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Camila Vallejo: “Deberían haber mostrado la Reforma Educacional completa, desde un inicio”

A un par de meses de concluir su trabajo como presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara, la diputada comunista, en conversación con Radio Universidad de Chile, realiza un balance de los logros, conflictos, críticas y postergaciones que ha debido enfrentar, dentro y fuera del Congreso.

Fernando Seymour

  Sábado 26 de diciembre 2015 9:45 hrs. 
Camila Vallejo

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Luego de desempeñarse como diputada durante un año, Camila Vallejo asumía en marzo de 2015 la presidencia de la Comisión de Educación de la Cámara.

Entre sus expectativas figuraba la conducción, al menos desde esa instancia, del proceso de una de las grandes reformas anunciadas por el Gobierno: la educacional. Esto, a pesar, como reconoce ella, de las limitaciones que tienen los parlamentarios. “La presidencia de una comisión siempre es importante, especialmente cuando se trata de Educación, que es la que tiene que legislar varios aspectos de la reforma a la educación superior”.

Pero también la posibilidad de ampliar el debate prelegislativo. “Es decir, garantizar que el Parlamento no fuera simplemente un buzón, sino que permitiera discutir y preparar discusiones con los actores sociales en los distintos ejes temáticos que abordaba la reforma a la educación”.

Según la ex presidenta de la FECH, “en parte lo pudimos desarrollar y cumplir, pero también enmarcado en distintos contextos de conflicto, donde lo importante se ve opacado por lo urgente, y lo mediático rescata simplemente los debates contingentes, pero no lo importante que se legisla dentro de la Comisión o en la Cámara”.

De hecho, recuerda que “el 2011 siempre había cobertura respecto de todo lo que hacíamos en educación, en las marchas, en los debates y lo que decíamos los estudiantes. Mientras que en el caso del trabajo en la Comisión, es mucho más oculto. No es un trabajo que necesariamente se visualiza. Sí cuando los medios de comunicación tienen la intención de visibilizarlo, que son las cuestiones más conflictivas, y donde la Nueva Mayoría marca más diferencias. Es lo que más vende”.

Por ello, reconoce las dificultades para lograr transmitir desde la Comisión todo lo que se estaba haciendo y discutiendo, más allá de lo que se mostraba a través de la prensa.

Mismas dificultades que han generado el evidente retraso en la tramitación de los proyectos. “No los hemos podido legislar todos juntos. Me hubiese gustado presidir la Comisión cuando estuviésemos legislando la reforma a la educación superior, que es algo que me concita mucho interés y donde considero que hay un debate de fondo importantísimo, más allá de la gratuidad, que es lo que nos ha enceguecido en el último tiempo, como si el debate de educación superior fuera solamente quién recibe gratuidad y quién no”.

El conflictivo proyecto de Carrera Docente

Como parte de su balance, recuerda el proyecto sobre creación de centros de formación técnica estatales, uno de los primeros que le tocó discutir como presidenta de la Comisión. “Lo discutimos y tramitamos bastante rápido”. Pero también destaca otro que generó muchos problemas, dentro y fuera del Congreso. “Estuvimos casi seis meses debatiendo el proyecto de Carrera Docente, un proyecto que por falencias o mala orientación del Ejecutivo tuvimos que modificarlo por presión del Colegio de Profesores”.

Imposible olvidar para la diputada los meses en que los profesores se mantuvieron en paro, los diversos conflictos y todo el tiempo intentando resolver diferencias entre los docentes y el Gobierno, así como entre éste y los parlamentarios.

“Hubo una cuestión inédita con esta instancia tripartita de legislación con los principales actores involucrados. Prácticamente los profesores estuvieron incidiendo directamente con el Ejecutivo, lo que nos retrasó. Por lo tanto, todo lo que se tenía presupuestado en materia de nueva educación pública y educación superior, que eran los dos proyectos que iban a ingresar después de Carrera Docente durante el segundo semestre, se retrasaron. Y hoy recién estamos con audiencias en nueva educación pública, sin estar legislando aún educación superior”.

