Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 28 de marzo de 2024


Escritorio

Tres conocidos individuos superiores al resto


Jueves 5 de mayo 2016 16:04 hrs.


Compartir en

En esta oportunidad nos referimos al sociólogo Ernesto Ottone y a los acaudalados empresarios Eliodoro Matte y Andrónico Luksic, en razón a ciertos comportamientos de ellos que los retratan muy bien.

El ex comunista, hoy sumamente aggiornado, Ernesto Ottone, profesor en la Universidad Diego Portales, después que fue nombrado miembro de número de la encumbrada Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales, entidad de la intelectualidad del establishment, se permitió ningunear con inusitado desprecio a los líderes estudiantiles quienes supieron organizar la masiva marcha del pasado jueves 21 de abril, el mismo día de los funerales del ex presidente Patricio Aylwin, político por el cual quien suscribe tiene mucho respeto.

El presumido Ottone los trató de ignorantes porque no han leído lo que él sí ha leído en su prolongada trayectoria de vida en distintos países, argumentando que en nuestro país en materias de economía no existe el vapuleado y abusivo sistema neoliberal, postulando que en esta larga y angosta faja de tierra estamos regidos por una sana economía de libre mercado que coexiste con una lógica ciudadana llevada adelante por gobiernos reformistas, es decir, los gobiernos de su preferencia. Además fue asaz displicente al aludir a los dirigentes de la Confech como “esta gente que no lee” (sic).

Su invectiva verbal a los estudiantes se funda en que éstos han sostenido que la Dictadura y los gobiernos democráticos tienen un hilo conductor, y en tal sentido quien suscribe estima que los jóvenes están efectivamente en lo cierto ya que las seis administraciones civiles solo se diferencian del régimen de facto porque todos sin excepción han respetado los derechos humanos. En el resto de las políticas públicas son más de lo mismo, es decir se repiten las lacras, partiendo por la desatada corrupción y “arreglines” público-privados con un Estado que no le gusta regular a los mercados.

Eliodoro Matte es un ferviente seguidor de los integristas Legionarios de Cristo, heredó su fortuna de sus antecesores y asegura que él no sabía nada de la colusión del papel higiénico con sus “competidores”. Es posible que ello sea efectivo porque los dueños y/o controladores de las grandes empresas sólo dirigen las sesiones de las juntas de accionistas, asisten pulcramente a reuniones sociales de alto nivel, viajan permanentemente por el mundo y, con las asistencias profesionales de sus contables favoritos, revisan en detalle los balances de sus diversas sociedades, poniendo el ojo vigilante en las cifras de la última línea.

Estoy casi seguro que la abusiva trampa para distorsionar el mercado fue concebida y administrada por los gerentes respectivos, teniéndose en cuenta que los ingresos monetarios de éstos, renta variable, están relacionados directamente con los resultados de las ventas y utilidades, razón por la cual era necesario “regular privadamente el mercado” para que todos los intervinientes salieran gananciosos. Es sintomático que la Fiscalía del Ministerio Público no pueda investigar cómo esos gerentes se pusieron de acuerdo para engañar a los consumidores y en tal sentido todos ellos, con los bolsillos bien llenos, deben estar muy complacidos con la Fiscalía Nacional Económica, ente que impidió la indagatoria.

Pero nunca le perdonaré a Matte, su indebida injerencia en el Minvu para que este ministerio, años atrás, le aprobara ilegalmente un permiso de edificación en el cerro isla denominado del Medio, localizado en un sector top de la comuna de Lo Barnechea. Con ese permiso trucho se aumentaba en un alto porcentaje el precio de mercado del predio porque su uso de suelo era área verde de carácter intercomunal. Él actuó como primer interesado ante un servicio del Estado, obtuvo lo que pretendía porque el hombre tenía prestigio, pero finalmente le fue mal porque a solicitud de la Fundación Defendamos la Ciudad, la Contraloría General de la República objetó el pingüe negocio inmobiliario, lo que fue corroborado por la Corte Suprema.

Tampoco me gustó que, debido a las oportunas gestiones de sus planificadores tributarios, haya conseguido que el Tribunal Tributario del Servicio de Impuestos Internos (SII) haya consentido en avaluar como agrícola uno de sus más importantes terrenos urbanos de la comuna de Lo Barnechea. Durante un prolongado periodo de tiempo lo mantuvo “en engorda”, es decir, restándolo en la oferta del suelo en el mercado, no pagando por lo tanto las contribuciones de bienes raíces con la sobretasa que le correspondía por ser un sitio eriazo que tenía normas urbanísticas fijadas en el Plan Regulador Comunal de Lo Barnechea.

