Si bien en febrero continúan funcionando, tanto en La Moneda como en los ministerios el ritmo de trabajo es menor, mientras las ausencias de varias de las autoridades titulares aumentan por motivos vacacionales.
Sin embargo, dada la gran cantidad de temas pendientes que quedaron aplazados para marzo, en el Gobierno, e incluso en los partidos de la Nueva Mayoría, existe preocupación y la decidida intención de anticiparse a varios de ellos, especialmente aquellos que se han traducido en conflictos que parecen no tener solución.
En respuesta, ya se habla en el Palacio Presidencial de once puntos prioritarios que habría definido la Mandataria. Varios de ellos relacionados con el trabajo legislativo y con las estrategias del Ejecutivo que buscan asegurar en el Congreso los votos necesarios para aprobar aquellos proyectos que quedaron pendientes en el cuestionado “frenesí legislativo” de enero.
Son los casos de la Reforma Laboral, la Agenda Corta Antidelincuencia, la Ley Anticolusión y la iniciativa que busca despenalizar el aborto en tres causales.
En el ámbito de la Educación, en tanto, la prioridad está puesta en el proyecto de ley que apunta a modificar el sistema de educación superior, así como un nuevo sistema de educación pública.
“Uno de los problemas que ha tenido el Gobierno es la falta de liderazgo político y comunicacional. Ha avanzado en importantes reformas que no ha logrado comunicar de manera adecuada y que tampoco han tenido el impacto necesario en la ciudadanía”. Así lo asegura el cientista político Alejandro Olivares, profesor del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) de la Universidad de Chile.
Y quizás, como agrega él mismo, la excepción sería la gratuidad en educación superior. “Pero aun así no está claro si se trata de un impacto de largo plazo”.
Por ello, no duda en plantear que “es difícil apostar solo a una reforma o a algunos cambios que, aunque se hagan para bien de la ciudadanía, el Gobierno está siendo incapaz de demostrarlo”.
¿Prioridades legislativas o electorales?
Entre las prioridades del Ejecutivo también aparece una iniciativa que se mantiene pendiente respecto de la modernización de Televisión Nacional, así como el anunciado canal de televisión cultural.
Y, por supuesto, el proceso constituyente, cuya próxima etapa considera los diálogos ciudadanos que debieran desarrollarse a nivel de cabildos comunales, provinciales y regionales.
A esos temas se sumarían proyectos de infraestructura en Salud, cartera que ha debido enfrentar diversas dificultades políticas.
De hecho, la propia ministra Carmen Castillo, que ya fue interpelada en el Congreso, continúa en la mira de la oposición, lo que se suma a que casi tres meses después de la renuncia de la subsecretaria de Redes Asistenciales se confirmó a la nueva titular, la doctora Gisela Alarcón.
Más recientemente, esta semana, un paro de advertencia de los funcionarios de Fonasa exigiendo la salida de la directora Jeanette Vega.
Sin embargo, para Alejandro Olivares la primera gran prioridad del Gobierno, a partir de marzo, deben ser las elecciones municipales de octubre.
“Elecciones que son consideradas como un indicador de lo que podría ocurrir en las próximas elecciones presidenciales. Ya le pasó a Michelle Bachelet en su anterior gobierno y también a Sebastián Piñera”. Una batalla que de perderse, advierte, podría anticipar un escenario similar para 2017.
Con esos antecedentes, más allá de las prioridades legislativas para este año, el Gobierno debe ordenar sus propias filas. “Para eso no hay nada mejor que enfrentar un escenario electoral, donde La Moneda logre ejercer su liderazgo y ordenar a la coalición en torno a los candidatos a alcaldes y concejales”, explica el académico.
Esto, a propósito de diversos conflictos que mantienen la tensión en varios ministerios.
Cabe recordar que en su último día en La Moneda antes de iniciar sus vacaciones en el lago Caburga, el lunes 1 de febrero, Michelle Bachelet informó sobre la designación de las titulares para tres de las cinco subsecretarías que se mantenían vacantes. Aún falta por definir quiénes asumirán en Cultura y en Derechos Humanos.
Conflictos que también han afectada al ministro de Desarrollo Social, el comunista Marcos Barraza, a propósito de la renuncia que se le pidió al director del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), el democratacristiano Nicolás Preuss.
“Un cambio de gabinete sería una muy buena señal”
Un segundo tema a evaluar a partir de marzo debiera apuntar al equipo que enfrentará los dos años que quedan de Gobierno. “Mantener o no al actual ministro del Interior y decidir si es el momento para que otros ministros que han tenido una alta figuración pasen a ministerios más protagónicos, como por ejemplo, el ministro de Energía, Máximo Pacheco, que podría tomar las riendas de Interior”.
En suma, plantea Olivares, evaluar si los ministros y subsecretarios que se desempeñan actualmente son los más indicados para enfrentar el periodo de mandato que le resta a la Presidenta. “Un cambio de gabinete sería una muy buena señal para solucionar gran parte de estos conflictos, de gestión y de visiones de gestión. Elementos políticos y técnicos que efectivamente están dañando a la administración”.
¿Cómo se logra el efecto deseado? Según el analista, con un buen diálogo con los partidos políticos y no imponiendo nombres, sino que consensuándolos.
