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Zungun: Palabras que brotan de la tierra y el corazón

Si solo una acepción de las muchísimas que tiene este diccionario escrito por Ziley Mora nos permite hacer un breve comentario que podría convertirse en un ensayo etnográfico, imaginemos las posibilidades de entendimiento que se nos abren si quisiéramos profundizar en la polisemia del mapuzungun, en esta multiplicidad de significados y conexiones que van adquiriendo entre unas y otras, que transforma a quienes lo hablan en su forma de ver la vida, no solo en una forma de nombrarla.

Vivian Lavín

  Viernes 10 de junio 2016 10:46 hrs. 
Mapuche

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Según Ziley Mora, lo que se ha hecho con la lengua mapuche al intentar traducirla según la bases de la gramática castellana se puede comparar a la acción de “secar un pozo cultural”. Dice que la polisemia o multiplicidad de significados de los términos en esta lengua originaria se constriñen a tal punto cuando se intenta reproducirlas de igual a igual con la lengua de los conquistadores, queda vacía, esquelética.

¿Qué es lo que tiene el mapuzungun para que este profesor de latín y griego y autor de numerosos libros sobre el pueblo mapuche, su lengua y cosmogonía le dé un tratamiento tan especial? El especialista dice que la lengua de nuestros ancestros mapuche es aglutinante, polisignificante e incorporativa, lo que impide la traducción mecánica, esto de reemplazar una palabra por otra para comprenderla como un simple sinónimo. Así se entiende que en el Diccionario Mapuche que acaba de editar llamado ZUNGUN. Palabras que brotan de la tierra (Ed. Uqbar) venga acompañado de textos introductorios que explican ciertas acepciones de manera amplia, incluso y esto sí que es novedoso, cita la fuente o la persona que le explicó tal o cual interpretación de un término, dando cuenta del trabajo de campo que lo avala.

Hablar una lengua es habitar un territorio semántico que tiene una traducción en la realidad que solo se nos hace visible en la expresión de ese lenguaje. Y para los analfabetos en lengua mapuche, como la gran mayoría de este país, un libro o diccionario como este permite ingresar a un espacio no solo lingüístico, sino que cultural. Es así como nos enteramos de un viejo refrán que dice que “Para ser che, gente, no basta haber nacido del vientre de una mujer”. De modo que para la cosmovisión mapuche la persona no lo es solo por su apariencia humana, sino que por los valores que haya incorporado a través de su vida. Así explica este etnógrafo de oficio que lleva 35 años sumergido en estas lides, que según la tradición mapuche hay principios éticos que nos hacen ser gente o persona, pero que además, hay “ciertas cualidades fundamentales para ser considerado re-che, vale decir, verdaderamente gente. El re-che entonces, debe tener kimche, que equivale a ser respetuoso, inteligente, sabio, creativo; norche, correcto, transparente, lúcido, equilibrado, leal; newenche, fuerte, eficaz, pujante, perseverante, crítico; kümeche, bueno, solidario, justo; zakimche, elegido, enaltecido; lifche, limpio de mente, puro; poyenche, querido, apreciado; ayünche, amado; yewenche, respetuoso… un verdadero decálogo de calidad humana que permite distinguir entre los che, la gente, los re-che, los más altos, verdaderamente personas de los otros, que son considerados animales disfrazados de personas. Lúcida distinción que nos permite entender tanta maldad y mala fe en el ambiente por parte de quienes quieren pasar por lo que no son y, así confundirnos. Una particular especie de animales que se ha venido apropiando de cuerpos masculinos que se especializan en golpear a las mujeres, sacarles sus ojos y matarlas…

Si solo una acepción de las muchísimas que tiene este diccionario escrito por Ziley Mora nos permite hacer un breve comentario que podría convertirse en un ensayo etnográfico, imaginemos las posibilidades de entendimiento que se nos abren si quisiéramos profundizar en la polisemia del mapuzungun, en esta multiplicidad de significados y conexiones que van adquiriendo entre unas y otras, que transforma a quienes lo hablan en su forma de ver la vida, no solo en una forma de nombrarla.

En tiempos de intolerancia, pero sobre todo de ignorancia, un diccionario como este se hace indispensable para quienes quieren parlamentar de manera sincera con el pueblo mapuche desde lo profundo, de manera respetuosa. Para que sea un diálogo entre re-che, entre gentes verdaderas, hombres y mujeres íntegras y virtuosas, que representen lo mejor de ambas naciones, nuestros espíritus y nuestra vocación de hermandad. Una instancia que ni siquiera hemos imaginado, como sería la de elegir democráticamente a nuestros mejores hombres y mujeres, en el plano de los valores profundos de la constitución humana, para que se sienten junto a los re-che del pueblo mapuche a dialogar. Como se hizo antes, en los Parlamentos entre mapuche y españoles, por ejemplo, donde la palabra empeñada se respetaba y en los acuerdos se comprometía la honra…Otro modo de relacionarnos entre nuestras culturas sería posible. Pensar ese otro mundo no es un sueño, es una realidad en construcción y a la espera de que aprendamos del lenguaje de los mapuche y su modo de ver la vida, para integrarnos a ese flujo hermanado con la naturaleza que nos permita escuchar el ZUNGUN o las palabras que brotan de la tierra.

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