Así lo recuerda Camila Vallejo, a partir del discurso presidencial del 21 de mayo, donde Michelle Bachelet anunciaba que aquellos dos proyectos serían enviados al Congreso precisamente después de tramitar el de Carrera Docente. “Lo mismo que se dijo en el último cónclave de la Nueva Mayoría, donde se dudaba si nueva educación pública ingresaba o no. Y nosotros fuimos a insistir que tenía que ingresar para desmunicipalizar y mejorar las escuelas públicas”.

En ese contexto, también se detiene en el rol del Ministerio de Educación. “Nunca en la historia había estado pensado para hacer tantas reformas, tan importantes y en tan poco tiempo. No tiene la capacidad en tiempo ni en recursos humanos como para realizar todos estos cambios. Y tratando de prever todos los conflictos posibles”.

La diputada no duda en afirmar que se han cometido errores. “Uno ve que el Ministerio tiene una División de Educación Superior que es muy pequeña, que tiene que construir una reforma en todo el sistema, además de tratar de resolver problemas como el endeudamiento y el lucro que existe en las instituciones. Un Ministerio no solo políticamente con poca preparación para asumir todos los desafíos, sino que también con una estructura que lo hace muy dificultoso”.

“Disciplinados, pero no por mera lealtad a un gobierno”

“Nosotros legislamos los proyectos que presenta el Gobierno, principalmente, pero también somos parte del Gobierno. Entonces, aunque los errores no los asumamos directamente nosotros, porque no fuimos quienes redactamos los proyectos, igual la gente nos pide explicaciones a nosotros. Entonces tenemos que tratar de resolverlos, aunque no tenemos todas las atribuciones para eso. Quedamos en una situación de buscar soluciones y presionar a nuestro Gobierno para que también las busque”.

En suma, plantea la legisladora, generar acuerdos dentro de la Nueva Mayoría para solucionar las diferencias. “Que no se dividan las aguas, aunque con una derecha que está permanentemente boicoteando las reformas. Es muy complejo, más durante este año que ha estado revuelto con muchas otras cosas, como el cuestionamiento a la política, los casos de corrupción. Es una pega muy ingrata, desde ese punto de vista, pero también muy desafiante”.

“También he sentido que nosotros, el Partido Comunista y algunos miembros de la Comisión de Educación, somos de los pocos que peleamos decididamente para que la Reforma Educacional avance en la línea correcta, y no simplemente hacer meros maquillajes superficiales en el sistema”.

Precisamente sobre las afirmaciones que insisten en que su partido es el más disciplinado de la Nueva Mayoría y el más fiel con el Gobierno de Michelle Bachelet, su respuesta es categórica. “Somos disciplinados, pero bajo convicciones. No por mera lealtad a un gobierno. Lo hacemos por un programa en el que participamos y en el que de verdad creemos. Y queremos que ese programa se cumpla porque es importante una Reforma Educacional que cambie el paradigma. Por lo tanto, nos cuadramos con esa línea cuando de repente se desordena todo y pareciera ser que se desvirtúan los principios de la reforma”.

Su insistencia es a no contribuir en un escenario de dispersión, desorden y diferencias de la Nueva Mayoría, donde, según la diputada, siempre existe el riesgo de que la reforma se caiga, así como la oportunidad histórica de generar los cambios. “Siempre estamos tensionados entre que recibimos críticas y que también las hacemos abiertamente, especialmente cuando se ceden cuestiones que para nosotros son intransables”.

Como ejemplos de ello, menciona la Reforma Laboral y las indicaciones del Ejecutivo, así como algunos aspectos del ámbito de la educación. “Las críticas son principalmente cuando es el Gobierno el que se sale del programa o también algunos diputados o partidos de la Nueva Mayoría. Y no porque el programa sea la Biblia, sino porque se trabajó en conjunto. Por lo tanto, nos disciplinamos cuando vemos que de otros lados no hay una real convicción y la valentía para avanzar, a pesar de las críticas que puedan existir desde la derecha o del mundo empresarial. Incluso a veces desde actores sociales”.

Veto político del TC, gracias a la derecha

No son pocos los que critican el excesivo poder que Michelle Bachelet ha delegado en la dupla de Rodrigo Valdés y Nicolás Eyzaguirre, los ministros de Hacienda y Segpres, respectivamente. Particularmente en el contexto de las negociaciones políticas de las grandes reformas anunciadas. Y en el caso de la educacional, en claro desmedro de la ministra Adriana Delpiano.

