Según la información oficial entregada por el Servicio Electoral, actualmente se encuentran registrados 38 partidos políticos. De esos, 14 corresponden a partidos constituidos, 18 se encuentran en formación y 6 en trámite.
La diferencia entre los procesos de “formación” y “trámite” radica en la publicación en el Diario Oficial de la escritura de constitución. Los primeros están en un momento en que ya han realizado la publicación respectiva que los faculta, por un lado, a divulgar a través de los medios de comunicación social los postulados doctrinarios y programáticos de la entidad y, por otro, a llamar a los ciudadanos a afiliarse. Los partidos en trámite, en tanto, no están facultados para realizar estos procesos y se encuentran a la espera de la citada publicación.
Lo importante de este aspecto es que de los 24 partidos que se encuentran actualmente en alguno de estos procesos, cerca de 18 pertenecen a partidos políticos ubicados por fuera y a la izquierda de la Nueva Mayoría.
Sobre las causas que explican esta situación, el ex candidato presidencial del pacto Juntos Podemos Más, Jorge Arrate, explicó que a su juicio este fenómeno forma parte de la histórica fragmentación de la izquierda y que se ha visto propiciada por la nueva ley de partidos políticos.
“Desde el punto de vista político hay diferencias, no hay que negarlas, y lo que hay que preguntarse es si esas diferencias justifican primero combatirse unos a otros y, segundo, continuar separados”, reflexionó.
Barreras de entrada
Carlos Ruiz, director del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, y uno de los mentores de la Izquierda Autónoma, fue enfático en señalar que pese a los cambios legislativos y la imagen que ha querido mostrar el Gobierno, las barreras de entrada a la institucionalidad política continúan intactas: “La voluntad política del sistema actual es mantenerse cerrado, blindado, y no abrirse a los demás espacios”.
Además, denunció las formas actuales que permiten “que la protesta social siga desbordando la política y no pudiéndose institucionalizar constituye una lógica que sigue operando. El problema de eso es que con las fuerzas institucionales que existen no se puede resolver, por ejemplo, la reforma educacional”.
Punto de inflexión
Una de las causas que explica este distanciamiento entre los partidos es la diferencia de posturas ante el legado de la Concertación y las relaciones con la Nueva Mayoría. En este sentido, y por citar el ejemplo emblemático de estas diferencias, se encuentra la relación entre la Izquierda Autónoma (IA) y Revolución Democrática (RD).
Ambas colectividades han mostrado una marcada afinidad, sobre todo en el plano parlamentario, donde los diputados Gabriel Boric (IA) y Giorgio Jackson (RD), además de formar parte de los políticos mejor evaluados por la ciudadanía, han presentado iniciativas legales de manera conjunta. Pese a esta cercanía, que les ha permitido tomar distancia en temas como la reforma educacional y laboral dentro del Parlamento, existen aún diferencias fundamentales que han impedido la formación de una alianza entre ambos espacios.
“Yo creo que lo que dificulta la articulación de estas fuerzas, que lo lógico es que se articulen, es la poca madurez que hemos tenido de no poder resolver el problema de las relaciones con la Concertación de una manera satisfactoria y común para todos. Ellos tienen una manera de resolverlo –ser parte del gobierno en unas cosas y en otras no-, y nosotros tenemos otra”, sostuvo Ruiz.
Por su parte, Pablo Paredes, militante y ex coordinador nacional de Revolución Democrática, enfatizó las diferencias que existen entre uno y otro movimiento: “A mi juicio una cuestión clave para cualquier tipo de articulación política es que uno se encuentra con otro y entiende que ese otro es distinto. Acá estamos hablando de articulación y no de diluirnos en una sola identidad. Yo estoy en Revolución Democrática y no en la Izquierda Autónoma ni en el Partido Comunista porque tengo diferencias, pero también creo que hay mucha cercanía con otros partidos y que lo que corresponde es ser cuidadoso”, afirmó.
El móvil
Para Jorge Arrate la reforma a la ley de partidos políticos también representa un elemento importante para analizar la proliferación de partidos de izquierda: “Hay nuevas leyes de partidos que han puesto un gran énfasis en el financiamiento público de los partidos políticos para salvar, por la vía de un subsidio del Estado, a un sistema que está completamente erosionado”.
Con la nueva ley se instaurará un sistema de financiamiento estatal a los partidos políticos por lo que resultaría un estímulo de suma relevancia para constituirse como tal.
A juicio de Arrate este financiamiento no resulta ilegítimo y “el Estado sale a salvar este sistema y los dirigentes políticos pasan a transformarse casi en funcionarios públicos. Yo creo que en una de estas vamos a tener presidentes y secretarios de partidos que van a formar un sindicato y van a ingresar a la ANEF”, ironizó el ex candidato.
Demetrio Hernández, secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionario MIR, que hace algunos días comenzó su proceso de tramitación, descartó que el financiamiento del Estado sea uno de los estímulos para fragmentarse y aseguró que el móvil del proceso de institucionalización es la democratización de la sociedad en su conjunto. “Mostrar un camino al margen de la corrupción de la política actual. Queremos mostrarnos y que la gente vea que somos gente honesta que vive de su trabajo y que podemos creer en ellos, porque así lo han demostrado durante toda su vida”.
Además, Hernández señaló estar abierto a establecer todo tipo de alianzas, incluso con sectores progresistas.
El 60 por ciento de abstención en la última elección presidencial ha puesto en el debate dentro de todos los partidos la necesidad de establecer alianzas que permitan, sobre todo, motivar a los ciudadanos a asistir a las urnas y otorgar algo de legitimidad a un orden político que al parecer no lo tiene.