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Estados Unidos llama a matar a los militares rusos e iraníes en Siria

Michael Morell ex subdirector de la CIA, ha llamado recientemente a “matar de manera clandestina” a rusos e iraníes, que apoyan a la sociedad siria en su lucha contra el terrorismo takfirí.

Pablo Jofré

  Martes 16 de agosto 2016 14:37 hrs. 
Asesinatos Selectivos a Rusos e Iranies

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Morell ha hecho este llamado, para ser ejecutado contra ciudadanos de la Federación Rusa y de la República Islámica de Irán, con el objeto que “paguen un alto precio” por sus actividades antiterroristas contra los grupos terroristas takfiríes que operan fundamentalmente en Siria. Apoyados, precisamente por el gobierno estadounidense y sus aliados europeos y de Oriente Medio. Tales declaraciones fueron efectuadas, por este ex alto funcionario de la CIA, en el programa CBS This Morning donde, a la par de llamar al asesinato contra rusos e iraníes sostuvo que “hay que suministrar más armas y financiamiento a los grupos rebeldes moderados” eufemismo con que Washington suele denominar a las bandas armadas que no son EIIL – Daesh en árabe – o el Frente Fath al Sham – denominada anteriormente como Frente al Nusra –

Las gravísimas declaraciones de Morell, dan cuenta de la política que impera en el seno del gobierno estadounidense y los miembros más belicistas de esta sociedad. No tan distinta de aquellas declaraciones signadas por el Secretario de Estado John Kerry quien en diciembre del año 2015 sostuvo que si “Rusia e Irán forman un bloque de apoyo a Siria y permiten que al Assad haga fracasar el proceso – que era hablar de sacar al presidente sirio de la escena política – nos veremos a obligados a tomar duras medidas, pues representan una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos y todos los países de Europa”.

Morell sólo expresó ante CBS This Morning lo que su referente político sostuvo y lo que los gobiernos estadounidenses, sean estos demócratas o republicanos tienen en el seno de su actuar en política exterior: eliminar a todo aquel que se opongan a sus planes hegemónicos ya sea en Latinoamérica, el Magreb u Oriente Medio. Y, al  mismo tiempo, trabajar por seguir obteniendo enormes ganancias a partir de la venta de armas a países de la zona. Esto, bajo el argumento de las amenazas del terrorismo takfirí en el marco de mantener en activo el complejo militar industrial estadounidense, base del modelo político y económico de Estados Unidos.

Entre el año 2015 y lo que va del año 2016 Washington ha concretado ventas de armas Arabia Saudita, Egipto y las Monarquías Ribereñas del Golfo Pérsico por 10 mil millones de dólares, a lo que debemos agregar la venta de armas y equipos a sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN – obligados a incrementar su presupuesto militar hasta alcanzar el 2% del PIB en el plazo de una década. Definido esto en la 27ª Cumbre celebrada en Newport, Inglaterra el año 2014 y vuelto a colocar en la agenda de trabajo en la 28ª Cumbre efectuada en Varsovia en el pasado mes de julio.

Morell, después de su retiro de la CIA en noviembre del año 2013 fue contratado por la Consultora Beacon Global Strategies y como colaborador en temas de inteligencia y seguridad nacional, para la cadena informativa CBS. En esta última labor es donde amplió sus bizarras afirmaciones respecto a que el gobierno de Estados Unidos “debe bombardear la oficina del presidente sirio, a mitad de la noche, destruir los aviones presidenciales y los helicópteros mientras se encuentran en tierra y hacer saber a Al Assad que Washington lo persigue. Quiero asustar a Al Assad”, concluyó Morell.

Las palabras de este ex funcionario de la CIA  – habitual en ex empleados ligados a los servicios de inteligencia una vez desligados del gobierno –  han tenido, desde marzo del año 2011, su expresión práctica en la guerra de agresión llevada a cabo contra la sociedad siria y su gobierno y donde las declaraciones de Morell se inscriben con todo su cinismo. Ninguna de las Cancillerías Europeas, los medios de comunicación occidentales sean estos de Washington, París, Londres, Berlín y sus corifeos de otras capitales aliadas levantaron una voz de condena frente a esta convocatoria a realizar asesinatos selectivos, clandestinos.

El pretexto es que se trata de declaraciones de personas, que ya no están en activo, pero bien sabemos que siguen vinculados como asesores, consultores, miembros de los Think Tank a los cuales acude el Pentágono y las empresas ligadas a la industria de armamentos y agencias de seguridad. Las declaraciones de Morell reflejan una concepción de lo que es la política exterior estadounidense, cuando los objetivos no se están cumpliendo como ellos lo han planificado.

