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Políticos critican inminente ajuste fiscal y excesivo poder del ministro Valdés

Desde distintos sectores no solo cuestionan el recorte presupuestario. También apuntan a la alta injerencia del jefe de Hacienda, que se ha transformado en el gran referente político y económico del Gobierno. Desde Fundación Sol son más tajantes: "Su poder nos lleva a las raíces del sistema neoliberal".

Fernando Seymour

  Miércoles 24 de febrero 2016 18:11 hrs. 
Rodrigo Valdés

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En el Ministerio de Hacienda no descansan. Incluso durante el periodo de vacaciones. Y es que la alta injerencia del ministro Rodrigo Valdés en las decisiones del Gobierno resultan decidoras cuando se trata de resolver conflictos.

Su influyente participación en los proyectos de ley y las grandes reformas que impulsan desde el Ejecutivo ha sido evidente. Decisiones que muchas veces han logrado imponerse a las negociaciones políticas. Resoluciones que no solo han generado permanentes disputas entre los integrantes de la Nueva Mayoría. También la molestia de no ser considerados por Hacienda y, de paso, por La Moneda.

No solo basta con asistir al Palacio Presidencial. También es necesario cruzar al edificio de Teatinos 120, donde se encuentra la oficina de Valdés. Aunque en el último tiempo la respuesta sea recurrente, cuando se trata de solicitudes: no hay más recursos.

Si bien se trata del último ministro en incorporarse al gabinete, cuando en mayo de 2015 reemplazó al cuestionado Alberto Arenas, rápidamente se impuso como el principal referente del Gobierno. Diputados y senadores lo saben. También los partidos, oficialistas y de oposición.

Incluso son muchos los que no dudan en fijar la mirada en la dupla Valdés-Eyzaguirre cada vez que se busca negociar algo. Hacienda y Segpres, como los dos motores del funcionamiento Presidencial. Pero también hay quienes optan por otra dupla: Valdés-Burgos. Nuevamente Hacienda, pero en alianza con el siempre cuestionado Ministro del Interior.

“Siempre los ministros de Hacienda han dado la pauta, tanto en los gobiernos de la Concertación como en el gobierno de derecha”, plantea el vicepresidente de la CUT, Nolberto Díaz. “Desde que retornó la democracia a Chile, en el país gobierna el Ministerio de Hacienda. Pero eso también es mentira, porque en Chile quien gobierna son los empresarios”.

Para el dirigente de la multisindical claramente se trata de “los mismos que durante 25 años han puesto plata en el Parlamento para que las leyes no cambien y las cosas sigan igual. Pareciera que ahora los empresarios también tienen representantes en el gobierno, porque muchos de los que son ministros fueron representantes de los Luksic, de los Angelini o de las grandes empresas en distintos directorios. Entre otros, por ejemplo, Nicolás Eyzaguirre”.

En suma, advierte que si bien los ministros de Hacienda mandan, no lo hacen más que los empresarios.

En esa línea, el diputado democratacristiano Ricardo Rincón reconoce el poder que ejerce el ministro Valdés, aunque con ciertos reparos. “Objetivamente es así, pero no solo por ser ministro de Hacienda. Además porque ha tenido la virtud de involucrarse personalmente en el tratamiento legislativo de los distintos proyectos de ley. A mí eso no me incomoda. Pero lo que sí me incomoda es cuando los resultados del proceso legislativo tienen un marcaje de visión excesivamente haciendista, que no necesariamente se da porque un ministro de Hacienda se involucre en el debate legislativo”.

Un ejemplo de esto, asegura, es la Reforma Laboral. “Se ha caído malamente en el cuco de la derecha de que este reforma puede distorsionar el mercado productivo”. Sin embargo, destaca que Valdés siempre ha actuado con mucha apertura, “tanto para los partidos de la coalición como del debate democrático con la oposición”.

Desde la Fundación Sol, en tanto, el economista Gonzalo Durán también se detiene en la figura del ministro de Hacienda. “Cuando se le deja un poder o una carta blanca tan fuerte a una autoridad como ésta, personificado en este caso en Rodrigo Valdés, volvemos a las raíces más propias del modelo neoliberal, que en Chile nos ha llevado a que las decisiones prácticamente siempre se toman en torno al capital”.

¿Un ajuste para no avanzar en las reformas?

Son varias las reuniones, tanto con sus pares como  con la Dirección de Presupuestos, en las que Rodrigo Valdés ha ido afinando los detalles del ajuste fiscal que se aplicará al gasto público para este año.

La caída en el precio del cobre, la menor proyección del crecimiento económico así como el déficit fiscal son temas que lo tienen preocupado. Entre las fórmulas que se barajan surge la posibilidad de reducir el gasto corriente, pero también el ítem relacionado con las inversiones, particularmente respecto de los recursos asignados a los ministerios.

Por ello, los parlamentarios de las comisiones de Hacienda plantearán sus inquietudes el próximo lunes, cuando se reúnan nuevamente en Teatinos 120 en los habituales almuerzos de inicio de semana. Incluso, ya anticipan algunas exigencias.

Por ejemplo, el diputado DC Pablo Lorenzini advierte que solicitará un cónclave financiero-económico. Mientras que Ricardo Rincón apuntará a lo que considera “una visión cortoplacista en la que lamentablemente caen todos los ministros marcados por la contingencia del estrecho mandato presidencial”.

