Un helicóptero y una comitiva que incluso dieron paso un libro: “Los zarpazos del Puma”, de la periodista Patricia Verdugo. Es la historia de la denominada “Caravana de la Muerte”, comitiva militar que encabezó el general Sergio Arellano Stark y mandatada por Augusto Pinochet Ugarte.
Una comitiva que durante los primeros meses de la dictadura recorrió precisamente en un helicóptero puma distintas ciudades del país, con el objetivo de cerrar rápidamente procesos judiciales, mediante consejos de guerra, en contra de prisioneros políticos detenidos por los militares instalados en el poder.
¿Las consecuencias? Una serie de desapariciones y asesinatos que involucraron no solo a los integrantes de la comitiva liderada por Arellano Stark, quien entregaba las órdenes. También a militares de los distintos regimientos que visitaron, quienes colaboraron en ejecutarlas.
Arellano tenía a su cargo catorce personas. La mayoría de ellos pasó más tarde a ser parte de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), lo que le sirvió al general en retiro para argumentar que nada supo de los hechos imputados a la Caravana de la Muerte y que ellos se cometieron a sus espaldas.
Con posterioridad a su función en la comitiva, fue ascendido y premiado en reiteradas oportunidades por la Junta de Gobierno, lo que desestimó ante la Justicia la versión de haber desconocido los hechos.
Perteneció al Ejército durante 38 años y se acogió a retiro voluntario en 1976, desempeñándose incluso como edecán del ex presidente Eduardo Frei Montalva.
Uno de los emblemáticos violadores de Derechos Humanos que recién en el año 2000 fue sometido a proceso por el juez Juan Guzmán Tapia, precisamente por el caso “Caravana de la Muerte”. Ocho años después sería condenado a seis años de prisión por su participación en los 72 asesinatos cometidos por la comitiva.
Sin embargo, en diciembre de 2015, Arellano fue sobreseído en el contexto de una sentencia de la Corte Suprema, particularmente respecto de los crímenes ocurridos en Antofagasta. Una pena que finalmente no cumplió, luego que se le detectara un avanzado estado alzheimer, absolución decretada por el ministro a cargo de la causa Víctor Montiglio.
Finalmente, durante la madrugada de este miércoles, falleció a los 94 años internado en una clínica privada, donde se encontraba luego de que el Servicio Médico Legal determinara que sufría demencia por alzheimer y problemas vasculares.
“Un hombre mentiroso y que muere en impunidad”
Carmen Hertz, abogada de Derechos Humanos y pareja de una de las víctimas de la Caravana de la Muerte, aseveró en conversación con Radio Universidad de Chile que “Arellano fue un genocida, un cobarde, un hombre muy mentiroso y muere en impunidad. Eso es grave para Chile. Son hechos que no ayudan a recuperar las confianzas que hoy están quebradas como sociedad”.
La abogada, además, puso el énfasis en apurar las causas de derechos humanos que siguen pendientes ante la proximidad de la muerte de los involucrados. “Las causas que aún están en Tribunales deben cerrarse y deben condenarse con sanciones que sean similares al daño que estas personas cometieron”.
Por su parte, el ministro de Defensa, José Antonio Gómez, expresó la postura del Gobierno ante la muerte de Arellano Stark, reconociendo que “es un hecho que la vida llega a su término y en este sentido siempre quedará la sensación de que siempre se pudo hacer más en materia de información respecto de las violaciones a los Derechos Humanos”.
Desde el Partido Socialista lamentaron que “con la muerte del genocida Sergio Arellano Stark se dificulten los procesos que buscan establecer verdad y justicia en los casos de miles de compatriotas que fueron secuestrados, torturados, masacrados y desaparecidos por la dictadura cívico-militar encabezada por Augusto Pinochet”.
Asimismo, exigieron “que el Ejército de Chile no rinda homenajes a figuras nefastas de nuestra historia, como lo hace al mantener un retrato de Manuel Contreras en la Academia de Guerra”.