El rigor, el presidente del CEP debía pagar por ese terreno urbano un impuesto territorial con una sobretasa del 100 por ciento, justamente por ser eriazo, pero gracias a los “buenos oficios” de tal Tribunal Tributario, tuvo la suerte de pagar por muchos años una minúscula fracción de lo que correspondía porque el complaciente SII decía que era un predio agrícola (?). El ahorro para ese empresario se cuantifica en varios millones de dólares, suma que, por lo tanto, no pudo ingresar a la Tesorería General de la República.

En relación a Andrónico Luksic, ofendido con publicidad y escándalo por el diputado Gaspar Rivas, produjo sumo y justificado malestar en las asociaciones gremiales empresariales más que todo por el lenguaje coprolálico empleado por su ocasional contendiente y por ello dicho empresario ya anunció querella, cuyo destino es incierto.

Luksic, al igual que Matte, es uno de los más poderosos empresarios chilenos y los nombres de ambos se publicitan permanentemente en las páginas de negocios de la prensa, no solo en nuestro país, sino que a nivel mundial por lo que hagan o no hagan y por ello siempre estarán expuestos al escrutinio de la opinión pública seria y no tan seria.

En su actuación animada en YouTube, en donde intentó explicar quién es él, no salió airoso, permitiéndoseme un consejo desde esta tribuna para que reduzca su peso corporal porque con esa robustecida envergadura puede sufrir diversas enfermedades de difícil tratamiento médico. En relación al mea culpa por el deplorable episodio Caval quedó al debe, pues como accionista controlador del Banco de Chile nunca debió haber intervenido para pasarle la alta suma de dinero que necesita el matrimonio Dávalos-Compagnon. Estos, con ese favor político, compraron y vendieron terrenos con una interesante ganancia en pocos días y más feo estuvo el hecho de recibir en sus aposentos de banquero a esa parejita de avispados emprendedores.

Luksic, como excelente hombre de negocios, sabe que debe mantener fluidas y cordiales relaciones con los gobiernos de turno, porque sus variados proyectos de inversión dependen en gran medida del poder político asentado en La Moneda y al respecto recordamos con cierta vergüenza la venta prácticamente obligada del Hotel Carrera que dicho empresario le hizo al gobierno de Lagos, en razón a lo menguadas que eran las cifras que entregaba la explotación comercial de ese tradicional y elegante equipamiento hotelero.

En esa época, el arquitecto Teodoro Fernández había ganado el concurso público convocado por el MOP para la construcción del edificio de la Cancillería en el sitio disponible en la esquina sur poniente de las calles Moneda y Teatinos, pero a última hora ese ministerio expresó al anterior que la institucionalidad competente había adoptado otra decisión, la que era acomodar como fuese posible, a todos los funcionarios del Ministerio de RREE en ese elegante hotel comprado a Luksic porque éste así lo quería.

Tiempo después, gobierno de Piñera, el arquitecto Fernández proyectó un digno edificio público, respetando la escala y estilo del sector, en la esquina antes mencionada el que es ocupado hoy parcialmente por la Contraloría General de la República y por otros servicios de la administración del Estado. Como una situación graciosa y anecdótica, señalamos que por mucho tiempo el edificio remodelado interiormente a la fuerza de la Cancillería operó en forma clandestina en razón a que, por falta de estacionamientos, el Director de Obras Municipales de Santiago no ha certificado la recepción final y para morirse de la risa el costo total de este reacomodo fue más caro que el edifico proyectado por Fernández.

Ni qué hablar mayormente de lo acontecido en Lima, Perú, con una fábrica de tallarines y fideos proyectada por la gente de Luksic en una zona ambientalmente protegida y que el empresario quería construir de todas maneras, a pesar de que la regulación de uso de suelo lo impedía. En su intentona para construir la planta sus gerentes de Lucchetti se relacionaron muy amigablemente con el conocido Vladimiro Montesinos, mandamás del Servicio de Inteligencia Nacional de ese país y hombre de confianza del reo Alberto Fujimori. En este caso frustrado intervino el poder judicial peruano y se comentó que para obtenerse la autorización correspondiente corrieron unos cuantiosos billetitos verdes de alta denominación, lo que fue desmentido por la empresa interesada.

Por último, el mundo seguirá su curso y sería conveniente que Ottone no siga siendo tan engreído y que los ultra millonarios Matte y Luksic no vuelvan a hacer sus habituales pillerías, toleradas por la casta política, porque el mayor dinero que obtendrán con ellas no lo podrán disfrutar en la otra vida.