Todo esto, sin olvidar dos conflictos latentes que se encuentran al interior de la Palacio Presidencial. Por una parte, la compleja y para muchos inexplicable situación del administrador de La Moneda, Cristián Riquelme, vinculado a la gran pesadilla que afecta al Gobierno: el caso Caval. Y por otra, la inamovible Ana Lya Uriarte, la criticada jefa del “segundo piso”.
¿Otra prioridad para el Ejecutivo? Iniciativas relacionadas con el crecimiento y el desarrollo económico. En ese ámbito, según el cientista político de la Universidad de Chile, las autoridades deberían poner mucha atención en el ciclo económico, a partir de las distintas situaciones que afectan a la economía a nivel mundial.
“Podrían comenzar a agudizarse algunos problemas en Chile, por lo que si no se toman a tiempo resguardos en términos de inversión y de mejorar elementos de algunas reformas, como la tributaria y la laboral, el Gobierno podría encontrarse con un escenario complejo”.
Y agrega: “Varias instituciones financieras están recortando la tasa de crecimiento para el próximo año, estamos viendo problemas en las economías europeas, podría aumentar el endeudamiento y la percepción de que se puede perder el empleo”
En ese contexto, ejemplifica con el discutido y postergado proyecto de Reforma Laboral. “Es algo deseado, pero si se realiza en un contexto de un ciclo económico a la baja tendrá a todos los empresarios y medios de comunicación disparándole al Gobierno por una reforma pro trabajadores, en contra del empleo y de la productividad. Podría ser una muy buena reforma, pero el momento político y económico podría significar que esto se vaya en contra del Gobierno”.
Disputas internas y dificultad para capitalizar errores
Son varias las decisiones que se tomarán en marzo que también podrían centrarse en la desatada carrera presidencial para las elecciones de 2017. Proceso que ya está generado enfrentamientos dentro de las propias colectividades de la Nueva Mayoría. Por ejemplo, en el Partido Socialista, las críticas cruzadas entre su presidenta, Isabel Allende, y uno de los vicepresidentes, Camilo Escalona. Este último, con un cerrado apoyo al ex presidente Ricardo Lagos.
Y si se trata de desencuentros, los del subsecretario de Hacienda, Alejandro Micco, están siendo recurrentes.
Primero fue la salida de Gonzalo Pereira de la Dirección Nacional de Aduanas, interpretada como un ataque al proceso de modernización en el que trabaja la institución. Desde la Asociación de Funcionarios de Aduanas de Chile calificaron la petición de renuncia como “una obstinación del subsecretario Alejandro Micco”, respondiendo a las presiones por parte del empresariado chileno.
El propio subsecretario le solicitó hace algunos días la renuncia al superintendente de Casinos de Juego, Renato Hamel, dando término a varios meses de desencuentro entre ambos, a propósito de la conflictiva licitación del casino de Chillán y las eventuales filtraciones desde el organismo a cargo del proceso.
Un escenario propicio para que la oposición obtuviera importantes réditos políticos. Sin embargo, hasta ahora no ha sido así.
“Mientras la opción de Chile Vamos insista en que Joaquín Lavín sea el vocero y que las viejas glorias sean los que siguen adelante, no lograrán capitalizar nada. En el caso de la UDI, sin autocríticas sobre las situaciones de Jaime Orpis y Pablo Longueira”, explica Alejandro Olivares.
Esto, en línea con las últimas críticas del presidente de Renovación Nacional, diputado Cristián Monckeberg, al respaldo gremialista a uno de sus históricos “coroneles”, Pablo Longueira, a propósito de la publicación de correos electrónicos compartidos entre el ex ministro y ex senador de la UDI y el ex gerente general de SQM Patricio Contesse.
“Políticamente debemos reconocer las ilegalidades y no barrer debajo de la alfombra”, cuestionó Monckeberg, en el contexto de las investigaciones del Ministerio Público por irregularidades en el financiamiento de campañas políticas.
Mismo apoyo incondicional que ha recibido el ex presidente de la colectividad de calle Suecia Jovino Novoa, primer condenado en el caso Penta, a quien el tribunal disciplinario de ese partido absolvió completamente.
“En Renovación Nacional parecieran entender esto y son un poco más autocríticos”, advierte el cientista político, añadiendo que “mientras estén con la UDI, es difícil para ellos. Entonces, es muy complejo para Chile Vamos poder capitalizar los problemas del Gobierno, porque han sido incapaces de entender que estos también son un reflejo de los cambios dentro de la sociedad y de los nuevos tiempos de la política chilena”.
En suma, desde marzo no solo se irán constatando las prioridades del Gobierno, así como las reales posibilidades de llevarlas a cabo. También quedará en evidencia, a la espera de un posible cambio de gabinete, qué tan sólida se mantendrá la relación Hacienda-Segpres, es decir, la poderosa dupla de los ministros Rodrigo Valdés y Nicolás Eyzaguirre.
Y por supuesto, que tan cercana o distante siguen siendo los vínculos entre la Presidenta Michelle Bachelet y su ministro del Interior, Jorge Burgos.
“Sin un equipo que logre conducir el proceso, las batallas que se quieran dar, aunque se ganen, pueden parecer que se pierden”, concluye Olivares.