“Independiente de las virtudes de los ministros de Hacienda, de los distintos gobiernos –agrega el parlamentario–, existe una visión marcada por los números que los llevan a tomar decisiones en función de los años que les toca gobernar, que son muy pocos”.

Y es que en ningún caso la figura de Valdés ha pasado inadvertida, especialmente cuando se trata de las más complejas discusiones, como también la tramitación de las llamadas reformas estructurales. Así lo han podido constatar en el Congreso los propios parlamentarios cada vez que el foco ha estado puesto, por ejemplo, en la Reforma Tributaria y sus adecuaciones, en los proyectos sobre educación y en la postergada Reforma Laboral.

“Me llama la atención que el ministro de Hacienda se autoarrogue la responsabilidad de hacer un ajuste fiscal que ya fue aprobado en el Parlamento”, cuestiona Nolberto Díaz. “Entonces, para qué tenemos Parlamento. Ya existe un presupuesto para el año 2016, ese es el que se tiene que ejecutar”.

En ese contexto, el dirigente aclara que “siempre ahorrar será bueno, pero antes de hacer un ajuste fiscal, esto me huele a generar las condiciones de un escenario que impida el avance de la Reforma Laboral y de las reformas sociales. Esta discusión sobre la recesión mundial, en Chile puede ser sorteada. Chile es un país muy rico pero mal distribuido entre sus habitantes”.

Y agrega: “Antes de mirar un ajuste fiscal y creer que porque el resto lo hace nosotros también tenemos que hacerlo, el resto del mundo no tiene AFP. ¿Por qué Chile no termina con las AFP, si en el resto del mundo las AFP no existen?”.

“Tiene que haber una mirada mucho más de conjunto, sistémica y también de largo plazo”, complementa el diputado Rincón.

En ese sentido, se detiene en la situación de Codelco. “Con cuatro dólares la libra, producía con tal nivel de holgura que nunca les importó cómo se gastaba la plata. Y el cómo se gastan los recursos no puede ser un tema cuando el cobre está a dos dólares y un no tema cuando está a cuatro”.

Por ello, insiste en que en el país existe una mirada que no es de largo plazo. “No podemos depender de los ajustes para tratar de llegar al déficit estructural adecuado y ojalá tener superávit en tres o cuatro años más. Tenemos que tener una mirada de largo plazo en términos de ingresos y gastos, y Chile no la tiene”.

“Lo que está sucediendo con los indicadores económicos –explica Gonzalo Durán– se relaciona con una situación que es estructural al modelo chileno. Tiene que ver con cómo los vaivenes internacionales afectan sustantivamente la marcha de la sociedad. En ese sentido “hay que tener mucho ojo cuando las decisiones políticas se mezclan con decisiones tecnocráticas meramente económicas”.

En este caso, añade el investigador de la Fundación Sol, “el ministro Valdés da cuenta de un perfil que en Chile ya lo conocemos bastante bien, donde el ministro de Hacienda básicamente es el encargado de tomar las decisiones más bien políticas”.

Derroche de recursos e injerencia en procesos electorales

En principio, hay quienes piensan que lo mejor es esperar a que la política retome sus actividades en marzo, para que sean los legisladores quienes resuelvan la cuestionada decisión de un ajuste fiscal.

“Y si el ministro quiere hacer un ajuste, tiene que revisar en qué ministerios las cosas se están haciendo mal, la plata se está botando o echarle una mirada a lo que están haciendo las empresas públicas, que siguen haciendo tonteras”, anticipa Nolberto Díaz.

Él mismo que ejemplifica que “en la ENAP siguen arrendando los equipos de exploración, en una empresa que es petrolera. Y en Codelco siguen haciendo negocios a futuro que no dan garantías”.

También Rincón critica lo que considera un desaprovechamiento de recursos estatales, a propósito de “tener cinco mil millones de dólares empozados solo para compra de armas, cuando no podemos comprar más porque se ha renovado todo y a niveles que nadie más posee en América Latina en cuanto a aviones, fragatas, submarinos y tanques”.

Por ello propone que los intereses de esos recursos vayan directo al erario público. “Por qué aumentar deuda, si se puede bajar solo con los intereses de esas platas que están retroalimentando un fondo que no tiene una lógica respecto de las necesidades del país”.

Rodrigo Valdés y el denominador común de estar presente en todas las grandes decisiones. Conversadas y acordadas en algunas ocasiones. Unilaterales y sorpresivas en otras tantas.

Incluso, con la posibilidad de que su decisión de ajustar los presupuestos pudiera incidir en el contexto de los próximos procesos electorales.

“Evidentemente en un año electoral se tienen anuncios en función de una planificación presupuestaria, lo que de no cumplirse, por rebote, tiene algún nivel de impacto electoral”, reconoce el diputado Rincón. “Se puede anticipar que eso, al menos, va a complicar públicamente a aquellos que legítimamente hayan proyectado con determinados ingresos la ejecución de ciertas obras”.

Mientras que para Gonzalo Durán el diagnóstico es aún peor. “El ajuste económico podría generar alguna mella, pero no tan significativa como para resentir la imagen de los candidatos. Creo que la imagen ya está bastante resentida y uno esperaría que le pase la cuenta más bien a la clase política completa”.

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