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Crónica: El pacto porteño

El maltratado puerto, ese balcón con vista al mar, ícono de la bohemia y la poesía, sufre las consecuencias de un endeudamiento municipal que no consigue salir a flote y mucho menos disminuir la gran desigualdad social.

Yasna Mussa

  Viernes 15 de julio 2016 13:19 hrs. 
Valpo

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Entre las empinadas calles que serpentean los cerros de Valparaíso aún hay heridas que permanecen abiertas. Aunque la memoria es frágil y, a veces indulgente con los políticos, en cada esquina hay una vendedora de abarrotes, un propietario de botillería o un jubilado jugando ajedrez que aún no olvida.

En estos cerros han ocurrido tragedias que siempre se pudieron evitar: Incendios que arrasaron con poblaciones completas, explosiones de gas que hicieron desaparecer edificios enormes en el plan y donde ahora sólo hay un espacio vacío con una placa que recuerda a las víctimas.

Un puerto que tiene tanto de encanto como de olores putrefactos gracias a la basura que se acumula por los rincones, y cuyo sistema de aseo y ornato municipal siempre ha dado muestras de ineficiencia. Cuando se recorre la plaza Aníbal Pinto, por ejemplo, las jaurías de perros dan cuenta del estado de abandono en que se encuentran los animales, primeras víctimas de políticas ausentes destinadas a su control y protección. Siguiendo la ruta, la suciedad se turna con murales artísticos que pintan de colores las fachadas de la ciudad patrimonio. Y en medio de esos contrastes se asoma la Iglesia de La Matriz, en pleno corazón del barrio puerto, monumento nacional desde 1971.

Es en ese templo donde se habla de algo más que sermones y fe. Allí también se habla de acción, de organización y unión vecinal. En ese espacio que alberga crucifijos, vitrales y un cristo tallado por un artista japonés, se dieron cita vecinos y vecinas con ganas de involucrarse en lo que sucedía en sus barrios. Amenazas al patrimonio que empujaron las ganas para conversar sobre el futuro de la ciudad y luego transformar ese intercambio en reuniones que se volvieron constantes.

Rodrigo Márquez es el fundador de www.plazawaddington.cl, una plataforma digital que busca recuperar la tradición oral en Playa Ancha. Él, como muchas otras personas involucradas y comprometidas con su entorno, participó de las reuniones vecinales que dieron pie a lo que después se conformaría como Pacto La Matriz.

“Yo creo que es un movimiento bien interesante, porque si bien se trata de un movimiento disidente a las dos macro alternativas que tenemos en este minuto, también se trata de un movimiento propositivo”, señala Márquez.

Rodrigo Márquez relata que el origen de esta iniciativa se remonta a las reuniones vecinales para enfrentar varios mega proyectos que amenazaban al puerto. “Esto comienza cuando algunas estaban en contra de la construcción del terminal dos del puerto, otros en contra del mall y otros en contra de la construcción de la cantera en Laguna Verde. Y de todos esos “no”, de estar “en contra de”, se pasa a este “sí”, que es esta primaria de ciudadanos, que busca proponer algo distinto, más allá del candidato electo”, subraya Márquez.

Jorge Castro y el incendio

‘¿Te invité yo a vivir aqui?’ Esta fue la pregunta que sorprendió no sólo a los porteños, sino que al país entero cuando el actual alcalde, Jorge Castro, respondió con ironía a Andrés Silva, integrante de la comunidad de El Vergel Alto, en el Cerro la Cruz. Las llamas lo dejaron en la calle ese pasado 12 de abril de 2014, en el que se considera el mayor incendio urbano en la historia de Chile. Doce barrios de la ciudad sufrieron las consecuencias convirtiéndose en una deuda pendiente con las víctimas de la tragedia, en la que casi 3 mil viviendas resultados destruidas.

Por eso las próximas elecciones del 23 de octubre no son un tema menor. Con Castro como representante de la derecha y Leopoldo (DJ) Méndez como triunfador de las primarias organizadas por la Nueva Mayoría, los que aún combaten el olvido se unieron para mandar una señal.

Organizaron elecciones primarias ciudadanas en las que los cinco candidatos participantes asumieron el compromiso de apoyar a quien resultase electo. Jorge Sharp, un abogado de 31 años, oriundo de Punta Arenas, militante del movimiento autonomista y ex presidente de la Federación de Estudiantes la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, fue el ganador gracias a los mil 703 votos obtenidos.

Para Sharp, los más de 5 mil votos con que contó la iniciativa son la respuesta a una fórmula que ya fracasó. “Fracasaron, y lo digo en varios sentidos, en varios niveles. Fracasaron en cuanto instrumento para profundizar la democracia, fracasaron en cuanto modelo para asegurar la igualdad a todos los ciudadanos independiente de su origen social, hicieron de los derechos que son cuestiones básicas para la vida, un negocio, fracasaron en cuanto a representar los intereses de la mayoría de los chilenos y de las chilenas”, analiza Sharp.

El maltratado puerto, ese balcón con vista al mar, ícono de la bohemia y la poesía, sufre las consecuencias de un endeudamiento municipal que no consigue salir a flote y mucho menos disminuir la gran desigualdad social.

Por eso, Jorge Sharp se apega al optimismo y a la base que sostiene el movimiento que lo lleva como representante ante las urnas. “Nosotros estuvimos conversando sobre Valparaíso en parroquias, en universidades, en sindicatos, en juntas de vecinos, en las plazas. O sea, de alguna manera, este ejercicio es un antecedente muy importante para pensar que el tejido social de Valparaíso se está reconstituyendo, que aquí es clave para un proyecto de cambio”, dice el representante ciudadano.

Pero aunque el entusiasmo alentó a buena parte de los participantes de las organizaciones sociales, Julia Parra, una comerciante de 45 años se muestra escéptica. Para ella, cualquiera que se acerque a la política acepta el juego sucio. No cree ni siquiera en los independientes ni movimientos sociales y defiende su argumento citando el reciente caso del diputado Iván Fuentes, quien se hizo conocido como dirigente social en Aysén. Hace sólo unos días, la televisión daba a conocer los dineros que recibió por parte de empresas pertenecientes a la agrupación de las industrias pesqueras más importantes del sur austral, quienes le entregaron cuantiosas sumas cuando se desempeñaba como dirigente gremial, durante su campaña al Parlamento y otros 15 millones de pesos gestionados por el senador Patricio Walker.

Sharp es enfático al recalcar que no toda la política es un juego sucio y tramposo. Hay quienes quieren apostar a algo distinto y para eso cita a su compañero, el diputado Gabriel Boric, quien ha mantenido su independencia y, hasta ahora, una buena evaluación de su gestión. Lo importante, dice Sharp, es destacar la relevancia de estos comicios ciudadanos, pues “al tener un carácter inédito es difícil compararlo con un ejercicio anterior. Fue inédito porque es la primera vez que las fuerzas políticas de cambio, los movimiento sociales de Valparaíso y sus organizaciones se pusieron de acuerdo para poder realizar una primaria para poder elegir un candidato común, generalmente íbamos todos muy separados y en torno a un programa común”.

Entre escépticos y crédulos, el pacto que surgió en una iglesia intenta que los vecinos recuperen la fe. O las ganas. Y en ese vaivén solo queda esperar.

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