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Análisis deportivo: el fútbol huele mal

En el que fue el año deportivo más exitoso para nuestra selección de fútbol, conocimos también la turbiedad y corrupción que atraviesa transversalmente al deporte, al fútbol y a un gran segmento de la sociedad.

Francisco Cárdenas

  Viernes 1 de enero 2016 13:40 hrs. 
Selección chilena de fútbol

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La crisis desatada en la FIFA y sus repercusiones nacionales, no dejan de sorprendernos. En el que fue el año deportivo más exitoso para nuestra selección de fútbol, conocimos también la turbiedad y corrupción que atraviesa transversalmente nuestro deporte, el fútbol y a un gran segmento de nuestra sociedad. Esto es importante remarcarlo porque lo que hoy vemos en el fútbol es lo mismo que sucede en varias instituciones públicas y privadas del país, donde el egoísmo y la ambición se han vuelto el motor; y lo mal hecho, lo barato y de mala calidad, se han vuelto el sello nacional.

Las elecciones de la ANFP en enero definirán al nuevo presidente del fútbol chileno, tras el impasse de Sergio Jadue. El elegido tendrá la obligación de respetar los acuerdos firmados, revisar y renovar todos los contratos para que sean limpios y legítimos, y dar solución a una serie de acuerdos que todavía están en el aire y merecen solución rápida. Paralelamente, debe trabajar para mejorar el alicaído campeonato nacional, desarrollar las selecciones menores y encabezar un proyecto que mantenga por un tiempo largo al fútbol chileno dentro de las mejores selecciones del mundo. El reto no es fácil, pero tampoco es imposible: Honestidad, transparencia, objetivos claros y gestionar con apertura y austeridad son la clave. No hay más secretos.

Al menos hoy existe una certeza compartida: Jorge Sampaoli debe quedarse al frente del cuerpo técnico y encabezar un nuevo ciclo mundialista, porque sus resultados, su forma de entender el fútbol y la cercanía con el plantel así lo avalan. Sin embargo, no podemos sostenerlo a cualquier precio únicamente porque gana partidos. Nadie puede dudar de su dedicación y profesionalismo. Incluso su abultado sueldo, que puede ser ofensivo para muchos, está enmarcado dentro de los rangos normales para un entrenador de élite. Desde hace tiempo nos enorgullecemos de tener una selección de primer nivel, que pelea de igual a igual todos los partidos y que obtiene resultados. Entonces, lo lógico es que estemos dispuestos a desembolsar el costo de tenerlo, sin negar la exorbitante realidad.

Lo que si resulta impresentable es la forma elegida para evadir impuestos y quedarse con mayor dinero en la bolsa. Sampaoli debe entender que es el seleccionador nacional de todo un país y que su sueldo e ingresos por concepto de imagen, o cualquier otro rubro relacionado con su trabajo, deben ser tributados en Chile y cumplir rigurosamente con la ley vigente. Esto también corre para cada uno de los integrantes del cuerpo técnico y de las selecciones menores. Cualquier otra cosa sería hacerse cómplice de un acto irregular e ilegal.

Ahora, los oportunistas incompetentes amenazan con la falta de dinero. Dicen que no hay plata para los sueldos, que los que vengan a presidir no tendrán recursos líquidos, que no hay como pagarle al cuerpo técnico, ni abordar los compromisos pactados, que los acreedores son infinitos, etc. Hace unos meses hablábamos de los millonarios recursos que hay detrás del Canal del Fútbol y los ingresos que tendría la federación chilena por el triunfo de Copa América y las competiciones venideras. También, nos enteramos de los millonarios contratos de televisión y publicidad para la selección nacional. Hoy, quieren que pensemos que se robaron todo, que nadie se dio cuenta y que el único culpable es el ex presidente. No seamos inocentes, acá son muchos los dirigentes implicados, o que por omisión o incapacidad permitieron estos abusos. La investigación debe ser mucho más profunda y debe sacar de la ANFP a todos los directivos corruptos y mediocres que se han apoderado de nuestro fútbol. Incluso, las elecciones mismas son cuestionables porque en ambas listas se encuentran personajes oscuros y nefastos que, históricamente, han hecho un daño enorme al deporte chileno.

Un año más que se fue y nos deja el efímero triunfo de Copa América y un montón de basura, suciedad acumulada y esa sensación tan nefasta de saber que seguimos haciendo las cosas equivocadamente. El fútbol huele mal, el deporte huele mal, Chile huele mal. ¡Feliz año nuevo!

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