Mientras el Gobierno perfecciona su herramienta de medición de enfermedades y tratamientos de la población para la generación de mejores políticas públicas y cobertura estatal, especialistas demandan a las autoridades inversión en salud mental en los establecimientos públicos.
“Dentro de la corriente psicoanalítica, los últimos cambios sobre la forma en que se atienden a los pacientes, han hecho difícil la aplicación de la técnica”, advirtió Eleonora Casaula, psicóloga de la Universidad Católica y presidenta de la Sociedad Chilena del Psicoanálisis, ICHPA.
A la experta le preocupa que los pacientes no se mejoren al ser atacados sus síntomas sin ser respaldados por un verdadero reconocimiento del proceso psicológico que hay detrás. Según ella habría pacientes que son del “inventario de los consultorios”, puesto que han sido atendidos por muchos médicos.
“Uno ve a un paciente apenas 30 minutos, en lugar de 40 o 50, y lo ve a veces una vez al mes. Esto hace que el vínculo y/o compromiso con el paciente sea tan precario porque no hay frecuencia. La demanda de pacientes es enorme y el número de profesionales es muy poco”, aseguró.
El psicoanalista de la Universidad de Chile e integrante del Programa de Reparación y Atención Integral en Salud y Derechos Humanos (PRAIS), Felipe Matamala, coincidió con la representante de ICHPA y señaló que el Auge considera depresiones de moderadas a graves en el caso de los adultos, como por ejemplo primeros brotes psicóticos y alcoholismo.
En esta materia, el especialista criticó el número acotado de sesiones con apoyo económico fiscal que implican un tratamiento menor, lo que a su juicio, cambiaría con más profesionales dedicados al psicoanálisis en el sector público.
“Las dificultades que hay es que las plazas de psicólogos a nivel de la red de salud es muy poca porque Contraloría otorga al Ministerio de Salud muy pocos cargos. Tenemos unidades en que trabajan seis o siete profesionales para una población de las comunas de Puente Alto, La Florida, La Pintana, entonces aparece un problema en cuanto a la cantidad y calidad de la atención”, sostuvo.
El psicólogo advirtió que las enfermedades psicosomáticas no están siendo detectadas por el plan de salud mental puesto que se ha dado prioridad a la depresión. Sin embargo para él, situaciones colaterales a una salud mental como un cáncer, pueden hacer que el cuadro crítico se agudice.
Asimismo, los especialistas reparan en que la sola cobertura en medicamentos no es suficiente para este tipo de pacientes, sino que se requiere de un apoyo psicológico garantizado.
Mientras el Gobierno perfecciona su herramienta de medición de enfermedades y tratamientos de la población para la generación de mejores políticas públicas y cobertura estatal, especialistas demandan a las autoridades inversión en salud mental en los establecimientos públicos.
“Dentro de la corriente psicoanalítica, los últimos cambios sobre la forma en que se atienden a los pacientes, han hecho difícil la aplicación de la técnica”, advirtió Eleonora Casaula, psicóloga de la Universidad Católica y presidenta de la Sociedad Chilena del Psicoanálisis, ICHPA.
A la experta le preocupa que los pacientes no se mejoren al ser atacados sus síntomas sin ser respaldados por un verdadero reconocimiento del proceso psicológico que hay detrás. Según ella habría pacientes que son del “inventario de los consultorios”, puesto que han sido atendidos por muchos médicos.
“Uno ve a un paciente apenas 30 minutos, en lugar de 40 o 50, y lo ve a veces una vez al mes. Esto hace que el vínculo y/o compromiso con el paciente sea tan precario porque no hay frecuencia. La demanda de pacientes es enorme y el número de profesionales es muy poco”, aseguró.
El psicoanalista de la Universidad de Chile e integrante del Programa de Reparación y Atención Integral en Salud y Derechos Humanos (PRAIS), Felipe Matamala, coincidió con la representante de ICHPA y señaló que el Auge considera depresiones de moderadas a graves en el caso de los adultos, como por ejemplo primeros brotes psicóticos y alcoholismo.
En esta materia, el especialista criticó el número acotado de sesiones con apoyo económico fiscal que implican un tratamiento menor, lo que a su juicio, cambiaría con más profesionales dedicados al psicoanálisis en el sector público.
“Las dificultades que hay es que las plazas de psicólogos a nivel de la red de salud es muy poca porque Contraloría otorga al Ministerio de Salud muy pocos cargos. Tenemos unidades en que trabajan seis o siete profesionales para una población de las comunas de Puente Alto, La Florida, La Pintana, entonces aparece un problema en cuanto a la cantidad y calidad de la atención”, sostuvo.
El psicólogo advirtió que las enfermedades psicosomáticas no están siendo detectadas por el plan de salud mental puesto que se ha dado prioridad a la depresión. Sin embargo para él, situaciones colaterales a una salud mental como un cáncer, pueden hacer que el cuadro crítico se agudice.
Asimismo, los especialistas reparan en que la sola cobertura en medicamentos no es suficiente para este tipo de pacientes, sino que se requiere de un apoyo psicológico garantizado.
Mientras el Gobierno perfecciona su herramienta de medición de enfermedades y tratamientos de la población para la generación de mejores políticas públicas y cobertura estatal, especialistas demandan a las autoridades inversión en salud mental en los establecimientos públicos.
“Dentro de la corriente psicoanalítica, los últimos cambios sobre la forma en que se atienden a los pacientes, han hecho difícil la aplicación de la técnica”, advirtió Eleonora Casaula, psicóloga de la Universidad Católica y presidenta de la Sociedad Chilena del Psicoanálisis, ICHPA.
A la experta le preocupa que los pacientes no se mejoren al ser atacados sus síntomas sin ser respaldados por un verdadero reconocimiento del proceso psicológico que hay detrás. Según ella habría pacientes que son del “inventario de los consultorios”, puesto que han sido atendidos por muchos médicos.
“Uno ve a un paciente apenas 30 minutos, en lugar de 40 o 50, y lo ve a veces una vez al mes. Esto hace que el vínculo y/o compromiso con el paciente sea tan precario porque no hay frecuencia. La demanda de pacientes es enorme y el número de profesionales es muy poco”, aseguró.
El psicoanalista de la Universidad de Chile e integrante del Programa de Reparación y Atención Integral en Salud y Derechos Humanos (PRAIS), Felipe Matamala, coincidió con la representante de ICHPA y señaló que el Auge considera depresiones de moderadas a graves en el caso de los adultos, como por ejemplo primeros brotes psicóticos y alcoholismo.
En esta materia, el especialista criticó el número acotado de sesiones con apoyo económico fiscal que implican un tratamiento menor, lo que a su juicio, cambiaría con más profesionales dedicados al psicoanálisis en el sector público.
“Las dificultades que hay es que las plazas de psicólogos a nivel de la red de salud es muy poca porque Contraloría otorga al Ministerio de Salud muy pocos cargos. Tenemos unidades en que trabajan seis o siete profesionales para una población de las comunas de Puente Alto, La Florida, La Pintana, entonces aparece un problema en cuanto a la cantidad y calidad de la atención”, sostuvo.
El psicólogo advirtió que las enfermedades psicosomáticas no están siendo detectadas por el plan de salud mental puesto que se ha dado prioridad a la depresión. Sin embargo para él, situaciones colaterales a una salud mental como un cáncer, pueden hacer que el cuadro crítico se agudice.
Asimismo, los especialistas reparan en que la sola cobertura en medicamentos no es suficiente para este tipo de pacientes, sino que se requiere de un apoyo psicológico garantizado.
