Después de 42 años de su muerte el 23 de septiembre de 1973, la ciencia y los tribunales esperan develar la causa que provocó el deceso del poeta Pablo Neruda, quien este martes volverá a descansar frente al mar en Isla Negra.
Sin embargo, para el abogado querellante en la causa, Eduardo Contreras, existe convicción de que el escritor, diplomático y parlamentario comunista fue asesinado por agentes de la naciente Dictadura mientras estaba en la Clínica Santa María, a punto de partir al exilio rumbo a México donde se presupuestaba que se convirtiera en la principal figura de la resistencia al régimen que encabezó Augusto Pinochet.
En conversación con Radio Universidad de Chile, el abogado apunta a una serie de elementos que han sido aportados en cinco años de investigación judicial, los que surgieron a raíz de las dudas planteadas por quien fuera el chofer de Neruda, Manuel Araya, y que provocaron primero una indagación del propio Partido Comunista que luego derivó en la querella que representa Contreras.
El jurista recuerda que Neruda fue llevado a la Clínica Santa María, la que estaba intervenida por un militar ecuatoriano y que también se ocultó la ficha clínica, a pesar que en un primer momento sostuvieron desde el recinto que no existía “por el paso del tiempo”, pero que finalmente fue encontrada por funcionarios de la Policía de Investigaciones.
“Pero es una ficha clínica muy curiosa”, sostiene Contreras, ya que “registra el ingreso y la salida de Pablo, pero no qué médicos lo atendieron, no qué medicamentos se le aplicaban, etcétera. Hoy sabemos que el médico que firmó su certificado defunción, que dice ‘de caquexia’, nunca lo vio, nunca lo examinó. Entregó un certificado a pedido de los familiares para poder hacer el funeral, pero no examinó a Neruda, no constató efectivamente la causa de su muerte”.
La invención del “doctor Price”
Durante la investigación en estos cinco años del caso de la muerte de Neruda, el testimonio de uno de los médicos que lo atendió, Sergio Draper, apunta a la existencia de otro facultativo que habría estado con el poeta antes de morir. Se trata de un supuesto doctor Price.
Eduardo Contreras precisa que primero Sergio Draper “declaró al diario La Tercera que él estaba ahí cuando murió Neruda; ahora en el expediente dice que en realidad el que estaba era el doctor Price. Ese doctor Price no existe sino en su imaginación. Buscado por la PDI a nivel nacional e internacional, nunca hubo un médico en esos años con tal apellido”.
Por otra parte, el abogado afirma que existen puntos en común respecto a otra muerte ocurrida también en la Clínica Santa María y que todavía intriga a la historia de Chile: la del ex Presidente Eduardo Frei Montalva.
Contreras comenta que durante su trabajo en este proceso se reunió con el ahora fallecido ex diplomático demócrata cristiano Eugenio Ortega, esposo de la ex senadora Carmen Frei, quien le mostró documentos y el expediente judicial del caso Frei, donde reconocieron coincidencias en la muerte de Neruda y del ex mandatario.
“Frei Montalva fue asesinado, están procesados varios médicos y varios de esos mismos médicos fueron los que atendieron a Neruda. Igual ocurre con las enfermeras, igual estaban ambos en el piso cuarto de la misma clínica. Es decir, son coincidencias que no se dan de esta manera en la vida”, subraya Contreras.
La huella de Eugenio Berríos
A mediados del año pasado, el grupo de expertos internacionales que analiza los restos de Pablo Neruda dio una noticia que abrió aún más la puerta a la posibilidad de un crimen en su caso. La presencia de la bacteria “estafilococo dorado” fue un nuevo antecedente que se sumó al expediente que lleva el ministro Mario Carroza.
De todas formas, aún queda por conocer si efectivamente se trató de un elemento inoculado por quienes accedieron a Neruda o si se trató de una bacteria presente en el recinto asistencial.
“Si fuéramos personas con menor rigor científico respecto de los procesos judiciales, nos hubiera bastado eso para pedir que se procesara a médicos y enfermeras”, sostiene Contreras.
Pero, explica el abogado “surge la duda si ese tipo de estafilococo pudo habérsele contagiado en el hospital en esa época, porque hubiera existido en esos años. Lo que están precisando los laboratorios en este momento es precisamente saber si ese estafilococo era uno que pudiera habérsele contagiado a Pablo porque estaba en el hospital o bien si el ADN de ese estafilococo nos permite determinar que fue preparado específicamente para asesinarlo, como ocurrió en otros casos”.
Y es que desde su inicio la dictadura utilizó todos los medios para eliminar a sus opositores, entre ellos bacterias y químicos, como los que preparaba el especialista de la DINA Eugenio Berríos, quien luego fuera asesinado en Uruguay por orden del propio Augusto Pinochet.
Ahora se espera que a mediados de mayo se conozca el resultado de las pericias y se determine, al menos judicialmente, si hubo terceros involucrados en la muerte de Pablo Neruda.