Al acceder a diferentes ofertas de servicios y espectáculos, es frecuente que uno tenga la opción de elegir entre opciones de diferente calidad, cada una de valor económico diferente, de modo que es la cantidad de dinero pagado, la que determinará la opción a acceder.

Es así como, por ejemplo, en un teatro, uno puede acceder a ubicaciones con mejor visión y acústica que otras, o en un vuelo, acceder a ubicaciones con butacas de características especiales y con servicio diferente a la clase económica.

En general, así vistas las diferencias, no me genera mayor ruido.

Sin embargo, cuando el dinero pagado determina el uso del tiempo de los usuarios, me surge la necesidad de reflexionar si debería ser así. Por ejemplo, pasajeros de primera clase suben y bajan antes del avión.

Esta inquietud, dice relación con el hecho que, vivimos una determinada cantidad de tiempo, de modo que, al determinar el uso del tiempo de los usuarios, se está determinando el uso de su vida, que es muy parecido a determinar el valor de esa vida respecto de quien paga más o menos que él.

En consecuencia, que quien paga más dinero tenga una mejor butaca o vista, no me gusta, pero lo acepto. Pero que el dinero pagado permita un mejor o peor uso del tiempo (vida), me parece discutible, y para mí, no fácilmente aceptable.

Considero que sería altamente interesante una reflexión a este respecto, de la sociedad chilena.