“Ha habido un fortalecimiento político de Hacienda como un actor que define políticas públicas. Creo que eso es errado”, plantea Camila Vallejos, reconociendo entender el escenario de decrecimiento económico, en el que dicho Ministerio debe velar para que exista una cierta estabilidad en el manejo de los recursos fiscales por parte del Estado, así como tratar de equilibrar el cumplimiento del programa y otros ámbitos que requieren una disminución de sus gastos.

“Puedo entender eso -agrega la legisladora-, pero no por esa razón uno tiene que aceptar que los debates de fondo, manejados por los ministerios correspondientes a las distintas reformas, se pierdan de vista. No podemos desconocer que en la Ley de Presupuestos se definen lineamientos políticos y que lo maneja principalmente el Poder Ejecutivo. Por lo que no solamente Hacienda debe manejar la discusión, sino que también debe tener una orientación política de los temas de fondo que están en juego cuando se modifica una glosa presupuestaria”.

En cuanto a la tan discutida glosa de gratuidad para la educación superior, advierte que más allá de si el tema se presupuestarizó o no, sí existían elementos políticos. “Justamente por esos elementos políticos nos llevaron al Tribunal Constitucional. Porque si hubiese sido simplemente una cuestión presupuestaria, no habríamos tenido ese problema. El TC operó, gracias a la derecha, como un veto político, porque el diputado Bellolio lo anunció hace meses que llevarían la gratuidad al Tribunal Constitucional y que la iban a rechazar”.

Sus argumentos contra la derecha radican en que “ideológicamente ellos no están de acuerdo con poner este tipo de exigencias a las instituciones y diferenciar entre lo que son las instituciones estatales y el mundo privado. Ellos piensan que hay que tratar a las instituciones por igual y simplemente financiar a los estudiantes para que las instituciones compitan por ellos en igualdad de condiciones. Eso es lo que se ha debatido, por lo que es muy simple decir que esto se presupuestarizó, cuando hay un debate político de fondo”.

Algo más que gratuidad

Para Camila Vallejo es un error hablar solo de gratuidad, pues significa reducir el debate de la reforma de educación superior. “Porque el derecho a la educación no se consagra simplemente con gratuidad. Eso es una parte. El derecho a la educación es mucho más complejo. Tiene que ver con qué educación queremos, cuál es la misión y visión de las instituciones, qué tipo de profesionales y técnicos queremos formar para el país. Incluso se tiene que hablar de investigación”.

Y añade: “Cuando un joven entra a estudiar no garantiza su derecho simplemente porque tenga estudios gratuitos. Estamos hablando de un proceso educativo, donde no solo saldrá un profesional o un técnico, sino que un ciudadano que tendrá que contribuir con la sociedad. Es mucho más que eso. Y eso se ha diluido. Espero, al menos en los temas que están pendientes, poder restablecer esa discusión en el segundo periodo, cuando discutamos educación superior, aunque ya no esté como presidenta de la Comisión”.

Precisamente, reflexiona respecto del retraso que han experimentado varios de los proyectos que pensaba tramitar durante su gestión a la cabeza de dicha instancia, así como sobre el confuso cronograma propuesto por el Ejecutivo. “Quizás debió haberse mostrado el esquema completo de la Reforma Educacional desde su perspectiva sistémica, independiente que los proyectos de ley se presentaran por separado”.

Su explicación es que no es posible tramitarlos todos en una sola ley, por resultar humanamente imposible. “Pero sí haber discutido con toda claridad y transparencia hacia donde queremos encaminar esto, cuál es el rol del sistema estatal o público que queremos construir, cuál es el rol del mundo privado que recibe recursos del Estado y también del que no recibe esos recursos”.

Un debate que, reconoce, les hubiera abierto más flancos con la derecha. “Pero que teníamos que empezar a dar y a esta altura lo tendríamos mucho más clarificado y desarrollado, y no simplemente con respuestas que reaccionan a críticas coyunturales de la derecha que nos acusa, muy irresponsablemente, que queremos estatizar todo, que no creemos en la calidad, que discriminamos arbitrariamente”.

Una seguidilla de críticas que, según la diputada, podrían haberse superado si se hubiese mostrado el sentido del conjunto de la reforma desde un inicio y con los distintos elementos.

