Sexismo en la política: Un fenómeno global

El mundo político sigue siendo un ambiente mayoritariamente masculino, donde las mujeres enfrentan sexismo de manera anecdotaria y estructural. Esa situación limita el acceso de las mujeres al poder, así como también la posibilidad de votar leyes que toman en cuenta perspectivas de género.

El mundo político sigue siendo un ambiente mayoritariamente masculino, donde las mujeres enfrentan sexismo de manera anecdotaria y estructural. Esa situación limita el acceso de las mujeres al poder, así como también la posibilidad de votar leyes que toman en cuenta perspectivas de género.

En las últimas semanas se ha desarrollado en Francia un escándalo de acoso sexual que implica a un diputado medioambientalista, Denis Baupin, y varias diputadas del mismo partido. Las acusaciones fueron publicadas por una investigación periodística y ahora el Ministerio Público se ha involucrado en el caso.

Esto es la punta del iceberg. Una semana después, 17 políticas francesas publicaron una llamada en contra del machismo en política, contando anécdotas y mecanismos comunes a partidos de todos los espectros.

Semanas antes había salido otra petición, la de cuarenta reporteras que relataban el sexismo que enfrentaban en su trabajo y en el diario vivir. “¿Y si, esta vez, el miedo cambiaba de lado?” se preguntaban las mujeres políticas en su carta.

En América Latina, cada vez más mujeres se hacen presentes en la arena política. Un informe de la Unión Interparlamentaria del año 2013 muestra que la región lidera en el mundo, con una tasa que sigue subiendo más que en otras zonas. Sin embargo, en el año 2013, la cantidad de mujeres en política subió sólo un 1.1 por ciento.

A nivel regional, las situaciones cambian inmensamente de un país a otro. Cuba, Bolivia y Argentina lideran la región, con leyes de cuotas y las más altas tasas de mujeres electas en cargos oficiales. Por otro lado, en Brasil, menos del 10 por ciento de los integrantes de la Cámara de Diputados son mujeres y el presidente interino Michel Temer, que en su primer día de gobierno eliminó el Ministerio de la Mujer, nombró sólo ministros hombres. En Chile, las mujeres representan aproximadamente el 15 por ciento de cada Cámara, una de las tasas más bajas de la región.

Pero más allá de esas cifras, la cultura machista y los mecanismos poco claros al interior de los partidos siguen siendo problemas que impiden a las mujeres a llegar a cargos de poder. Así lo explica Javiera Arce, de Fundación Chile 21: “Los procesos de negociación y los procesos internos de los partidos políticos son poco democráticos, poco transparentes y poco accesibles y además son violentos”.

Las mujeres, a menudo, presentan “asimetrías para competir”. En una entrevista con el diario salvadoreño La Prensa Gráfica, la brasileña Luiza Carvalho, directora de ONU Mujeres, explicó el fenómeno así: “No basta que ella demuestre toda su capacidad como política, aun así, en términos de su trayectoria, la mujer no tiene las alianzas ni las redes que la conecten con recursos necesarios para financiación de sus candidaturas. En términos de los partidos también hay una nítida preferencia por candidaturas masculinas”.

Hablando de la ley de cuotas, la diputada Daniella Cicardini explica lo importante de aplicar esta medida incluso dentro de los partidos políticos: “Hemos establecido que exista esta misma cuota de 40 por ciento de participación en espacios de las directivas que tienen los partidos”.

Una vez que llegan al poder, las violencias o situaciones de discriminación no se detienen y hay pocos recursos para las víctimas. Las Cámaras son otros espacios públicos, mayoritariamente masculinos, donde mecanismos similares se despliegan.

“En el Congreso se ve y se siente mucho. Han pasado bastantes casos, uno en particular a mí. Hay una posición de desmenuzar a la mujer, de no considerarla o de no considerar sus opiniones”, comentó la diputada Cicardini. “Es bien sencillo, a lo mejor bien absurdo, pero sí afecta”, agregó.

Bolivia, por ejemplo, votó una ley en el año 2012 Contra el Acoso y la Violencia Política hacia las Mujeres– un progreso importante para reconocer un problema endémico.

“La idiosincrasia es tan brutal en Bolivia, que se hayan registrados eventos en que prácticamente una vez un alcalde, no me acuerdo de qué comuna en Bolivia, había intentado ahorcar a una consejera para que renunciara”, ilustra Javiera Arce.

Se pueden encontrar varias noticias que relatan casos de acoso o de violencia en Bolivia: una concejala del municipio de Achacachi, en el departamento de La Paz, reportó haber sido golpeada por tres colegas para que renunciara, mientras otras fueron amenazadas de muerte en el municipio de Calacoto.

La paridad en política no es solo un concepto teórico: la presencia de las mujeres en puestos de poder para cambiar una sociedad hecha por los hombres, para los hombres.

“Todas las políticas públicas diseñadas carecen de perspectiva de género. Cuando tu estás en desigualdad de posición, y tienes muy pocas mujeres a dentro del Congreso, es muy difícil avanzar en agenda de género sistemática”, analiza Arce.

Es necesario que las mujeres tengan representación en cargos de poder para avanzar temas de género, pero esas mismas políticas son necesarias para que mujeres lleguen a ocupar esos cargos. En el sector público chileno, las mujeres representan más de 55 por ciento de los empleados, pero solo 30 por ciento de los cargos directivos.

Últimamente, las políticas públicas no se han hecho cargo de los temas de género como deberían. Por ejemplo, los primeros proyectos de ley en contra de la violencia intrafamiliar se tramitaron en 1988 e ingresaron al Congreso recién en 1991. Además, Arce explica que la ley debió apuntar explícitamente a las violencias ejercidas en contra de las mujeres, pero para que la ley pasará en el Congreso el concepto fue ampliado hacia “violencias intrafamiliares”.

Eso no sólo cambió el enfoque de la ley, sino que también contribuyó al no reconocimiento de dicho fenómeno como una realidad. El femicidio solo fue identificado legalmente el año 2005, gracias al trabajo de las diputadas Adriana Muñoz y Maria Antonieta Saa.

En Chile, entre el año 2007 y 2012 se produjeron 273 femicidios y este año 2016 ya se han producido 14. El último ocurrió el 12 de mayo en la ciudad de Pudahuel, donde un hombre rompió una botella en la cabeza de su expareja y la estranguló, según la información entregada por el Sernam – eso, pocos días después del caso de Nabila Rifo en Coyhaique.

Para proponer leyes que protegen a las mujeres es importante que más mujeres lleguen a cargos de poder donde pueden tomar decisiones. La paridad todavía no es una realidad en Chile, donde además las mujeres que están en posiciones de poder enfrentan esas mismas violencias estructurales y sexismo en el marco político, sin diferencias entre partidos.





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