Desde el primer minuto, la dictadura tuvo una especial preocupación por los medios de comunicación. Al mismo tiempo que los aviones de la Fach bombardeaban La Moneda, las antenas de Radio Magallanes eran bloqueadas apagando la voz del último discurso del presidente Salvador Allende.
Sin embargo, hubo medios que no acataron la censura y periodistas que poniendo en riesgo su vida y contra todas las dificultades, optaron por informar lo que pasaba en un Chile bajo dictadura, una realidad ausente en la mayoría de los medios de comunicación.
El último libro de Ediciones Radio Universidad de Chile “Crónicas sin mordaza”, reúne distintos testimonios sobre los comunicadores que lucharon contra el régimen de Pinochet y que decidieron no guardar silencio ante la fuerte represión del periodo.
La obra fue lanzada oficialmente este martes en la Sala Máster de Radio Universidad de Chile, por la presidenta del Colegio de Periodistas, Javiera Olivares, y el escritor Jorge Montealegre.
“En varios testimonios de este libro hay escenas de humor que es muy difícil contarlas si no se incorpora el humor para decirlas. El humor siempre estuvo presente para poder enfrentar la adversidad. Fue un aliado imprescindible y sin humor hay mucho temas muy serios que no podríamos tocarlos, temas de enfermedad, de muerte, de dolor, de represión y de tortura incluso”. afirmó Montealegre
El libro fue editado por los periodistas Mónica Rodríguez y Luis Schwaner, quien aseguró que este libro es el fruto de la necesidad de seguir narrando la historia incontada de este país.
“Había una suerte de valentía que nacía desde el propio temor. Esa valentía era irreflexiva también, no nos dábamos cuenta en lo que nos metíamos. Lo hacíamos porque era un imperativo, sin medir las consecuencias. Entonces quienes pudimos sobrevivir a todo eso, tenemos el deber moral de dejar constancia para las futuras generaciones de lo que entonces pasó”.
“Crónicas sin mordaza”, busca preservar la memoria de lo ocurrido a treinta y cuatro periodistas en dictadura, con el propósito de que pueda ser conocido por las futuras generaciones de profesionales de la prensa, pero también por toda la ciudadanía.
Testimonios que dan cuenta de la brutalidad e ignominia de esos oscuros años en los que, pese a todas las barreras, sortearon los obstáculos de la censura y la represión para informar de las violaciones a los derechos humanos, para desmentir los montajes articulados por los organismos de seguridad que se ejecutaban en el país y que los medios “oficiales” callaron y continúan callando.