Es una estafa hacer dinero destruyendo el ecosistema marino. La lógica de criar cientos de miles de peces en la misma jaula es imposible de hacerse bien. Entonces, volvamos a una pesca tradicional bien regulada, donde Chile logre tener una industria pesquera de largo plazo, estable y próspera, usando la naturaleza como parámetro y no la habilidad humana. Sería mucho más justo socialmente y volveríamos a tener un medioambiente marino saludable. Será difícil superar el poder del lobby y de la codicia, pero enfrentémoslo , esta es una industria horrible desde todos los puntos de vista y dañina para la sociedad, ya que ha sentado las condiciones para el colapso que hoy vemos.

Cuando usted ha dicho: “Sebastian Piñera es como nosotros”, ¿se refiere a su capacidad para amasar fortunas o una visión especial que él tiene sobre el medio ambiente?

No recuerdo esto, pero debí haberlo dicho en otro contexto. Pero de todas maneras puedo reconocer coincidencias con Sebastián, como el que ambos venimos del mundo empresarial, ambos hemos creado fundaciones sin fines de lucro, ambos estamos interesados en la conservación de la naturaleza y ambos esperamos hacer algo mejor con la riqueza que hemos acumulado, que gastarla en nuestros propios lujos.

En mis discusiones con Sebastián, he encontrado que él comparte el mismo deseo de un mundo mejor, con quien probablemente tenemos un sentido diferente sobre la magnitud de la crisis eco-social. Él cree en el mercado, por ejemplo, y yo no, aunque después de esta debacle económica espero que esté moderando su amor por la economía de mercado y que, por lo menos, sospeche del modelo neoliberal económico tan adorado acá en Chile. De hecho, aún escucho a algunos economistas tratando de excusar a esos “peces gordos que manipularon el mercado para su propio beneficio”, pero en la prensa tradicional también vemos un mismo nivel de cuestionamiento al capitalismo. Aunque reticente, Alan Greenspan ha admitido que se equivocó sobre la economía neoliberal. Por lo que espero que el dogma del capitalismo y el libre mercado sean severamente cuestionados y veremos un quiebre en la excesiva confianza de los chilenos en este modelo del tipo estatal, pero estable y basado en lo que se denomina valores “eco-locales”. Esto nos dará alguna oportunidad de sobrevivir en el futuro. De otro modo, no estaremos haciendo nada más que cavando nuestra propia tumba.

Más allá de la compra de terrenos en Chiloé, ¿qué aspectos destaca dentro de la vida empresarial de Sebastián Piñera como empresario comprometido con el medio ambiente?

En términos medioambientales, no hemos visto nada significativo aún en el trabajo de Sebastián. Es fácil ser un conservacionista millonario, pero un medioambientalista es otra cosa. Por lo menos desde mi punto de vista, creo que él no se ve a sí mismo de esa manera y, por tanto, no hemos visto de su parte un compromiso serio con el medio ambiente. Su defensa a la construcción de enormes represas lo dejan fuera de esa categoría. Esperemos, si es elegido Presidente, que se convierta en un verdadero medioambientalista, dándole un giro a sus credenciales de desarrollista. Le daría un lugar en la historia, cosa que no les va a suceder a los desarrollistas. Pero si como presidente nombra a parte de los grandes mediambientalistas que tenemos en Chile en altos cargos, hará una diferencia seria en la calidad del futuro de Chile.

Mega centrales: “No creo que llegue a suceder”

¿Cómo evalúa la campaña? ¿Cree que logró calar en la población?

La campaña ha incrementado su alcance y profundidad desde que comenzó. La he seguido muy de cerca y estoy muy interesado en ella. Ayudo cuando puedo y trato de alentar a otros, especialmente a los chilenos, para que apoyen. Hoy, más de la mitad de la población está en contra de la construcción de las represas y el número crecerá; apostaría a que llegará a un 80 por ciento de oposición. Creo que no es necesario que chilenos y/o extranjeros destruyan la Patagonia con represas y cables, desfigurando el paisaje, para llevar energía al centro del país. Hay muchas y mejores ideas para abastecer las legítimas necesidades de energía, que estas represas que parecen ser de la Edad de Piedra. Finalmente no creo que llegue a suceder.

¿De qué manera se puede formar a un ciudadano consciente en materias medioambientales? ¿Es ésta una de sus materias de preocupación? ¿Qué acciones ha realizado en ese sentido?

Todas las naciones del mundo sufren falta de educación y comprensión medioambiental. Algunas culturas, sin embargo, que sin minorías culturales dentro de los propios Estados, están más adelantadas que las otras. Las culturas indígenas eco centristas, por ejemplo, nacieron, crecieron y viven en sociedades y culturas que respetan la naturaleza y saben que el desarrollo industrial daña el ecosistema, desfigura el paisaje y destruye el hábitat del resto de las criaturas con que compartimos la tierra. Estas culturas están, desafortunadamente, en minoría. El revertir la proporción de personas antropocéntricas a eco-céntricas es el gran desafío de nuestro tiempo. Si no descubrimos lo sagrado en la naturaleza y cambiamos nuestro comportamiento y desarrollo, hacia la premisa que lo que es bueno para el planeta es bueno para nosotros, no veo esperanza para el futuro. La base de nuestro problema es que los vemos como humanidad viviendo en una caja de cristal ajenos a la naturaleza y que no podemos cambiarla a nuestro antojo. Cuando la inteligencia humana no considera la sabiduría de la naturaleza, estamos especialmente perdidos. No veo que ningún cambio ocurra rápido y, por lo tanto, soy pesimista para el siglo XXI pero optimista para el XXII.

¿Cómo puede resumir esta lucha en contra de la construcción de las mega centrales hidroeléctricas? ¿Cree que la batalla está prácticamente ganada?

Como dije antes, creo que Colbún, especialmente ahora, va a repensar estas represas, dado el cambio a las proyecciones económicas, ya que en estos momentos no representan una buena inversión. Y espero que también piensen que no representa una buena idea. Tengo la sensación que ha llegado el minuto que los constructores de represas se han dado cuenta que los tiempos y la actual realidad económica no es el apropiado para grandes represas. Van a aplicar sus destrezas y agilidad mental a la creación de fuentes energéticas altamente diversificadas que satisfagan las legítimas necesidades del mercado. Creo que los gobiernos también adoptarán una nueva táctica y se sumarán a los causes avanzados en el desarrollo de programas de conservación, programas de eficiencia energética y corregirán el equivocado precepto de crecimiento sin fin. Como todo el mundo sabe, el crecimiento infinito en un planeta finito es la lógica de un loco o de un economista, como lo estipula el famoso economista británico Kenneth Boulding. No es una época para construir mega centrales, sino que una época en donde usemos con cautela y moderación la energía que tenemos. Ya vemos varias economías en el mundo contrayéndose, no veo cómo alguien quiera transmitir la idea de que Chile va a crecer; lo más probable es que su economía se va a reducir.

Los días en que teníamos un seis por ciento de crecimiento anual terminaron y terminaron para siempre. Lo que nuestros líderes necesitan hacer hoy en día es concentrarse en una economía de Estado estable, donde el foco sea el cuidado del medioambiente, los suelos, los bosques, la biomasa de los océanos, el aire y el agua. La prioridad número uno debe ser el uso cuidadoso de los recursos de la nación. Esto nos dará la oportunidad de tener una vida con disfrute y prosperidad, pero sin riqueza.

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