Imaginemos, por un momento, que un Ex Jefe de Inteligencia del Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa – FDS – o del Servicio de Inteligencia de la República islámica de Irán, en una entrevista radial, televisiva o ante un medio escrito – no en secreto o al amparo de una conversación en off – sino que al aire y llegando a millones de televidentes, afirman que es necesario “hacer pagar un alto precio a ingleses, estadounidenses, italianos, israelíes, turcos, ciudadanos franceses entre otros desplegados en Oriente Medio y que han facilitado la labor de los grupos terroristas como Daesh y Fath al Sham y que para ello lo mejor es asesinarlos de “manera clandestina “ que es lo que en último término significa hacer pagar el precio, según el juicio de Morell y profundamente arraigado en el ADN del establishment político y militar de Estados Unidos y sus socios de la OTAN.

¿Cómo reaccionaría Occidente ante un llamado a asesinar a ciudadanos de sus países? ¿Cuánto tiempo pasaría, para que se convocara al Consejo de Seguridad de la ONU,  para analizar tan grave verbalización de órdenes de asesinatos y vía libre para operaciones encubiertas, clandestinas en el imaginario de Morell? ¿Qué sanciones, qué tipo de bloqueos, qué prohibiciones se comenzarían a ejecutar? Sin embargo, Morell y su llamado a la matanza, a asesinar a los asesores rusos e iraníes, que apoyan a la sociedad siria y a su gobierno  no han merecido reparo alguno. Simplemente han sido pasadas por alto por aquellos medios de comunicación, que suelen poner el grito en el cielo cuando algún exabrupto de esa dimensión fuese realizada por ciudadanos de países enemigos de occidente.

Esta historia de acciones encubiertas no es nueva, han sido parte de la práctica habitual de los gobiernos estadounidenses, sobre todo a partir de la decisión del gobierno de ex presidente George W. Bush en su “lucha contra el terrorismo” tras los atentados del 11 de septiembre del año 2001. Asesinatos selectivos, denunciados por organismos internacionales como Amnistía internacional y Human Rights Watch, sobre todo por el uso de drones contra militantes de Al Qaeda en Afganistán, Yemen y Paquistán. Imputaciones,  que recibieron la confirmación de la propia Casa Blanca, a través de la ex Consejera de Seguridad Nacional Condoleezza Rice. Esta, ante la cadena Fox News señaló “El Presidente Bush le ha dado una amplia autoridad a funcionarios de Estados Unidos, en una variedad de circunstancias, para hacer lo que sea necesario para proteger este país”. Fue lo que el régimen de George W. Bush denominó hace tres lustros “Un Nuevo Tipo de Guerra” replicado letra a letra por su socio israelí.

Morell lo entendió así, y sus declaraciones podrían dar pié para investigar con más profundidad cuánta gente asesinó la CIA para conseguir sus objetivos. Mismo trabajo llevado a cabo por el Mossad israelí, que con clara autorización de los servicios de inteligencia de Washington y sus socios europeos han asesinado a científicos iraníes ligados al Programa Nuclear de la nación persa, como también el asesinato de miembros de la resistencia palestina en diversos países. La actual campaña contra la ocupación israelí de los territorios palestinos denominado BDS –Boicot, Desinversión y Sanciones – preocupa a las autoridades sionistas, que han propuesto tomar medidas similares a las señaladas por Michael Morelll “asesinar a activistas del Boicot a Israel”.

Efectivamente, el pasado mes de marzo de 2016, los organizadores de la Conferencia “Stop BDS” celebrada en la ciudad palestina de Al Quds, exigieron tomar cualquier tipo de medidas, que permita frenar lo alcances de esta campaña contra la política sionista de ocupación. El Ministro de Inteligencia de la entidad sionista, Yisrael Katz defendió esta conducta señalando que “se hace necesario realizar asesinatos selectivos de activistas que apoyen el movimiento BDS”.

Los asesinatos selectivos, los llamados a realizar operaciones encubiertas, matar de manera clandestina se han convertido en parte consustancial de la visión y misión de los servicios de inteligencia como la CIA, el Mossad, el MI6. La Direction Générale de la Securité Extérieure de Francia, entre otros. Denunciados por organismos defensores de derechos humanos y la sociedad civil, los gobiernos involucrados en este tipo de actividades suelen desechar cualquier tipo de condena a las declaraciones como las de Michael Morell o Yisrael Katz,  reafirmando que la histeria y el temor ante Rusia e Irán domina a sus gobiernos y sus expresiones mediáticas.

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