“No puedo asegurar que lo otro hubiera resultado mejor, pero esto de anunciar las partes por separado, aunque en el programa están especificados todos los proyectos de ley que se enviarían, puede haber sido porque no querían mostrarse todas las cartas para no abrir todos los flancos simultáneamente y también porque existían cosas en las que políticamente, dentro de la Nueva Mayoría, los detalles de los proyectos no estaban resueltos”.

Una diversidad para la que “nadie estaba preparado”

A propósito de lo que la legisladora reconoce como una diversidad política-ideológica tremenda, “que nos une en un programa, pero con definiciones que hay que hacer y que marcan”, con ironía recuerda un concepto en el que ha insistido el senador DC Ignacio Walker. “Matices, y que quizás son más que matices. Es no estar acostumbrados a enfrentar esta diversidad que tenemos dentro de la Nueva Mayoría en el marco, además, de reformas estructurales tan importantes”.

Un punto que la legisladora destaca aún más, cuando recuerda lo ocurrido en las últimas décadas, “con gobiernos principalmente de la Concertación, que no hicieron grandes transformaciones, sino que algunas pequeñas reformas o ajustes al modelo instaurado por la dictadura y donde era mucho más fácil llegar a acuerdos e incluso generar consensos con la derecha”. Sin embargo, insiste en que hoy han debido resolver las diferencias en el camino. “Nadie estaba preparado para eso”.

Pero si se trata de certezas, su continuidad como integrante de la Comisión de Educación de la Cámara está asegurada. También el deseo de retomar temas que quedaron pendientes y que considera fundamentales de legislar.

“Aún está pendiente el proyecto de Carrera Docente, que se encuentra en el Senado, donde el Ejecutivo en algún momento tendrá que pronunciarse. También el tema de los asistentes de la Educación, que ya se está discutiendo en el marco de la nueva educación pública, pero que requerirá de una ley específica para su estatuto propio. Todavía falta el tema de la deuda histórica, donde la mesa de trabajo del Colegio de Profesores y el Ministerio de Educación ha funcionado muy lento”.

Otro aspecto que considera necesario reactivar es el de la discapacidad. “Falta definir cómo hacemos una inclusión mucho más sistémica respecto de la educación escolar hacia la educación superior y cómo se produce la inserción en el mundo laboral. Ese tema quedó instalado, pero no se concretó lo suficiente, porque el Ministerio todavía está trabajando en un cambio de política sobre la inclusión de los niños en situación de discapacidad en las escuelas”.

De paso, un mensaje categórico. “No se acaba ni la educación particular subvencionada ni las universidades privadas. Eso sí, no queremos un sistema mediocre. Queremos que toda la educación mejore, tanto la pública como la privada. Tenemos que darle al país un valor agregado. En Chile, la educación todavía es muy mediocre porque se ha delegado en el mercado la posibilidad de regirla y direccionarla. Es la sociedad, a través de sus organismos deliberativos, la que debe orientarla”.

Sus otros ámbitos de interés legislativo

Para la diputada igualmente resulta esencial el tema de la ciencia y la tecnología –cuya Comisión en la Cámara también integra– como parte del proyecto de educación superior, que se instaló en la Ley de Presupuestos, desde una perspectiva de cambio de modelo de desarrollo. “El debate de la educación superior está muy ligado a cómo generamos esta suerte de independencia económica de China o de simplemente depender del cobre. Cómo le damos valor agregado a nuestros procesos productivos”.

Este último, uno de los temas que define como de los más importantes, considerando su participación en la Comisión de Medio Ambiente. “Ahí vemos permanentemente el problema de nuestra matriz productiva y nuestro modelo de desarrollo extractivista, que se está tratando de superar en parte por el Ministerio de Economía. Sin embargo, tiene que conjugar una discusión con las áreas de ciencia y tecnología, educación e incluso medio ambiente”.

Educación, Ciencias y Tecnología, Medio Ambiente y Recursos Naturales. Tres comisiones en las que Camila Vallejo debiera continuar su trabajo legislativo durante 2016. ¿Posibilidades de explorar en otras áreas? “En la Comisión de Constitución hay muchos hombres. Deberíamos diversificarla, porque no hay ninguna paridad de género en esa Comisión”, concluye la diputada.

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