Señor Director:
En 2006 los estudiantes secundarios se levantaron para cambiar el sistema educacional chileno. Marcaron el primer año de la Presidenta Bachelet, e instalaron de forma permanente el tema en la agenda nacional.
Fueron dos anuncios: el alza en el valor de la PSU y la restricción del uso del pase escolar a sólo dos veces al día, lo que encendió la mecha. Era abril de 2006, en pleno primer gobierno de Michelle Bachelet, y el malestar en la comunidad escolar comenzaba a adoptar forma de protesta callejera. Los paros y las tomas de colegios pasaron a ser noticias habituales y al poco tiempo ya nadie dudaba en hablar de un nuevo movimiento, la “Revolución de los Pingüinos”.
10 años después de la revolución pingüina y los recientes episodios ocurridos en las inmediaciones y alrededores del Congreso Nacional, Palacio de la Moneda y Ministerio de Educación, en repudio a las demandas educacionales incumplidas por el gobierno, entre otras, cabe destacar la poca seriedad de la actual administración estatal en dar solución a temas que han estado en la agenda política dormidas desde hace años, como lo son la desmunicipalización efectiva de los establecimientos educacionales, el cambio del sistema de financiamiento de los colegios públicos y la gratuidad universal de la educación en todos sus niveles.
Hasta qué punto habrá que esperar para generar un cambio significativo en la educación de este país, será necesario seguir marchando por un petitorio que hace años solicita las mismas demandas o bien nuevamente tendrán que ser los mismos ciudadanos, quienes por iniciativa propia y particular, tomen las riendas y den soluciones al problema educacional que afecta a toda la población y directamente a las familias que la conforman, quienes ven en sus hijos, sobrinos y nietos, y en su formación educacional, la esperanza de avanzar, crecer, obtener un título profesional y contribuir a la sociedad de la que son parte, con el único objetivo de acortar brechas y generar nuevas y mejores oportunidades para el bien común de todos los ciudadanos.
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