Hubo sirios que incluso llegaron a bautizarla como “mamá Ángela”. Tanto caló en ellos las declaraciones de la canciller alemana, Angela Merkel, expresando su voluntad de recibir e integrar a las víctimas de la guerra civil en Siria, que no dudaron en señalarla como ejemplo de lo que los europeos deberían hacer frente a la crisis de refugiados que enfrenta el viejo continente desde el verano boreal pasado.
Y aunque ella diga que la postura migratoria alemana no ha cambiado, lo cierto es que varias fuentes europeas la señalan como la líder que habría negociado en secreto con Turquía el proyecto que la Unión Europea (UE) podría firmar este jueves y que, entre otras cosas, contempla el reenvío de refugiados sirios hacia Turquía.
Europa se compromete a recibir, en base al voluntariado, un número equivalente de refugiados sirios que esperan en Turquía. Un punto que no cuenta para los migrantes que se hayan desplazado por razones económicas y que no ha sido definido para otros posibles refugiados como los iraquíes y afganos.
Contrapartida de ese acuerdo: Ankara demanda una ayuda financiera dos veces más importante a la prevista en un primer momento por los europeos, además del relanzamiento de las negociaciones de adhesión a la UE, actualmente congeladas, y la libertad de circulación de sus compatriotas por territorio europeo.
Según informaciones del diario francés Le Monde, fue el 7 de marzo pasado, en el marco de una cumbre de jefes de Estado, cuando los europeos supieron de esta propuesta, que se aleja radicalmente de lo que hasta ese momento trabajaban en sus despachos. Pese a la sorpresa, muchos calificaron la propuesta alemana como ambiciosa.
Pero lo cierto es que para llegar a ella Europa ya ha cedido bastante a Turquía. Entre otras cosas, Europa ha hecho vista gorda a la política de Ankara en torno a las libertades civiles o a los derechos humanos. Control de medios informativos, la persecución de opositores e incluso la discusión de una reforma que prevé ampliar la definición de terrorismo, se incluyen en este cocktail turco.
En la lupa también está el alcance del acuerdo que Turquía podría alcanzar con Bruselas. Naciones Unidas ha calificado de ilegal la idea de un reenvío masivo de migrantes. Él mismo violaría el derecho europeo, así como la convención de Ginebra.