Organizaciones acusan al Estado de reproducir violencia hacia mujeres

Este martes ocho de marzo se conmemora un nuevo Día Internacional de la Mujer, entre fiestas oficiales y acciones de protesta. Esto cuando diversas organizaciones mantienen sus críticas al Estado, considerado como un aparato reproductor de la violencia en toda índole; desde el maltrato físico al simbólico y cotidiano, desde el ámbito de la familia al trabajo y donde destacan los derechos sexuales y reproductivos como un pendiente que sólo viene a evidenciar nuestro atraso cultural.

Este martes ocho de marzo se conmemora un nuevo Día Internacional de la Mujer, entre fiestas oficiales y acciones de protesta. Esto cuando diversas organizaciones mantienen sus críticas al Estado, considerado como un aparato reproductor de la violencia en toda índole; desde el maltrato físico al simbólico y cotidiano, desde el ámbito de la familia al trabajo y donde destacan los derechos sexuales y reproductivos como un pendiente que sólo viene a evidenciar nuestro atraso cultural.

Desde este lunes que las diversas instituciones del Estado han realizado actividades hacia la mujer en conmemoración de su día. Entre ellas destacaron las que se centraron en los proyectos de ley que están en el parlamento: la despenalización del aborto en tres causales y la iniciativa que pone freno al acoso sexual callejero.

Cálculo estandarizado de la violencia

En esa línea desde distintas organizaciones pusieron acento en los temas pendientes. La Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual, cuestionó la mirada que han sostenido los distintos gobiernos y el rumbo hacia el que se dirigen las políticas públicas encabezadas por Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), tal como indicó Lorena Astudillo una de las coordinadoras de la organización.

“La verdad es que a las mujeres nos ven como madre o esposas. Nos sitúan en ese ámbito familiar. Por ello las políticas públicas que se crean en Chile para poder mejorar la calidad de vida de las mujeres siempre son destinadas a esos temas”, explicó. En esa línea añadió que “se entiende que las mujeres no vivimos violencia si no es dentro de nuestro espacio íntimo, lo cual es un completo error”, dijo y advirtió un enfoque reduccionista del conflicto.

La dirigenta afirmó que esto se refleja desde el propio mecanismo de contabilizar los femicidios, ya que se consideran sólo los crímenes que ocurren en el matrimonio y se dejan afuera todos los otros contextos de maltrato, como por ejemplo la violencia en el pololeo.

Además, dijo, se está hablando mucho de violencia contra la mujer, sin embargo, no existe una ley que la sancione, sino que la única figura presente es el maltrato habitual que no es exclusivo a la mujer.

Para ella, la mujer en la actualidad es castigada al salir al mundo laboral y dejar los espacios que le son socialmente permitidos. En ese sentido es que el acoso callejero y el acoso laboral aún no tienen freno, y son parte de los cobros propios del modelo.

Desigualdades agresoras

Para Carmen Espinoza, directora del Programa de Trabajo y Estudios (PET), la situación es dura, porque la mujer no sólo debe preocuparse de ella, sino de toda la familia, del hogar y, muchas veces, de terceros como personas con problemas de salud o adultos mayores.

Esto se suma a los temas laborales donde la que mujer tiene trabas en la incorporación, gana en promedio un 20 por ciento menos que los hombres y recibe menos pensión. Este, afirmó, es un problema grave: “Las pensiones son un tema que está empezando a mostrar una serie de consecuencias graves y tendrá muchas más en la medida en que las pensiones de las mujeres son peores que las de los hombres”.

En ese sentido, sostuvo que las pensiones, en general, ya son vergonzosas, porque nadie puede vivir con estas pensiones, que son, en un porcentaje muy importante, las que pueden garantizar sólo el mínimo y, en un porcentaje dramático, que ni siquiera llegan a eso.

La directora del PET sostuvo que para resolver este problema habría que derogar las tablas sectoriales, y avanzar hacia un modelo que no busque la capitalización individual, es decir, debe cambiar el sistema de AFP. En esa línea, afirmó, no se ha logrado encontrar una solución sin afectar el modelo socioeconómico.

Y es allí donde el pensamiento de la especialista en trabajo coincide con la lucha contra la violencia o la reivindicación que realizan las mujeres que impulsan el avance en materia de derechos sexuales y reproductivos. Para ambas el Estado está funcionando como un aparato reproductor de desigualdad y, en este caso, de agresión.

Ausencia de derechos sexuales y reproductivos

Beatriz Martos, Coordinadora de Activismo de a Amnistía Internacional, catalogó de “impresentable” la demora de Chile en la aprobación de una ley que permita a las mujeres decidir sobre sus cuerpos, incluso en casos críticos.

“Sólo ocho países en el mundo, nueve si contamos al Vaticano, son los países donde el aborto está criminalizado en todas sus formas. Chile es uno de ellos, lo que saca a la luz las vulneraciones a los Derechos Humanos a las que son sometidas las mujeres, las niñas y los allegados de ellas, quienes ven imposibilitado el acceso a un aborto, incluso cuando han sido violadas, cuando su vida corre peligro de continuar con un embarazo o donde existe una inviabilidad fetal”, sostuvo.

Voces de marcha y protesta

En ese sentido, llamó a las autoridades a acelerar el paso en la aprobación del proyecto que se discute este martes, y avanzar en las transformaciones institucionales que permitan que Chile remonte el atraso cultural y estructural en esta materia.

Por lo mismo, este martes las mujeres marchan a las 19.00 horas desde Plaza Italia en Santiago y son llamadas por diversas convocatorias. Entre ellas está la “Mujeres feministas y trabajadoras por un ocho de marzo en lucha”, “Marcha en contra de la violencia estructural”,  “Marcha de Mujeres trabajadoras e indígenas” o voces que instalan nuevos temas como: “Marchemos contra la violencia obstétrica y el parto respetado”, entre otras.





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