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Tribunal de La Haya podría declarar a Monsanto culpable de ecocidio

En Chile, el senado debe resolver en un plazo de dos años si aprueba el tratado transpacífico que, entre otras cosas, facultaría a la trasnacional agropecuaria a internar semillas transgénicas y determinar su forma de comercialización.

Francisco Velásquez

  Martes 18 de octubre 2016 7:00 hrs. 
monsanto

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“Será para estar alertas, será para estar pendientes de como un monstruo de mil cabezas con una fusión perversa ahora Bayer Monsanto nos quiere seguir haciendo más pobres, seguir contaminando, seguir provocando más pobreza y más desnutrición en nuestras regiones”, afirma Rolando Lemu, miembro de la red de soberanía alimentaria de Guatemala.

El tribunal Internacional contra Monsanto que funciona en la Haya, sesionó por primera vez el 15 y 16 de este mes. Dentro de los alegatos llamó a más de 30 testigos de todo el mundo a declarar por delitos de violación de Derechos Humanos y genocidio en contra de la empresa trasnacional norteamericana.

En dicho espacio de discusión se busca validar la tipificación del delito de ecocidio la que sancionaría la destrucción sistemática del medio ambiente y las prácticas que Monsanto ha tenido de forma recurrente, desde su participación en la construcción de la bomba atómica, la producción y destrucción de territorios a partir de pesticidas y semillas transgénicas que eliminan la vida silvestre.

Tratado Transpacífico: un regalo para Monsanto

“Monsanto ha generado una estrategia de camuflaje permanente para salvaguardar su explotación en países de todo el mundo. Monsanto quiere seguir con su campaña que permite introducir semillas transgénicas en toda América del sur a pesar de la fuerte oposición de movimientos campesinos e indígenas. La empresa ha explorado la posibilidad de convertirse en Bayer, y así cambiar de color. Lo que hace es llevar de contrabando un  conjunto de exigencias que van a ser imposible de oponerse porque si no vamos a ser denunciados a tribunales internacionales, arriesgando multas millonarias si efectivamente se le imponen cortapisas o se le imponen enmiendas al ingreso de semillas transgénicas”, declaró el senador Alejandro Navarro.

El Tratado Transpacífico que fuera firmado por Michelle Bachelet el pasado febrero se encuentra a la espera de la aprobación del Senado. Lo complejo es que todas las discusiones que se realizaron para la construcción de este documento se hicieron a puerta cerrada y sin consulta a la sociedad chilena.

Si el senado aprueba este tratado tendría que acceder a políticas que protegen el ingreso de semillas transgénicas y prohíbe legislar internamente en contra de esto. Asimismo impone multas millonarias al no cumplir con estos aspectos. De la misma manera, habrá nuevos estímulos legales para expandir el negocio de los transgénicos al mercado interno ahogando la agricultura familiar campesina y la agroecología.

Una de las principales preocupaciones de las organizaciones contrarias a la transnacional de semillas es el uso de glifosato, el producto estrella de Monsanto.

“El glifosato es un herbicida que provoca reducción drástica de  la biodiversidad en los campos porque elimina toda especie vegetal solamente deja en pie los cultivos transgénicos  toda la vegetación alrededor de esos cultivos muere y con ellos mueren los insectos benéficos y también se ven afectadas las comunidades que viven en ese entorno contaminado”, explica Maria Elena Rozas, Coordinadora Nacional de la Red Acción de Plaguicida y sus Alternativas en Chile.

Pese a sus conocidos efectos nocivos, el producto ni siquiera está siendo analizado de forma preventiva por sus daños a largo plazo, problemas que en Argentina han llevado a que comunidades aumenten el número de personas que padecen cáncer por el contacto con este producto, por ejemplo.

“Es muy lamentable que en Chile no se haya prohibido el glifosato, está permitido y no solo eso, lo está con etiqueta verde, es decir se le dice a los usuarios que este producto poco menos que es amigable con el medio ambiente, pero esa etiqueta, esa clasificación solo está basada en su efecto agudo no en el efecto crónico que es el preocupante” agrega la especialista.

El Tribunal dará a conocer su opinión en diciembre de 2016 y será un insumo que los parlamentarios chilenos no podrán obviar, ya que todos los países latinoamericanos que se encuentran incluidos en este tratado están alerta y esperando que no se sigan reproduciendo políticas norteamericanas de producción extractivistas que han destruido y devastado nuestros territorios.

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